Messi hace escuela en Belo Horizonte

El Clásico

04/07/2014 - 06:01hs

Por Juan Pablo Ferrari
Enviado Especial a Brasil 2014

Joa Vittor Menegassi tiene nueve años y, por apariencia y juego, es considerado el sucesor de Lio en esa ciudad brasileña. Junto a él, los integrantes de la escuela de fútbol “Indianápolis”, ubicada en el barrio Bertania, aseguran que van a alentar por Argentina en el partido de mañana ante Bélgica

Algunos fenómenos sociales sólo pueden considerarse como tales con el paso del tiempo. 

A Lionel Messi, por ejemplo, lo seguían cuestionando en Argentina hasta la Copa América 2011 inclusive. Sin embargo, cuando uno sale al exterior se comprende la dimensión que tomó el hecho de haber sido nombrado por cuatro años seguidos como el mejor jugador del mundo. 

Esto ocurre en el barrio Bertina de Belo Horizonte. Una región humilde, en donde el potrero le abre paso a los sueños de los chicos de entre 6 y 13 años que buscan convertirse en profesionales. 

Allí funciona la escuela de fútbol Indianápolis, dirigida por el profesor de educación física y entrenador Carlos Roberto Silva. 

De allí surgió el jugador Tulio de Melo, quien en 2012 se destacó en el  Lille de Francia y quien, como gesto de agradecimiento por su formación, le regaló un departamento al profesor Silva en el barrio de Belo Horizonte

En ese lugar, lejos de rendirle culto a los históricos jugadores brasileños que participaron de algunas de las cinco conquistas en los mundiales, celebran el comportamiento de Messi y lo toman como un ejemplo a seguir. 

“Tiene la garra argentina y la habilidad brasileña en la cancha. Es un jugador muy serio, que no se queja por las patadas y fue cuatro veces Balón de Oro”, resalta el indio Silva, quien entrena a 100 chicos que están de “feria” (vacaciones de invierno). 

Entre las principales promesas se destaca Joa Vittor Menegassi, un niño de nueve años que creció observando a Messi por televisión. 

Su sorprendente parecido con el mejor jugador del mundo a la misma edad y el juego que demuestra en el camp o ubicado en la calle Don Julio VI lo llevaron a que varios analistas del fútbol lo consideren como “el Messi Brasileño”. 

Menegassi pasó con creces una prueba en el San Pablo, que ya se aseguró la prioridad para ficharlo cuando llegue a cumplir 14 años, en tanto y en cuanto su desempeño siga siendo el mismo que hasta ahora. 

“Juego de atacante y le pego con la izquierda”, confiesa el pequeño entusiasmado con el contacto con El Clásico, al que no dudó en pedirle una entrada para poder ver el entrenamiento de la Selección argentina y estar cerca de su ídolo. 

En esta región de Brasil, apartada del centro de la capital de Minas Gerais, se le da mucha importancia a la formación profesional de los jugadores, por encima del juego como diversión. 

Si bien los ejercicios que se ordenan tres veces por semana entre las 16 y las 17.30 (cuando ya baja el sol) apuntan a mejorar el manejo de la pelota, se percibe un nivel de disciplina avanzado para la corta edad de los futuros talentos de los barrios bajos de Belo Horizonte. 

Esto se ve reflejado en la conducta expresada al momento de posar para una foto, cuando hasta los más grandes de 13 o 14 años separan firmes y atentos obedeciendo al entrenador. 

Haciendo un vistazo general, resulta imposible no preguntarse si uno estará rodeado de un futuro “David Luiz” o “Maicon” y, por qué no,un “Neymar” en potencia. 

En esta región, como también ocurre en todo el Brasil, los niños son más desenvueltos y no tardan en sacarse las dudas ensayando una batería de preguntas a los extranjeros. 

Aquí, además, Lionel Messi es el principal referente que tiene este deporte. Aparece en los videojuegos como el futbolista más codiciado y cotizado por las firmas internacionales. Es humilde y en sus gestos se ven reflejados miles de jóvenes que también atraviesan historias similares a la que le tocó vivir al rosarino. 

Ahora, a menos nueve días para la finalización de la Copa del Mundo, Messi y la Argentina tendrán el respaldo de muchos aficionados de este deporte, que observarán gustosos si el destino quiere que Argentina vuelva a levantar la Copa como lo hizo en 1978 y 1986.