El rascacielos de la locura

La Presidenta habló por cadena nacional para presentar un estrambótico proyecto: construir un rascacielos para hacer producciones audiovisuales. Una iniciativa muy poco seria, en momentos en que el país atraviesa una profunda crisis

Si algún argentino pensaba que en la cadena nacional convocada por Cristina Kirchner se iba a hablar de algunos de los problemas más graves que afectan al país -la inseguridad, la inflación que supera el 40% anual, el flagelo del narcotráfico, la recesión o la caída del empleo- terminó decepcionado.

La primera mandataria y sus aplaudidores demostraron, una vez más, que parecen vivir en la dimensión desconocida. Y por ello gran parte del discurso presidencial estuvo referido a un proyecto que contempla construir una gigantesca torre para desarrollar producciones audiovisuales en Capital Federal, en la zona conocida como Isla Demarchi.

En otras palabras, mientras diariamente hay argentinos que mueren por el accionar de la delincuencia, o tienen la desgracia de perder el trabajo, el kirchnerismo está más preocupado por montar una suerte de Hollywood en la periferia de la Ciudad de Buenos Aires. 

La faraónica obra, según afirmó ayer la “arquitecta egipcia” que tenemos en la Casa Rosada, tendrá como núcleo un rascacielos de 360 metros, casi la misma altura del Empire State Building de Nueva York. Y su vista representará una abstracción geométrica del mapa de la Argentina desde una perspectiva invertida.

El proyecto parece estar hecho a medida de la hija de la presidenta, Florencia Kirchner, quien estudió la carrera de cine en Nueva York y, al igual de lo que sucede con su hermano, nunca se le conoció trabajo estable. Tampoco, ninguno de ellos, han logrado concluir una carrera universitaria.

Al escuchar a la presidenta, a muchos le vino a la memoria el frustrado proyecto de tren bala que impulsó Néstor Kirchner y el denunciado secretario de Transporte, Ricardo Jaime, que está siendo enjuiciado por casos de corrupción. Eso no es todo. La alocución de CFK también hizo acordar al discurso de Carlos Menem, pronunciado en 1996, durante la inauguración del año escolar en un humilde colegio, cuando dijo: "Dentro de poco tiempo se va a licitar un sistema de vuelos espaciales mediante el cual desde una plataforma, que quizá se instale en Córdoba, esas naves van a salir de la atmósfera, se van a remontar a la estratosfera, y desde ahí elegirán el lugar donde quieran ir, de tal forma que en una hora y media podremos estar en Japón, Corea o en cualquier parte del mundo y por supuesto, más adelante en otro planeta si se detecta vida". Su profecía tuvo poco éxito: en la Argentina del siglo XXI, la mayoría de los trenes tienen más de 50 años y los aviones comerciales ni siquiera pueden salir a horario.

La obra presentada por CFK será realizada por la firma Riva SA, propiedad de Amadeo Riva, un empresario que en los años 90 fue socio minoritario de Iberia en Aerolíneas Argentinas y Austral, en el período en que las líneas aéreas de bandera fueron saqueadas y puestas al borde de la quiebra. La situación de Aerolíneas no cambió demasiado (ver página 5).

Riva, actualmente, mantendría una estrecha relación con la familia Macri, al punto que le fue adjudicada varias obras en Capital Federal, y con uno de los empresarios favoritos de CFK: Eduardo Eurnekián, titular de Aeropuertos Argentina 2000.

Según pudo saber Hoy, es tan poco serio el proyecto que presentó Cristina que Riva SA, que deberá hacer una obra presupuestada en $2500 millones, actualmente figura en los registros del Banco Central por haber emitido dos cheques fantasmas por $430,557.66, que al día de hoy aún no fueron saldados.

En definitiva, si no fuera una tragedia, ya que estamos hablando del accionar de un gobierno que está llevando a que cada día haya más pobreza, indigencia y exclusión en el país, lo ocurrido ayer sería una broma de muy mal gusto.

La mentira jubilatoria

En el comienzo de la cadena nacional, Cristina anunció como si fuese todo un logro que promulgó la ley sancionada por el congreso que abre una nueva moratoria previsional para que se puedan jubilar aquellas personas que no cumplen con los años de aportes para acceder a ese beneficio.

Lo que no dijo la Presidenta es que, cuando deje el gobierno, dejará a millones de jubilados viviendo por debajo de la línea de la pobreza, con haberes que no tienen nada que ver con lo que realmente aportaron durante toda una vida de trabajo. Y esto es así porque, durante la mal llamada década ganada, el kirchnerismo metió mano en los recursos de la Anses para cubrir gastos clientelares del gobierno. Así fue como, con los fondos previsionales, se terminó financiado el programa Fútbol para Todos que, en lo que va del año, ya ejecutó el 83% del presupuesto asignado, que asciende a $1.268 millones anuales y que, para colmo, deberá recibir una reasignación de partidas extras para llegar a fin de año.

En lugar de cumplir con el 82% móvil que establece la Constitución Nacional, tal como lo ordenó en reiteradas ocasiones la Corte Suprema de Justicia, el kirchnerismo logró algo inédito: acható como nunca antes la pirámide previsional. Actualmente, más de 70% de los jubilados debe sobrevivir con poco más de $3200 al mes y, para colmo, el viernes podrían quedarse sin cobertura de medicamentos ya que las farmacias anunciaron que cortarán la prestación por las deudas que arrastra el PAMI.