Jugadores del plantel superior les cocinaron a más de 200 familias en el quincho del club en 135 y 518, durante la fría tarde de ayer. Colaboró la Comisión Directiva y los vecinos almorzaron gratis en la institución.
31/05/2020 - 00:00hs
No es un año más para el rugby y todos los que practican este deporte en el país. Además de no poder jugar por las medidas de aislamiento que dispuso el Gobierno, todavía sobrevuelan los preconceptos y la mala imagen que opacó el verdadero espíritu de este deporte, por el resonante caso de los diez imputados por el crimen de Villa Gesell, que circunstancialmente también jugaban a este deporte en la ciudad de Zárate.
Ayer, en La Plata, se vivió algo totalmente distinto. Jugadores de Albatros, un club que milita en las categorías del ascenso de la URBA y que no cobran sueldos por practicar este deporte, les abrieron las puertas del club a todo el barrio Hernández.
Con la premisa de solidarizarse con los menos pudientes, mucho más en tiempos de pandemia en donde muchas personas tuvieron que dejar de trabajar y no perciben salarios por no estar registrados, se organizó un almuerzo popular para más de 200 familias que viven en 135, desde 521 hasta 515.
Los propios jugadores del plantel superior, Josué Biseglia, Leandro Elizondo, Luareano Benavídez y Enzo Pertini se pusieron al frente de la organización junto al presidente y la Comisión Directiva. Recibieron a los vecinos que fueron llegando con recipientes para recibir el guiso que se cocinó en una enorme olla en el quincho del club.
“Este es el verdadero espíritu del rugby. Después de tanto maltrato que recibimos este año, esperamos que esto sirva para poder mostrar otra faceta”, explicó Pertini.
“Estoy en el club desde que nací porque mi papá jugaba acá. Ahora hace tres meses que no jugamos y no aguanto más esta situación. Tenemos muchas ganas de volver a agarrar una pelota”, comentó el rugbier en contacto con el diario Hoy.
En el encuentro también estuvo la concejal Carla Fernández, referente de Hernández, quien no dudó en hablar de la situación. “El barrio está complicado. Cada vez que se hace una comida como esta se suma mucha gente porque está necesitando recibir alimentos”, comentó la concejal.
Por su parte, el presidente del club Ricardo Benavídez explicó cómo surgió la inquietud de poder usar las instalaciones del club para colaborar en el medio de la pandemia.
“Cuando arrancó la pandemia pusimos a disposición de la municipalidad las instalaciones del club para ayudar en lo que se pueda. Recibimos algunos policías que están durmiendo en donde suelen hacerlo los jugadores cuando hay temporada y ahora quisimos organizar esta olla popular para abrir las puertas del club al barrio”, explicó el dirigente, quien reconoció que han sufrido algunos robos menores, pero no por eso van a dejar de ayudar con las personas más necesitadas del club.
Albatros funciona en un predio que fue adquirido hace más de 40 años por un grupo de jóvenes amantes del rugby. Está ubicado en 135 entre 516 y 518.
Creció, armó canchas de hockey y hasta logró armar un complejo de dormitorios con cuarenta camas que suelen usar los jugadores para quedarse a dormir en la previa a algunos partidos.
Ahora ese lugar también es utilizado para hospedar a los policías que están trabajando en los controles de la ciudad durante la pandemia, siendo muchos de ellos de otras ciudades, que vienen a prestar servicio a la capital provincial.