07/12/2012 - 13:41hs
Les voy a contar la historia de tres guerreros, todos con varias luchas ganadas en el deporte, ninguno sin sufrimientos. Los tres nacidos en la zona.
No hace ni siete días, en el opaco 0 a 0 de Godoy Cruz y Quilmes, cuando debutó como técnico un elegante Martín Palermo, a diez minutos del final entró a mirar el “Loco” como un lince, a aquel grupo que hacía los movimientos precompetitivos junto al Profesor Gastón Mendoza (otro platense).
De repente, a la cabeza (la de tantos goles) vino la idea: “poné a Salinas”. A lo Palermo, no dudó y pidió el papelito para el cambio: entra el 24 Rodrigo Salinas, sale el 31 Facundo Castillón.
Así, el emblema del mejor Boca de todos los tiempos, criado en la zona del Policlínico de avenida 1, y formado con no pocos títulos en Estudiantes, apostaba por un oriundo de Berisso, por un vecino…
Palermo 1,87, Salinas 1,86… Dos torres, físicos explosivos, a puro fierro de gimnasios, están en la misión de conservar la categoría de uno de los grandes del interior del país.
”Me dieron unas ganas bárbaras de entrar”, explicaba el DT en conferencia, y tal vez por ello pensó en alguien parecido a él, tal vez con mayor velocidad, pero con el mismo afán goleador y el mismo salto mortal en las áreas. Ojalá que con el mismo optimismo y oportunismo, para que Salinas sea alabado como fue Palermo.
Lo que Salinas la peleó en Villa San Carlos, merece varios renglones. Pero lo resumiremos así: de chico lo llevaron a River para 9na, no aguantó el trajín de Berisso a Nuñez, volvió al Celeste, lo convocó Gimnasia, pero después alguien lo dejó libre, y un día en Primera “C” Carlos Gorostieta lo llevó muy pichón al banco.
Era feliz allí. Siempre su corazón inocente latió por el fútbol de los “Villeros”.
Llegó el 2009 de gloria. Se recuerda el clásico con Cambaceres, con gol suyo, en 60 y 118, y retirándose campeón porque ahora sí, contrato en mano, lo acercó un empresario a Godoy Cruz cuando conducía al equipo Omar Asad –primer ciclo-. Rápido llegó el primer “Rodrigol”, ante Vélez, y una misma tarde tres goles a Tigre.
En sus gestos de locura había de todo un poco… El sueño del pibe que viene de abajo y que ya no esperaba semejante cosa a los 23 años, el desahogo de quien ya no tiene a un padre para contárselo: Osvaldo Salinas fue un exquisito “2” de Estrella, que en 1970 con las “Cebras” a punto estuvo de ganar el Regional y subir a Primera. También el desaparecido Osvaldo fue aplaudido por su entrega a los colores de San Carlos.
Pero, hablando de número “2”… ¿sabían que en el banco de Godoy Cruz, el preparador físico que acompaña a Palermo y a Abbondanzieri fue jugador de aquella categoría 73 Pincha que ganó de Novena a Quinta? Ahí la vida unió a Gastón y a Martín, uno en cada extremo de la cancha, de la mano del Bocha Flores, la Bruja Verón quienes les enseñaron a jugársela en una cancha.
Muchos años después, hacia la provincia de Mendoza, el flamante técnico se llevó a su amigo Gastón Mendoza. Hijo de Oscar Mendoza, el “Puchi”, un entrenador ya legendario en la Liga Marplatense y Tandilense.
Gastón, mas lungo que Palermo y Salinas, fue un defensor de gran cabezazo (siguiendo el estilo), que luego de quedar libre en Estudiantes fue fichado en Berazategui y de allí pidió el pase a Villa San Carlos. Así se hizo conocer en Berisso, “El Tato” Mendoza, debutando en la “D” con los berissenses y en el primer año, en recordada final ante Acassuso en el estadio de Independiente de Avellaneda, festejó el título (el primero en AFA de La Villa) y el ascenso directo.
QUE VEINTE AÑOS NO ES NADA
Los números del fútbol suelen ser un entretenimiento de todo futbolero en cualquier rincón. Cuando Palermo debutó en Primera con la roja y blanca puesta corría el año 1992, y sólo tenía 18 años. No tuvo continuidad. Incluso al descender Estudiantes se tuvo que “comer el banco”, ingresando en dos partidos, sin convertir goles.
