Enamorada de la música, siempre está pensando nuevas canciones y tocando. Emblema de la música indie de principios de los 2000, Ezquiaga sigue en el camino de la composición sin mirar la velocidad del mundo.
La cantante y compositora María Ezquiaga, que durante más de 20 años tocó con su banda Rosal, se lanzó hace menos de un año como solista. Siempre inmersa en el mundo de la música, María reflexionó con diario Hoy sobre estos tiempos de tanta incertidumbre y vértigo.
—Estamos pasando por un momento muy particular. ¿Qué sensaciones tenés al respecto y cómo lo traducís en tus canciones?
—Me parece que estamos en un momento de cambio, de transición a otra cosa. Hay muchísimas situaciones que dan cuenta de que el sistema en el que estamos necesita un cambio. Siento que lo peor que podemos hacer es querer volver a lo anterior porque no es posible. El mundo está necesitando una redistribución y eso solo va a ser posible con participación. Hay un grupo de músicos que se llama Artistas por la tierra, que se está organizando para hacer activismo en relación a la ecología. Creo que la posibilidad de conseguir la ley de interrupción voluntaria del embarazo nos muestra que con participación se pueden hacer cambios. Por otro lado, para mí, el lugar del arte es el de la valentía. Los artistas no podemos manejarnos como publicistas o licenciados en marketing. La función del arte y de los intelectuales siempre fue la de cuestionar, ampliar la visión, porque este sistema es muy cruel con el que no cumple con los mandatos. El arte es inútil en el mejor sentido, no tiene una utilidad comercial pero es muy útil como lo son el ocio o los momentos de introspección.
—La igualdad de género actualmente tomó protagonismo. ¿Te sentís parte de esto?
—Leo, escucho lo que dicen las nuevas generaciones, trato de apoyar las causas desde mi lugar, educarme para descartar lo que ya no sirve, y como en todos los demás temas, entender cuál es mi punto de vista en lugar de repetir opiniones o eslogans. Es un modo de ser más feliz, estar más despierta, porque todas las imposiciones de lo que debemos ser las mujeres nos angustian, nos hacen menos libres. Y sabemos que todo esto responde a un modelo económico de distribución de roles. En mi opinión, lo mejor que podemos hacer es leer gente que estudió, que investigó. Entiendo que hay gente que funciona como divulgadora, pero creo que hay que ir a fondo y buscar gente que haya trabajado seriamente. Entiendo que hay grupos que sirvieron a la hora de visibilizar las causas, pero me parece que hay que escuchar a muchas intelectuales que vienen investigando sobre las desigualdades y que linkean con otros temas que nos hacen entender un poco mejor el contexto de donde estamos para poder resolver.
—¿En qué estás trabajando actualmente?
—Estoy presentando Algo salió bien, que es un adelanto de mi disco Interacción, mi primero como solista, que sale dentro de un mes más o menos. Escribimos esta primera canción con Guadalupe Gaona. Es una fotógrafa y poeta que tiene un par de libros editados muy lindos. Con ella venimos trabajando juntas hace unos años. Elegí Algo salió bien porque es un poco más liviana y rítmica que las demás y explica un poco el devenir del disco. La grabación fue una experiencia muy necesaria para mí, tocamos con Leo Fernández, un guitarrista que admiro, que viene del jazz.
“Por ahora con Rosal decidimos tomarnos un tiempo”
“Mi proyecto solista lo siento como una nueva etapa, como una confirmación de que sigo en este camino de hacer discos, canciones, música, buscar un nuevo sonido”, dijo a diario Hoy María Ezquiaga, y nos contó más detalles de su trabajo.
—¿Cómo mantenés tu carrera siempre en movimiento? Teniendo en cuenta el ritmo tan vertiginoso que hoy imponen las redes sociales.
—Creo que el primer paso es estar entusiasmada una misma con la música. Yo hago música para compartirla con los demás. Las cosas valen más allá de cuántos seguidores tengan.
—¿Qué podés contarnos sobre tu trayectoria?
—La trayectoria es la parte que se ve del camino recorrido. De mi trayectoria saco en limpio la gente que conozco, los amigos, los colegas con los que compartimos música y con los que cuento para grabar o hacer música porque hay algo construido. Esa base se armó con años de ensayos, de encierro haciendo canciones y de shows en vivo.