Entrevista exclusiva

“En La Leona me dieron una oportunidad y lucharon contra mi baja autoestima”

Con emoción, Andrea Rincón reconoció la puerta que le abrieron Pablo Echarri, Nancy Dupláa y Martín Seefeld, productores de la tira con la que la actriz ganó un Martín Fierro. En diálogo con este medio, habló de su presente laboral y de cómo salió adelante gracias a la terapia

Espectáculos

29/01/2018 - 00:00hs

Si algo fue difícil para Andrea Rincón fue romper con los prejuicios. Nacida y criada en un entorno que se rige bajo un concepto machista que asegura que la belleza no puede ser sinónimo de inteligencia, se hizo camino abriendo puertas con perseverancia. 

“Me han pasado muchas cosas y si miro hacia atrás, no puedo creer cómo hice para revertir la vida que pensaba que iba a tener”, aseguró en una charla íntima con diario Hoy. Hace cerca de un año, Andrea se subía al escenario en la entrega de los Premios Martín Fierro, en los que fue reconocida como la revelación de la televisión. Allí, en un breve y sentido discurso, se tomó el tiempo de agradecer a su padre por empujarla a que no renunciara a sus sueños, pero también  apuntó a los tres responsables de su llegada a La Leona. “Gracias por darme la posibilidad de trabajar de lo que realmente quiero”, les decía a Pablo Echarri, Martín Seefeld y Nancy Dupláa, los productores de la tira. Según aseguró, era algo que desde hacía mucho tiempo esperaba, pero que “no se me daba por prejuicios, porque la gente no te deja llegar”. Por eso, sentenció: “En La Leona me dieron una oportunidad y lucharon contra mi baja autoestima”.

Actualmente, Rincón disfruta de un presente mucho más favorable, en el que puede realizarse como actriz: después de esa novela, le llegó el turno a Un gallo para Esculapio, así como también la posibilidad de trabajar en la obra teatral Acaloradas. 

—El año 2017 fue por demás exitoso para tu carrera, ¿tomaste dimensión de todo lo que lograste?

—La verdad es que no soy muy consciente, soy demasiado autocrítica. Siempre digo que tengo un látigo en la mano y lo uso para darme en la espalda. También reconozco que tengo que aprender a usarlo para abrir cancha, para darle al pastizal y así poder abrir el camino. No sé si me doy cuenta de todo lo que viví, lo único certero es que todo lo hago en base a mucho esfuerzo, porque la pregunta constante era “¿Cómo hago para salir de esto?”. Retomo una famosa frase de Okupas: “Pensá y salís”. Y sí, así fue, no fue magia.

—Hablando de Okupas, te llamaron de otra ficción producida por Bruno Stagnaro, Un gallo para Esculapio…

—Fue alucinante, soy fanática de Bruno. Cuando me dijeron que él quería que trabajara en la tira, no lo podía creer. Me presenté a un casting, hice una audición y quedé. La verdad es que venía de La Leona y seguí en Un gallo para Esculapio, estos son pequeños pasitos pero tan firmes que te hacen sentir que tenés un Dios aparte. En mayo empezaríamos la segunda temporada pero aún no lo sabemos.

—¿Cuáles son las expectativas para este año?

—Le estoy poniendo todo al cortometraje que escribí, produje e hicimos para concientizar sobre el bullying. Estamos en plena edición del trabajo, a cargo de Sebastián Sorín que es el director junto a su papá, Carlos Sorín. Estoy con todo en este proyecto, y como es la primera vez, estoy un poco perdida. Pido consejos a amigos que ya están en esto hace rato, y la verdad es que fueron muchos los que se sumaron a este proyecto, que es como mi pequeño hijito. Cecilia Roth, Nancy Duplaá, Andrea Pietra, Julieta Ortega, Mirta Busnelli, Fenna Della Maggiora, Gastón Pauls, Benjamín Amadeo, Romina Gaetani y muchos actores más.

—¿En qué contexto te llegó la propuesta para hacer Acaloradas?

—Venía rechazando muchas obras porque no me gustaban los contenidos, siempre había algo que no me cerraba. Estaba inmersa en el trabajo del cortometraje, y en un momento me reuní con mi representante, que me dijo que no podíamos estar haciendo tan pocas cosas porque la realidad está difícil como para tener la suerte de tener tantas ofertas y estar rechazando todas. Así que acepté esta y la producción me dio una mano porque tengo un problema en la cervical, que era lo que me daba miedo, sobre todo en cuanto al exceso de traslado. Me dieron atención médica para que me traten la espalda y así poder cumplir con todo. La verdad es que senté cabeza y gracias a mi mánager pude decir que sí. No me arrepiento porque mis compañeras son increíbles, y me estoy divirtiendo mucho.

 

—¿Cómo estás de salud?

—Estoy muy bien gracias a Dios. El trabajo trae sus frutos así que todo el esfuerzo que puse en años anteriores en las terapias de todos los días hizo que hoy tenga una manera distinta de pensar y de ver el mundo, en la que puedo observar lo lindo.

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