Tras la suspensión del amistoso de la discordia en Jerusalén, se alzaron voces entorno a la organización que tiene la Selección Argentina, que quedó injustamente en el medio de una disputa territorial de larga data entre Palestina e Israel. El secreto detrás de la logística que falló. Retos, pase de factura y un alto costo institucional
07/06/2018 - 06:00hs
"¿Y ahora cómo se lo digo a Messi...?”, se le escuchó decir, nervioso y preocupado, al presidente de la AFA Claudio Tapia, cuando el martes a la tarde la presencia de la Selección Argentina en Israel reencrudeció el conflicto entre judíos y palestinos en la zona de la Franja de Gaza.
A una semana del inicio del Mundial, la Selección parece estar durmiendo con el enemigo.
¿A quién se le ocurrió semejante gira, con intereses políticos, religiosos y territoriales en el medio?
Ayer, lejos de bajar la efervescencia por la decisión de suspender el amistoso contra Israel, se alzaron voces del pueblo Palestino, de los israelíes y, por si fuera poco, también se expidieron desde el Vaticano haciendo notar la ausencia del equipo que había sido convocado para visitar al Papa. Un combo completo: la Selección estuvo en boca de musulmanes, judíos y cristianos, nada menos que en la antesala a la gesta mundialista, cuando lo que escasea es la fe.
Jorge Miadosqui, represente de la delegación albiceleste, le hizo honor a su apellido, y al igual que Tapia, no encontraba un lugar seguro para esconderse en el vestuario, luego de ver cómo la organización se les fue de las manos, con la presencia de Lionel Messi en el interior de la concentración en España.
“Esto es un papelón para todo el mundo. Estamos en la casa de Messi y nos vienen a pasar estas cosas a una semana del Mundial”, se escuchó decir ayer en el hotel de Barcelona, donde el mejor jugador del mundo no sale de su asombro por haber quedado injustamente en el medio de malas desiciones.
La AFA, quien a través de Daniel Angelici habría recibido cierta sugerencia de Mauricio Macri para organizar un desembarco en Israel antes del Mundial, ya cobró 1.800.000 dólares para presentar un equipo que ahora no viajará a Jerusalén. El precio de la exposición y los posibles ataques a los jugadores fue demasiado alto, y se analizan alternativas para conformar al primer Ministro Benjamín Natanyahu para jugar el amistoso después del Mundial. El político, en efecto, fue el primero en levantar el teléfono para quejarse vía diplomática por lo ocurrido (ver página 14), y esta situación provocó una fractura interna entre Tapia, Angelici y los referentes del equipo nacional. Todo luego de que el lunes aparecieran fotos de un jugador desnudo en un jacuzzi y que otro defensor perdiera el avión para llegar a tiempo a entrenar tras un viaje personal a Sevilla.
No es la mejor preparación para un Mundial. Pero lo último que hay que perder, es la fe.