A los 9 minutos del primer tiempo entre Gimnasia y Boca, una nube de gas lacrimógeno obligó al árbitro Hernán Mastrángelo a frenar el encuentro por falta de garantías. Caos total en las inmediaciones del Estadio Juan Carmelo Zerillo. Hinchas, familias enteras y periodistas fueron agredidos por la Policía, que disparó balas de goma. Una persona fallecida y decenas de heridos. Aprevide suspendió la cancha.
Los ojos del país estaban puestos en el Estadio Juan Carmelo Zerillo. Gimnasia y Boca comenzaron a disputar el partido de la fecha 23, hasta que a los 9 minutos el caos absoluto se apoderó del Bosque platense. Una nube de gas lacrimógeno invadió el campo de juego y obligó al árbitro Hernán Mastrángelo a suspender el partido. Los jugadores y miembros de ambos cuerpos técnicos se fueron al vestuario y media hora después la Liga Profesional dio a conocer que el partido se suspendió por “falta de garantías”.
Todo se originó porque las fuerzas policiales no dejaron ingresar a simpatizantes del Lobo que tenían su ticket en la mano. Los efectivos dispararon balas de goma y se generaron corridas por todo el Bosque platense. Muchos invadieron el campo de juego buscando escapar del gas. Familias enteras y periodistas agredidos. Los futbolistas intentaron que sus allegados se retiraran de las plateas, en medio del desmadre. Noche para el olvido que quedará en la historia del fútbol argentino.
La represión comenzó fuera del estadio, cuando cientos de hinchas mostraron su malestar ante el cierre de las puertas del estadio. Había al menos 5.000 personas en los diferentes accesos. Eso ocurrió alrededor de las 20:30, según informó un socio tripero a este multimedio. “Nos tiraron las vallas encima”, contó. Hubo un episodio que habría sido el desencadenante: el empujón de un oficial de policía a una niña.
Dentro de la cancha, damnificados por los gases le contaron a diario Hoy que cuando intentaron salir, no pudieron hacerlo porque los accesos estaban bloqueados. Afuera, la Policía se enfrentaba con más personas. Adentro, los gases lacrimógenos tornaban el aire irrespirable. Minutos más tarde, el acceso a la cancha fue liberado para que los espectadores pudieran irse a esa zona y evitar la asfixia.
El caos absoluto y la tragedia se apoderaron del Bosque platense. La gente empezó a irse y la Policía continuó la represión. La ciudad de las diagonales vivió una de las noches más oscuras de su historia. Enfrentamientos y corridas en la zona del monumento dejaron un saldo incalculable de heridos que fueron derivados a los hospitales más cercanos. Al cierre de esta edición, Sergio Berni, ministro de Seguridad de la Provincia, confirmó el fallecimiento de un socio tripero por un paro cardiorrespiratorio (más información en Trama Urbana).
En el medio, muchos menores de edad perdieron el contacto con sus padres, lo cual generó nervios y desesperación en pleno caos. Pasada la medianoche, en una postal totalmente desoladora, la mayor parte del público se había retirado como pudo del Juan Carmelo Zerillo. La Cruz Roja instaló sectores de atención para ayudar a las víctimas. Decenas de ambulancias fueron estacionando sobre avenida 60 para derivar a más personas a los hospitales cercanos. Lo que debía ser una fiesta terminó siendo una de las jornadas más tristes del fútbol argentino.