Fiel a su costumbre, en una entrevista con Hoy, el actor de 80 años analizó la realidad argentina y los paradigmas actuales.
11/05/2020 - 00:00hs
Enrique Pinti actúa, produce, dirige sus espectáculos, ha escrito éxitos como Salsa criolla y Pericón, entre otros, y podría considerarse como el precursor del género stand up en el país. El multifacético hombre de teatro también participó de películas como Perdido por perdido; Arregui, la noticia del día; o Flop, y coprotagonizó el clásico Esperando la carroza. En diálogo con diario Hoy, recorrió sus memorables hits , haciendo hincapié en la división que genera el término grieta en todos.
—Al fondo a la derecha cuenta con todos tus
saberes dentro y fuera del escenario…
—Ahora las funciones están suspendidas hasta nuevo aviso. Es un espectáculo muy sencillo porque no tiene complicación. Se trata de un unipersonal sin ningún efecto de luces, ni nada. Es como una conferencia de un señor sentado en una silla que se apoya en una mesa como si estuviera en un bar. Este show es esquemático porque tiene un texto que cambia de acuerdo a la realidad.
—La obra Salsa criolla cumplió 35 años, ¿cómo los transitaste? ¿Qué tomás de ello para tus nuevas creaciones?
—Son evoluciones del público. Salsa criolla empezó en 1985 hasta 1994, antes hice mucho y le sucedieron El infierno de Pinti; Pinti canta las 40; Pericon.com.ar; Candombe nacional; la reposición de Salsa Criolla en sus treinta años; Otra vez sopa; y Al fondo a la derecha, que es el que hago ahora. Son años permanentes de bucear sobre la realidad e historia argentina.
—En relación con la famosa grieta, ¿pensás que sigue vigente?
—Sí, la grieta modifica y recorre transversalmente la historia de la humanidad. No podemos estar hablando de grieta (como si fuera algo típicamente nacional, auténtico y de ahora) como un problema de kirchnerismo y antikirchnerismo cuando los judíos y árabes se pelean de forma sangrienta desde hace tres siglos. Más aún, cuando en España se intenta hacer repúblicas aparte: catalanes por un lado, gallegos por otro. Abren una grieta infernal que viene desde hace años y no se han cerrado las viejas heridas de la guerra civil española. Es más, cuando sacaron los restos de Franco de una especie de altar que hay en el Valle de los Caídos, se armó un quilombo el año pasado entre personas ancianas que gritaban saquen a ese hijo de puta de ahí y la otra parte arengaba pónganlo que es un héroe. Las grietas no se cierran de golpe y porrazo, cada tanto, aparecen. El resurgimiento del nazismo en Alemania y otras partes de Europa muestra que la grieta se cierra aparentemente, pero se sigue igual. Vuelve a brotar el antisemitismo, las teorías de “mi verdad es la única y es la superior”; aflora en el lenguaje de Trump toda la parafernalia de lo peor de Macartismo. Hablar de grieta de en Argentina como un problema entre kirchneristas y antikirchenristas es minimizar la cosa. Es para débiles mentales.
Pinti recuerda Esperando la carroza
Cuando emiten la película en televisión el rating se dispara. Generaciones saben de memoria sus diálogos. Su mirada sobre la sociedad la mantiene vigente: la argentinidad al palo. “Fue una gran experiencia que tuvimos en ese elenco, fue un goce total y absoluto. Se trató de un rodaje muy fácil hecho en dos casas enfrentadas y separadas solo por la calle y en una placita cercana en el barrio de Versalles. Verdaderamente fue un placer enorme, fueron cinco o seis semanas de filmación donde lo único que hicimos fue morirnos de risa. Nunca tuvimos consciencia que iba a ser un clásico, para nosotros era una diversión. Es más los actores, estoy hablando de China Zorrilla, Luis Brandoni, Julio De Grazia, Mónica Villa, Antonio Gasalla, y yo le dijimos al director, ya fallecido, Alejandro Doria “¿che, no es mucho?” “¿estamos gritando demasiado?”. Creíamos que estábamos muy juntos, exagerados, entre otros, y cuando se estrenó la película vimos que tenía razón en cada elección estética que hizo”.
Su pasión por los musicales
Su mirada lúcida y crítica sobre la historia argentina y la política le permitieron forjar una serie de espectáculos, además de ser convocado por programas de televisión para opinar. Pero Enrique Pinti se dio el gusto de adaptar para el país y protagonizar un puñado de comedias musicales provenientes de Broadway con gran aceptación por los amantes locales del género. “Todo fue intercalado porque hubo un momento en que me parecía muy pesada la mochila y quise hacer otras cosas como Los productores de Mel Brooks junto a Guillermo Francella; Vale Todo con Diego Ramos y Florencia Peña, Hairspray, y El gentil hombre de Molière. Este último me pescó porque también lo interpreté en los inicios de mi carrera en 1958. Todo es una parábola de muchos años de trabajo. Desde que empecé mi carrera en los teatros independientes de lo que me preocupé fue en tener una formación integral como actor, director, productor, y autor”.