31/03/2017 - 18:13hs
En 1985 comenzó a transitar las “cunas”, esos campitos donde los nenes que ya dejaron el chupete se enloquecen por la pelota. José Luis Carmona estuvo y está. Ayer era referí, y hasta doble actor: llevaba silbato y se vestía de DT. Cada día con fútbol sigue siendo tan especial como su cumple (16/11/1959) y cada encuentro con él suele ser un remanso para el espíritu.
—¿Cómo arranca su historia, José?
—Dirigía torneos libres en Punta Lara, hasta que me llamó Carlos Ayrala (dirigente de Pettirossi, ya fallecido) que hacía un torneo de 7. No tengo ropa,
le dije, pero también le avisé: Dame tiempo, que algo voy a hacer. Mi suegra, costurera, agarró mi camisa negra y le hizo un cuello blanco, y a un pantalón largo negro me lo dejó cortito.
Nació en San Isidro, y desde los 5 años vive en la región; tiene tres hijos y vive con su compañera de vida. Hoy ayuda en Defensores de Cambaceres, en LISFI.
Carmona rescata del pasado una perla: “Soy el único árbitro que al mismo tiempo llegó a ser director técnico”.
—¿Cómo fue posible?
—Me puse a trabajar en Villa Albino y en Camba, cuando los pibes del Rojo jugaban debajo de la tribuna. Y un día le dije al presidente, Scafati: Necesito que me haga el carnet de delegado, porque quiero dirigir como árbitro en zona 1, y después voy de delegado en la zona 2.
—Entre tanta gente que conoció, ¿a quién le gustaría mencionar?
—Todo se lo debo a dos personas. En primer lugar, al Nono Resiga, él me enseñó a querer a los chicos: ¡habrá buenos, pero no lo van a poder igualar! Otro gran maestro fue el Loco Musaubach, lo he visto ganar partidos sentadito en el banco.
—Ustedes no ganan dinero, pero tienen oro en sus manos, los nenes...
—Yo peleo para que no pongan a los chicos de escudo, lo planteé mil veces. En LISFI decía: ¿a quién sanciono
primero, al padre o al pibe? Pienso todavía que si tengo que sacar roja, debería ser al padre, que es quien indujo a que ese niño se porte así. Tuve apoyo de muchos, pero de otros no.