En ese año 1992, Salinas recién tenía 6 y se ponía por primera vez la camiseta talle infantil de Villa San Carlos en los torneos de LISFI.
Al mismo tiempo, Mendoza en el ‘92 llegaba a San Carlos, asombrado por al aliento de sus fanáticos, un sentimiento tan fuerte que le hacía “dejar la vida en cada pelota”, a pesar de que jugaba por unos escasos viáticos, yendo a entrenar de La Plata a Berisso.
Y fue en ese “Genacio Salice” de tantas necesidades, que eligió quedarse unas horas extras para hacer sus primeros palotes como profe –mientras estudiaba la carrera- y se recuerda que ayudó a las categorías del fútbol infantil.
Oh, casualidad, Palermo en la “A” y Mendoza en la “D”, debutaban en julio del ’92, uno ante San Lorenzo y el otro ante Liniers, ambos partidos finalizaron 0 a 0, igual que la presentación de ambos en Godoy Cruz.
En estos tiempos de balance y de recuerdos, puse la pava a calentar y mientras tanto ojeaba pilones de revistas, apuntes y recortes de diarios (a veces es más práctico y lindo que Internet). Así encontré una nota que personalmente le hacía a Salinas, en un desaparecido semanario berissense, “El Puerto”, cuando en 1999 (último año en la cancha de siete) era uno de los tres mosqueteros de la categoría 86 de La Villa, junto a dos amiguitos traviesos del gol: Andrés Medina y Santiago París.
Luego, me cayó una historia Olímpica, de Atenas 2004, una nota internacional cuando Mendoza, trabajando en Paraguay, profe del seleccionado que dirigía Markarián, se calzó una medalla que para el pueblo guaraní fue la primera cualquier disciplina en toda la historia de ese país.
AL BANCO EN LA BOCA
Salinas volvió a jugar en Godoy Cruz. Tras el ciclo 2009-10, fue a Rosario para intentar el ascenso con Central. Le costó, como a todo el equipo. En su vuelta a Godoy Cruz se reencontró con Omar Asad y eligieron la misma camiseta 24.
Su misión será mañana ayudar a que los “Tombinos” logren tres puntos. Lo aguarda con la ansiedad del chiquilín que esperaba el 202 de Berisso para llegar en horario al Bosquecito, cuando aún su prodigioso físico estaba en desarrollo.
Godoy Cruz, de la mano de Palermo, quiere golpear en La Boca. No puede ganar hace 9 fechas (otro número a tener presente).
Recuerdan los amigos de Rodrigo que en su debut mendocino llevaba la de San Carlos debajo de la albiazul. Un verdadero loco lindo, como Palermo.
LA CONFERENCIA DE PALERMO
Hoy dialogó con la prensa Martín Palermo, y estas fueron las principales consideraciones en la previa al cotejo de mañana, a las 17 horas.
-¿Preocupa la falta de gol?
-No preocupa tanto ahora, porque es el último partido el que se viene. Después, obviamente, hay que trabajar mucho en ese aspecto y en la confianza de los jugadores a la hora de definir. Si un jugador pierde la confianza y comienza a tener una seguidilla de partidos sin convertir, seguramente se va a poner mal. Por eso hay que trabajar en la pretemporada haciendo hincapié en la confianza.
El goleador nunca se olvida de hacer goles. A veces hay rachas buenas y malas, y por eso hay que tratar de estar fríos a la hora de definir cada situación. A Mauro (Óbolo) y a (Facundo) Castillón les está pasando, pero a los goleadores hay que tenerlos bien para que no entren en el bajón típico de las malas rachas.
-Enfrentar a Boca será especial para vos…
-Sí. Por primera vez voy a volver a la Bombonera y como entrenador. Hoy estamos en Godoy Cruz y queremos con el cuerpo técnico lo mejor para este equipo para cerrar el año de la mejor manera, que es ganando. Habrá muchos condimentos en ese partido. No sólo por mi presencia, sino porque puede significar también el último partido del Flaco (Schiavi) en Boca.
-¿Vendrá Schiavi en enero?
-Por lo que tengo entendido, le surgió una oferta del fútbol de China, así que quedará en él tomar la decisión después de este último partido del torneo. No tengo que condicionarlo en nada, y si él decide terminar de jugar, sí lo vamos a tener en cuenta para el inicio del 2013. Hasta que no sea un ex jugador tiene la posibilidad de elegir. Eso lo resolverá Schiavi la próxima semana. Acá están las puertas abiertas.