Hablamos con Liliana Paolinelli sobre su nueva película "Un hombre que escribe".
17/04/2024 - 00:37hs
Con la excusa del estreno en el 25 BAFICI, que arranca hoy, hablamos con Liliana Paolinelli sobre su nueva película Un hombre que escribe, que se verá en la sección Artes y Oficios del Festival y refleja el pensamiento de Abelardo Castillo.
—¿Por qué decidiste continuar con el cine documental en vez de ficción?
—A partir que hice el documental El baldío descubrí una forma de producción mucho más asequible, más fácil, digamos, a la medida de la capacidad productiva que tengo y que tiene mi productora, que es una productora chica, Mandragora. Que también me permite ir a abordar lo que me interesa del tema, de a poco y reflexionando un poco más en la línea del tiempo, ir haciendo montaje. Porque es muy distinta la forma de producción de la ficción, donde vos tenés un guion y tenés que cumplir un rodaje en cuatro semanas, días consecutivos y no te podés apartar de ese esquema, porque si no ya los costos se irían por las nubes. Entonces, bueno, esto me permite armar un grupo chico, un equipo chico de gente e ir planteando días de rodaje, jornadas de acuerdo con las necesidades, las ganas, la capacidad que se tiene, y eso da mucha flexibilidad.
—Para producir El baldío había como un interés personal que después disparó una película acá, ¿cuál es tu vínculo particular con la literatura?
—Siempre me gustó leer y escribir. Yo escribí mayormente guiones de cine, pero la escritura siempre estuvo, escribí guiones, aunque no se filmaron, me levantaba y empezaba a escribir, la lectura estuvo presente siempre en casa. En casa había una biblioteca y mi mamá, escritora de poesía, pero los libros fueron siempre algo muy familiar en casa.
—¿Te acordás que libros había?
—Ciencia ficción, pero yo a la ciencia ficción accedí de más grande, los libros de la colección Robin Hood, y de adolescente como Stevenson, clásicos. Yo de chica y adolescente me los devoraba y ya sabía qué autores eran mis preferidos y volvía a ellos cada tanto, entonces me viene un poco de ahí y, bueno, hasta que pasan los años y yo conozco personalmente a Abelardo Castillo. De leerlo, ya lo había leído a los veintipico y me había fascinado y con los años lo conocí a través de Paula Grandio, que terminé casándome con ella. Paula era muy amiga de Abelardo y de Silvia. Paula había ido a sus talleres y entonces tenía una relación de muchos años. Empecé a participar de sus cumpleaños y a armarse una relación y en 2015, más o menos, en una charla en su casa, estábamos los cuatro y surgió la idea de hacer un documental sobre él. Empezamos a tirar ideas sobre la forma que tendría este documental y arrancamos con dos entrevistas y en un momento él decidió hacer una pausa porque se sentía un poco cansado después de cada entrevista donde repasaba toda su vida en una charla.