Con la rebeldía de los pibes cayó otro campeón en el Centenario

Con goles de Fabián Noguera y Matías Pellegrini, el Pincha superó 2 a 0 al bicampeón del fútbol argentino y le puso fin a su racha de 617 días del como puntero de la Superliga

Lunes 11 de la mañana. El tibio sol de invierno inclina la balanza al momento de elegir entre quedarse en La Plata o viajar a Quilmes. El equipo de mate y la porción de bizcochuelo que quedó del domingo esperan en un tapper amarillo, sobre la mesada de mármol del departamento alquilado de una parejita de novios que todavía no define qué hacer. 

Otra vez la rebeldía y la pasión se imponen contra la razón. Y el recorrido por la autopista recuerda aquellas grandes campañas con Sabella, Simeone o el profe Córdoba en el banco de suplentes. 

Paula le dice a Juan: “falta poco, ya llegamos”. El estadio Centenario le abre los brazos a otro equipo que con humildad y mucho trabajo pone de rodillas al último campeón del fútbol argentino. Quilmes está lejos en la distancia, pero cerca en el recuerdo. 

La semana arranca con un feriado atípico para reivindicar la memoria del gran Libertador de la Patria, el general San Martín. 

En la cancha, el joven equipo pincharrata juega con la actitud de un prócer en plena batalla. Pelean con uñas y dientes. Se tiran al piso, con los pies o la cabeza; luchan la primera pelota como si fuese la última. Corren, gritan y contagian… 

Entonces el peaje, el estacionamiento o el choripán de la previa, se pagan solos. 

“¡Viste que valía la pena”, le dice ella a él en un abrazo ganador después del gol de Noguera. 

El hombre pierde la apuesta y paga el segundo paquete de semillitas. 

Así es este Estudiantes del Chino Benítez: un equipo que enamora adentro y afuera de la cancha. Sorprende al adversario con jugadas preparas y se apoya en la frescura y el hambre de gloria de dos chicos de Magdalena para vencer a los campeones como Gremio o Boca. Tiene en Facundo Sánchez su Sargento Cabral, quien ayer se inmoló por la causa y dejó un tobillo en el campo de jugo. Aprovecha la altura de Noguera para empujar los movimientos de Schunke y de Campi, y se aferra a la seguridad de Andújar para preservar el tesoro que encontró en el segundo tiempo. 

Como aquel alumno que se viste para representar en un un acto escolar en una fecha patria, los chicos del Pincha volvieron a ganarse la ovación de los hinchas. Corrieron, metieron y le hicieron honor al Padre de la Patria, que peleó con ímpetu ante el poderío de la realeza española para lograr la liberación. Ahora, en tiempos de Angelici dominando el fútbol criollo, el equipo de La Plata volvió a dar una lección y dejó a todos con la boca abierta. No necesita brillar ni lucirse. Le alcanza con ganar. 

La parejita está contenta. Pasó un feriado de fútbol, con goles y festejos. Estudiantes calienta el invierno. Y todavía falta lo mejor…

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