21/03/2015 - 07:32hs
Hoy y mañana, Joan Manuel Serrat presenta en la ciudad la Antología desordenada con la que decidió celebrar sus 50 años de trayectoria. En la víspera, el artista catalán dialogó con Hoy y, entre otros recuerdos, rescató sus primeros shows en Berisso y reveló por qué siempre debe lidiar con “pinchas y lobos”
Por Jorge Garay
En su acento habitan el catalán, el castellano y el porteño. En su memoria, los poemas de Miguel Hernández, Mario Benedetti, Federico García Lorca, Pablo Neruda y Antonio Machado. Y en su rostro mediterráneo trabajado por el tiempo, los ojos negros pueden mirar sinceros, pícaros o nostálgicos; en cualquier caso, la sonrisa siempre será franca.
Sentado en el centro de una de las salas que la discográfica Sony tiene en el barrio de Palermo, Joan Manuel Serrat no para de sonreír. Tiene motivos: la celebración por los 50 años desde su primera aparición artística en público, en el estudio Toreski de Radio Barcelona, cuando todavía estudiaba biología y cantaba sólo en catalán. Esa trayectoria fue resumida a su antojo en Antología desordenada (Ver aparte), una recopilación con 50 de sus grandes canciones, divididas en cuatro discos y grabadas junto a distintos artistas. Esta es la causa por la que, hasta mediados de abril, se presentará en el porteño teatro Gran Rex (donde ya tiene 12 conciertos confirmados) y en diferentes ciudades del país, entre ellas, La Plata, donde hoy y mañana, desde las 21, actuará en la Sala Ginastera del Teatro Argentino (51, entre 9 y 10).
En los 71 inquietos años del “Nano”, ya se dijo todo o casi todo de él. Del mismo modo, en su eterno romance con la Argentina, no hay pregunta a la que él no haya respondido. Sin embargo, poco o nada se sabe de su relación con La Plata.
Por eso, cuando engalanado como un porteño (jean, camisa azul, saco ceniciento del color de su pelo y pañuelo salmón) dice que siente “gran satisfacción por estar en Buenos Aires, porque tengo muchos amigos y, además, hace un tiempo estupendo: soy de Barcelona, ciudad junto al mar, con mucha humedad, y para mí este tiempo es fantástico”, la pregunta de Hoy se hace inevitable.
Siempre habla de su “romance” con los porteños, ¿pero cuál es su relación con los platenses?
(Entre risas) Yo le pediría que por favor no estableciéramos relaciones de celos, porque no nos llevan a ninguna parte y si realmente tengo una relación especial con el público porteño es porque he vivido en Buenos Aires durante el tiempo que he estado en Argentina. Pero, para que no se sienta celoso, le diré que mis representantes en Argentina son platenses, así que ya llevo aguantando bastante a la gente de La Plata. Además, uno es de Gimnasia y el otro de Estudiantes; he tenido que soportar mucho esto, y, a pesar de todo, no he perdido el afecto.
En sus primeras visitas argentinas, por 1969, usted tocaba en Berisso, ¿qué recuerda de aquella época?
Berisso fue uno de los primeros lugares a los que fui, era la época de los carnavales. Yo recuerdo esos años con gran ternura y emoción; para mí fue un tiempo de grandes descubrimientos y maravillosos momentos. Además, ocurrían en esta época del año, y ya le he dicho que este clima me pone muy bien.
Y, para que quede clara su estima por esta ciudad, antes de escuchar la próxima pregunta, Serrat vuelve sobre el tema: “Pero le quiero decir una cosa, eh -agita su dedo índice-: usted no me ha dicho ‘qué bien’ por haber decidido empezar el otoño cantando en La Plata. No me diga que ese no es un detalle”, y hace una sonrisa de lado.
La Antología desordenada que el músico presentará esta noche en la ciudad tiene mucho de balance, de reencuentro con el pasado.
¿Qué queda de aquel joven de hace 50 años?
Queda un recuerdo muy cariñoso, pero espero que estos años me hayan servido para hacer cosas que me llevaran a otros lugares. La vida es combustión: tú vas caminando y vas quemando; haces camino al andar -parafrasea los versos de Machado, que él popularizó en Cantares-. Sería estúpido si le dijera que soy el mismo; sería una negación biológica y, como proyecto de vida, hubiera sido un desastre: no hubiese conocido a mi mujer y estaría muerto.
Le agradece al tiempo, entonces…
Es una de mis prioridades: el tiempo que me queda para poder participar en esto que amo tanto que es la vida. Mi prioridad es usar el tiempo de la mejor manera, evitar lo inútil, lo superfluo: vivir de una manera coherente con mi entorno, mi corazón, con mi necesidad de amar y ser amado.
¿Por qué sigue cantando?
