“La primera vez que toqué con mi banda, la gente nos tiraba pan”

En diálogo con este medio, Rubén Matos, el cantante del hit Salta pequeña langosta habló sobre su inserción y desarrollo en la música

Oriundo de Boedo, Rubén Omar Matos transitó la adolescencia entre sus dos pasiones: el fútbol y la música. Durante las tardes jugaba en las inferiores de San Lorenzo y luego ensayaba con su banda de rock, reconocida por sus covers de The Rolling Stones y The Beatles.

Al finalizar la secundaria, el joven músico consiguió un empleo en una fábrica de computadoras. Sin embargo, no conforme con esa ocupación, se presentó al casting de Alta tensión, un popular programa televisivo que marcó una época en la moda y en la música a partir de su innovadora estética. Su producción fue la primera en lanzar los discos de colores y presentar videoclips. El equipo estaba integrado por grandes estrellas como Fernando Bravo, Susana Romero y Susú Pecoraro, entre otros. 

Tras quedar seleccionado, Rubén renunció a su trabajo e incursionó en la pantalla chica, dando inicio a una carrera artística que lo llevó a grabar inolvidables hits como Salta pequeña langosta, Que la dejen ir al baile y De boliche en boliche. 

Con el transcurso del tiempo, el artista participó de comedias como Poné a Francella, en el espectáculo teatral de revista Barbierísima, hizo shows en Crónica TV, condujo 30 y pico con Manuela Bravo, y tuvo un pequeño rol cinematográfico en Titanes en el ring. También integró durante seis temporadas el programa de radio que Juan Alberto Badía hacía en Pinamar. 

En el presente, está inmerso en dos proyectos con amigos entrañables. Por un lado, junto a Donald y Juan Marcelo formaron Los Reyes del Recuerdo, un trío que se presenta en casinos y festividades provinciales. Por otro, con Liliana Maturano, más conocida como Tormenta, se encuentra al frente de Si fuera como ayer, un magazine musical. En una charla con diario Hoy, el cantante habló sobre su historia en la música.

—¿Es cierto que durante uno de los shows que dieron con tu banda, el público terminó arrojándoles pedazos de pan?

—Fue en La taberna de Julio, muy cerca de la cancha de San Lorenzo. Ahí se hacían despedidas de soltero y el lugar se transformaba en una batalla campal. La primera vez que toqué con mi banda, la gente nos tiraba pedazos de pan. Entonces, desde el escenario respondíamos de la misma manera. Imagínate que teníamos el tupé de salir con el pelo largo, zapatillas y así no te dejaban entrar en ningún lado. Ahora eso se convirtió  casi en un uniforme.

—Entraste a Alta tensión como bailarín y diste tus primeros pasos como cantante, ¿cómo fue ese cambio?

—A los 15 años tuve mi propia banda, cantábamos en inglés y en aquella época ya imitábamos a los grandes grupos. Cuando ingresé al programa fue para bailar pero, según el contrato, si uno de los integrantes tenía alguna otra habilidad artística debía darle exclusividad a la productora que nos empleó. Así supieron que tenía grabaciones y automáticamente pasé a participar como cantante. Fue una experiencia increíble y hasta el día de hoy somos recordados. 

—Fuiste el responsable de hits que perduran hasta hoy, ¿por qué creés que se dio este fenómeno?

—Considero que la frescura de las canciones, sean mías o de mis colegas, tocan un timbre emotivo y trasladan a las personas a otros momentos de sus vidas, es como un efecto mágico. También sucede que cuando empezamos, los fanáticos eran muy jóvenes. Ahora escuchan la música y vuelven a aquellas épocas. 

—Numerosas hinchadas de fútbol reversionaron el tema Salta pequeña langosta, ¿te emociona?

—La verdad es que le cambian el sentido de las palabras con una letra más pícara (risas). Es parte del folclore del fútbol, cuando una canción pasa a ser masiva, deja de pertenecerte y se transforma en un hit popular.

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