El título del Sub 20 tuvo a un profe que hirvió la sangre de los jugadores argentinos en la previa de cada partido. En la final, su grito se viralizó por un tuit de Tapia. “Mis inferiores fueron en La Favela”, recordó un exgoleador del fútbol Liguista
14/08/2018 - 07:58hs
El fútbol es sentimental más que lógico. Quizás por ello muchas tácticas se caigan de un plumazo... o de una palabra bien dicha. Alguna estrella signó al niño nacido en 1967, Luis Oscar Martín, quien luchó toda una vida en el deporte y recién con 51 años vive un sueño despierto. Tanto que es preparador físico del proyecto juveniles de AFA, y además de gritar campeón del torneo L'Alcúdia, ya había festejado un sudamericano con los nenes del Sub 15. Martín es el apellido, sin renombre pese a que en su tiempo fue goleador de gran porte y absoluta conducta a la hora de jugar fútbol en las categorías donde no se hace dinero.
Hizo “inferiores” en la canchita áspera del barrio tolosano La Favela, y jugó tan solo un año en Estudiantes, jugó Novena, volvió un par de veces pero no fichaba. Hasta que se hizo “hombre de Liga” con 18 años. Jugó en Indeco, un poco en Villa San Carlos, y una prueba de fuego en Los Andes en la antigüa “B” (“vino a jugar unos partidos Daniel Bertoni”). Las puertas eran estrechas para pasar a una Primera y el fútbol no era tan hiperprofesional como ahora. Pero Luis quería, insistía, por más sufrimiento que haya. Para él, era todo un juego, aunque no fue tan así cuando su viejo se quedó sin trabajo. “Me dijeron de ir al interior que podía ganar algo de plata y así pude ayudar algo”, reflexionó con Hoy desde AFA. Esas ligas fueron las de Tandil, Tres Arroyos.
Muchos amigos y 215 goles
En jerga de vestuario, Luis se acostumbró siempre a encabezar los grupos, por algo era capitán y 9, y hasta fue campeón provincial con la Selección de La Plata, cuando discutía por asistencia médica y otros derechos que sabía ver con sus compañeros. Besó el césped de 57 y 1 una noche de verano del ‘96 cuando ganó una final con Fuerte Barragán. Y no se cansó de viajar con aquel Everton que llegó lejos en un Argentino B. También lo disfrutaron los hinchas de El Cruce.
En estos días, el rubio ya cincuentón llegó a estar en los ojos de todos. Diarios de Capital y del mundo en redes sociales, desde que el mismísimo presidente de AFA, Claudio Tapia, tiró un tuit con “la arenga” motivacional que el Profe Luis dio a los pibes que dirigieron técnicamente Scaloni y Aimar.
“El amor y la pasión movilizan”
“En la final, todo salió a la luz, pero veníamos haciéndolo todos los partidos. Pasa que era la entrada en calor en una cancha detrás de la principal. En la final, al no tener que esperar ningún partido, se hizo directamente donde íbamos a jugar. La filmó un dirigente de AFA y hasta me abrazó emocionado, ‘terribles palabras’, me decía. Ese video se lo pasan al Chiqui Tapia, parece que le gustó lo que dije y salió en todos lados”.
En su voz había gloria, un semblante desesperado como en las tardes en que los del monoblock de 19 le apuntban a él, que era el mejorcito de la 17 y 529.
“Eran guerras, torneos por trofeos, a mí me apuntaban duro. Por ahí se prendía José Luis Calderón”, que fue y es hasta hoy el máximo ídolo de La Favela.
“Lo que hoy me toca hacer no es laburo, esto que hago es vocación, me gusta, me sale. Dicen que los valores se van perdiendo, pero todavía los tenemos. Quizás Luis tuvo la virtud “estratégica” de haberse dado cuenta que, al juntarlos y soplarles en la cara algo del pasado olvidado, iba a dar un plus. Ese que heredó de sus viejos, Rosa y Oscar, para ir al frente en la vida, siempre. “¡Algunas historias de vida son duras” deslizó de sus pichones, viéndose en su propio espejo, ese que muestra un verdadero campeón.
"Una escuela Pincha"
En 2006 Estudiantes volvía a ser campeón y para Luis Martín iniciaba una vida nueva. Profesor de educación física (UNLP, egresado en 2000) tomó su desafío en fútbol amateur tras 15 años de vestir camisetas en distintas ligas del interior. Primero le confiaron la escuela de fútbol, luego las infantiles de LISFI y poco tiempo después la 9a, teniendo una categoría 2000 donde disponía de Pourtau y Ayala, arquero y defensor con los que hace seis días atrás se llevó esa copa internacional, L’Alcúdia 2018.
Al consultarle sobre si es inevitable llevar parte de la esencia Pincha al mundo Selección, ni titubeó: “sí, totalmente, uno es lo que es por la familia, por su casa, pero a medida que crece y atraviesa una formación deportiva y pasa por un club como Estudiantes, es imposible dejar esa cultura de trabajo de lado”.
Volviendo a la parte psicológica, recordó que “esto lo hice incluso en los partidos de Liga Metro. Se transmite un sentimiento, no solo para ganar. Me gusta y es emotivo porque afloran cosas con las que se conecta bien. Estos jovenes lo interpretaron y ya desde el debut dieron el pie para que lo haga. Es el remate del trabajo, del convivir. Y cada uno hizo lo mejor y con overol”.