05/04/2017 - 12:19hs
Un golazo de tiro libre definió el clásico en la cancha de Estudiantes aquel domingo 5 de abril de 1992, pero no hubiese quedado en la historia ni se recordaría de no haberse registrado el hecho insólito del que informó días después el departamento de Sismología e Información Meteorológica del Observatorio Astronómico que depende de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas (UNLP). ¡Hubo un leve movimiento sísmico en la zona del estadio y el Bosque, registrado por ese organismo ubicado a 600 metros de la cancha de 57 y 1.
El griterío, los saltos en los tablones de la tribuna visitante, produjeron una variante en las agujas. Y hasta llegó a decirse que fueron fueron dos o tres.
Iban 9’ del segundo tiempo cuando el marcador lateral Leonardo Squadrone había detenido con falta al grandote delantero Hugo Guerra (que venía de jugar de la B uruguaya). El árbitro Juan Bava sancionó y varios candidatos se perfilaron frente a la pelota. Pero ell de la camiseta “6” le dio con convicción y justeza con la pierna derecha (“cara interna del botín”) para que el balón despegase desde 35 metros, superando apenas por encima a la barrera. Cuando el arquero Marcelo Yorno quiso reaccionar, ni siquiera eso pudo. La bola ya estaba anidada junto al poste derecho.
Unos minutos antes, Gerardo Miranda (¡otro uruguayo!), con su cabeza había evitado en la línea un duro cabezazo de Félix Torres.
CONTRA TODOS LOS PRONOSTICOS
El "Lobo" llevaba 7 partidos sin ganar y el DT Gregorio Pérez estaba a un paso de irse. Ultimos en las posiciones, con 5 derrotas y 2 empates, los Albiazules sufrían otro golpe anímico en la intimidad del plantel. Un accidente de tránsito que dejó herida a una hermana de Enzo Leonardo Noce, hizo que lo reemplace Hernán Cristante.
José Battle Perdomo, hace 25 años, pasaba a la memoria colectiva del hincha y se anotaba en el libro de las curiosidades del deporte más popular de los argentinos. Un jugador que había llegado con antecedentes del fútbol italiano y la Selección charrúa, pero que recaló en el Bosque sólo 6 meses.
“El clásico 113 no fue yeta (pese a los brujos)” tituló la revista Tribuna Gimnasista, ya que en la previa se difundió una nota con un parapsicólogo, Ernesto Di Sopra Casco, quien supuestamente había hecho “un trabajo” para ayudar a los dirigidos por el Bocha Flores.
Después de ese triunfo, Gimnasia se mantuvo 8 partidos sin caídas. Aquel 1-0 en la casa del Pincha fue un trampolín que lo dejó en el octavo puesto, clasificando para la Liguilla Pre Libertadores, donde llegaría a la final, torneo que a la vez le permitió entrar a la Copa Conmbebol (primera edición, donde llegó a Semi).
La fiesta de la ciudad no tuvo violencia aquel domingo, en que el Newell’s de Bielsa andaba puntero; en que el inglés Nigel Mansell ganaba el GP de Fórmula Uno en Brasil, y en la Liga de Italia un tal Gabriel Batistuta hacía doblete para la Fiorentina.
En nuestra ciudad, en tanto, nacía una leyenda futbolera, que hasta estos días le sirve al club para una campaña que busca asociados, con el audiovisual titulado “Terremoto Social”.
Lo raro fue que sólo unos días después se difundió la noticia del “sismo de 7 grados”, que hasta lo difundió un medio norteamericano.
En el libro "Leyendas del Bosque", del escritor e hincha gimnasista Rafael Ton, se cita que “otro momento de temblor fue cuando el equipo local salía al campo de juego y la hinchada tripera subía y bajaba doblando los tablones al grito de ‘el que no salta es un pincharrata’”.
Nota: la foto que ilustra esta nota fue hecha especialmente para Diario Hoy por el artista independiente, y fana de Gimnasia, Santiago Casiasesino.