Alejandra Oliveras logró que la WPC organice de manera oficial el primer festival pugilístico para travestis en el país y en el mundo. “Ahora peleo por la igualdad”, manifestó, en contacto exclusivo.
No en vano le pusieron Locomotora. Alejandra Oliveras no se detiene ante la pandemia. Se levanta todos los días temprano, entrena en un gimnasio que está a dos cuadras de su casa, recibe a personas en situación de calle y organiza eventos solidarios para la comunidad.
Sin estar afiliada a ningún partido político, a la campeona mundial de box no le asusta el mote de “señora de las cuatro décadas” que Ricardo Arjona inmortalizó en una canción y se considera la campeona más grande de todos los tiempos.
En un contacto exclusivo con el diario Hoy, Oliveras explicó el proyecto de armar un torneo de boxeo en Santa Fe para personas del colectivo trans, reveló el secreto de mantenerse activa y convocó a todos los que se quieran sumar a su proyecto solidario para colaborar con las personas más necesitadas en este difícil momento de la Argentina.
—¿Cómo es la cuarentena de Locomotora Olivera?
—Estoy llevando la cuarentena con mucha fuerza y ánimo. Hago gimnasia para toda la gente por Facebook e Instagram y por un canal de Santa Fe. Entonces me sigue la mamá de una casa, la abuela, el nene, el gordo, el tío… Todos me siguen con las clases y les doy una oportunidad de hacer algo en el encierro.
—¿Qué es el Team Locomotora?
—Es el grupo de diez mujeres que me acompaña y me sigue. Es mi equipo, que organiza y me ayuda con la intención de juntar ropa y alimentos que repartimos por la ciudad de Santa Fe. Comenzaron a hacer esto el 20 de marzo, cuando arrancó la cuarentena. Juntamos alimentos durante toda la semana para la gente que necesita comer.
—¿Qué encontraste en los barrios de Santa Fe?
—Hay chicos que no tienen ni idea de lo que está pasando. Hay barrios en donde no hay ni para comer, mucho menos para tener un televisor o internet y enterarse de lo que está pasando en el mundo. Por eso cuando llegamos con los barbijos para hacer las donaciones muchos se asustan y no los quieren usar. Pero no porque sean malos, sino porque no tienen idea de lo que pasa.
—¿Cómo es la vida de Locomotora después de los 40?
—Me levanto temprano y lo que más me duele es no poder salir a correr. Me tocaron el c... (sic) con eso. Y no pude dar una piña a nadie. Voy a correr en el gimnasio y le pego a la bolsa, pero no puedo salir a correr. Como sano y engordé en masa muscular. Subí cuatro kilos por los músculos. Estoy grandota y carnosa. Ahora quiero abrir un gimnasio en el medio de cuatro villas. Ahí hay un galpón muy grande y yo lo voy a armar para sacar a los chicos de la calle y que se conviertan en deportistas. Todos los boxeadores vienen de abajo. Pacquiao no tenía zapatillas y ahora va a ser presidente de su país.
—¿Te subirías al ring después de los 40?
—Yo no soy boluda. Tengo 42 años y no quiero terminar como Maravilla Martínez. No me voy a subir al ring para que venga una piba de 20 años y se lleve toda mi trayectoria o mi historia. Mirá cómo terminó Maravilla. El fuego es sagrado hasta que te lo apagan. Los años no te perdonan. Es parte de la naturaleza. El deportista tiene una vida útil. Después viene la vejez, el invierno y después de la muerte. Yo entreno siempre y me siento muy bien. Pero de ahí a exponer mi trayectoria, no.
—¿Cómo lograste que la WPC abriera la chance a travestis de pelear de manera oficial por títulos?
—Eso lo logré porque empecé a pelear por la igualdad hace un tiempo. Primero comencé a pelear por la igualdad de género y ahora por la igualdad de los derechos. Así fue que les pedí a los titulares de la WPC (comisión de pugilismo), que es la entidad en la que yo soy campeona, que travestis puedan pelear por títulos. Por eso voy a ser la primera en organizar un festival de boxeo exclusivamente con travestis peleando. Y van a ver qué espectáculo vamos a ver todos.
—¿Cuándo va a ser el primer festival de boxeo travesti?
—En octubre. Estoy buscando y trabajando con unos canales de televisión para que se pueda televisar para todo el país. Hay que mostrarlo. Yo me pregunto ¿cuando matan a un travesti no es femicidio también? Cuando sucede nadie dice nada, porque parece que los travestis para algunos son perros. Ellos son personas y tienen derecho a que los respeten y valoren como otras personas.