¿Por qué debería dejar de hacerlo? La música me enamoró cuando era chico y no tenía información de lo que era, y me sigue enamorando. Los shows, el público, son un estímulo para seguir en este oficio que pienso hacer hasta que la vida me lo impida, o hasta que encuentre algo más divertido.
¿El retiro no es una opción?
Lo más probable es que yo deje de escribir canciones antes de dejar de oírlas, pero no planeo bajarme de los escenarios. Puede que desaparezca, aunque no por voluntad propia: tengo la sensación de que soy inmortal, pero no estoy seguro de que no me vaya a morir.
“El gobierno argentino tiene que resolver muchas cosas”
Desde hace casi medio siglo, el “Nano” visita la Argentina, y su vínculo con el país sólo fue alterado por su exilio durante la última dictadura militar: “Mi relación con este país se ha profundizado en la tragedia, y en la alegría posterior por la recuperación democrática”.
¿Cómo ve hoy nuestra democracia?
La política argentina está muy convulsionada, alborotada, probablemente influye el que estemos -dice estemos, ¿queda alguna duda de que Serrat se siente argentino?- en un período electoral. Habrá que ver cómo se define este año muy complicado para el gobierno, que tiene que resolver muchas cosas.
Antología desordenada: la voz de hoy, las canciones de ayer
Por Vanesa Odino
Es una cuestión matemática que no tiene gollete, intentar resumir la carrera de un músico de la talla de Joan Manuel Serrat no cabría en ningún cálculo. Entonces, distanciándose de los artistas de masa y las multitudinarias bandas de rock que eligen en varios discos resumir años de su carrera, Serrat lanzó en noviembre pasado una Antología, y la llamó “Desordenada”, no por capricho, sino porque es la suya, una elección a gusto y piacere.
“Yo no he pretendido resumir nada, más bien he querido conmemorar esta fecha concreta de 50 años con 50 canciones que yo agrupo como antología, pero realmente las antologías en lo que se refiere a canciones se las hace cada uno. Esta es la mía, es mi elección, una elección que también es muy eventual, porque probablemente algunas de las canciones que elegí ahora se caerían y surgirían otras, como en un concierto cambias unas canciones por otras… Con ellas lo que he pretendido no es englobar estos 50 años, sino poner estos 50 años al día con grabaciones nuevas. Mi intención era que estas canciones sonaran hoy, con la voz de hoy, con los arreglos de hoy, con la forma en la que las tocamos hoy…”, sintetizó el “Nano” sobre este trabajo.
Para Antología desordenada, Serrat decidió conservar “por distintos motivos” 31 temas que fueron grabados con colegas y amigos durante sus 50 años de carrera, entre ellos “La Negra” Mercedes Sosa, con quien interpretó Aquellas pequeñas cosas; desde sudamérica también lo acompañan Silvio Rodríguez con su guitarra en Lucía; Pablo Milanés en Te guste o no, y lo que son las dos apariciones más originales y sorpresivas del repertorio: Les Luthiers y Calle 13.
Un paso que fue gigante
Era un 18 de febrero de 1965 cuando un joven Joan Manuel se animaba a cantar unos temas en catalán en el estudio Toreski de Radio Barcelona durante el programa matinal Radioscopio; y en ese momento exacto todo cambió. Si bien dice no recordar nada particular de aquel día, de aquella semana, en la que siguió presentándose en la emisora, fue un punto de inflexión, que lo llevaría por largo tiempo a estar en la vorágine de los escenarios.
“Para mí siempre ha sido mucho más importante el show que el disco. Creo que un artista da su medida en el directo; un disco, como todo proceso técnico, es muy modificable… En el show cada artista se manifiesta tal como es; ahí es donde yo me siento muy bien, el show permite defender canciones que de otra manera sería imposible”, admitió Serrat.
Con el tiempo, el músico aprendió el valor de los temas, su peso, su llegada a la gente, que los acoge, las acuna y se los queda por siempre, entonces ¿qué pasa al escribir un nuevo repertorio? “Lo que uno ha hecho en la vida va con uno... he aprendido que existe una visión muy curiosa por parte de la gente en cuanto a lo que le gusta. Resulta que a la gente le gusta lo que ha hecho como propio: dice alguien ‘a mí me gustan las primeras canciones de Serrat’. Entonces cuando vamos a buscar cuáles son estas primeras canciones resulta que si es un muchacho joven las primeras canciones son las de los ‘90, si es mayor van bajando. Las que tienen problemas son las nuevas canciones... se verán siempre sometidas al rigor de la comparación y necesitarán tiempo para desarrollarse, como las otras. Las canciones no crecieron de un día para el otro, sino con los años, y se han hecho de la gente con el tiempo... Ésta es la gran dificultad de las canciones que podamos hacer la gente de mi generación: encontrar el camino para comunicarnos con los pibes”.