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Tras una larga separación, Volcán regresó a los escenarios con una gira nacional. Su cantante superó una depresión y ahora disfruta del éxito de su banda
26/12/2017 - 03:50hs
A los 17 años, el cantante Roberto Edgar se presentó a un casting para integrar Volcán, una formación tropical producida por el célebre mentor Roberto Fontana. Cuando la etapa de pruebas llegó a su fin, el joven misionero resultó electo como líder del grupo y estaría acompañado por Pablo Sensazonna, Agustín Almirón, Octavio Lavegna, Pablo Serantoni y Nicolás Priatti.
Tiempo después, la banda grabó su primer álbum y eligió Esa malvada como corte de difusión. Lo que sus integrantes nunca imaginaron era que la canción sería un éxito que tendría vigencia hasta la actualidad.
En 1999 ocurrió un trágico accidente automovilístico en el que fallecieron los padres de la voz principal y el productor musical Fontana. Ante el desesperante momento, el cantante abandonó el grupo, se sumió en una profunda depresión e intentó suicidarse en más de una oportunidad. Sin embargo, gracias al apoyo de su familia y su posterior acercamiento a la fe, el joven resurgió del caos para seguir adelante.
Instalado en Misiones, Roberto se casó y es padre de un niño de 3 años. Además, trabaja en la televisión local y es dueño de una discoteca en Iguazú. Lo más importante es que, 20 años después, se reunió con sus excompañeros de Volcán y volvieron al ruedo.
En una entrevista con diario Hoy, el intérprete habló de su curioso trabajo junto a Charly García y sobre el regreso del mítico grupo.
—¿Alguna vez imaginaste las satisfacciones que te daría Esa malvada?
—La canción nos dio la posibilidad de trascender las fronteras de la Argentina. Desde hace 20 años Esa malvada continúa vigente. Es uno de los temas más escuchados en la historia de la música tropical. Mi hijo la canta y baila, eso es todo un orgullo. Ahora estamos de gira por todo el país.
—Tras cuatro años de éxito, Volcán llegó a su fin, ¿cuál fue el motivo de la ruptura?
—Esta carrera me dio cosas lindas y otras terribles. En 1999, el sábado 19 de junio, a las 22.30, en un accidente automovilístico perdieron la vida mis padres y mi representante artístico, Roberto Fontana. Ese año, mi vida cambió de repente y para siempre. Me alejé de la banda, volví a la música como solista pero estaba muy mal. Así que me alejé y tuve una depresión que duró cinco años.
—¿En dónde encontraste la fortaleza para seguir adelante?
—En Dios, que me sacó de todo esto. Cuando tomé la decisión de suicidarme, empecé a orar y le pedí que me diera fuerzas y así ocurrió. Pasó el tiempo, volví a empezar y me instalé en Misiones, donde formé mi familia, me casé y tuve a mi hijo. Ahora estoy feliz.
—Después de Volcán, compraste una limusina y Charly García te alquiló el vehículo, ¿qué podés contarnos sobre esa experiencia?
—Cuando grabamos el videoclip de Lengua brava, conocí cómo era el automóvil por dentro y me encantó. En ese momento, pensé que cuando pudiera, me compraría una para darme el gusto. Un día surgió la oportunidad, pude alcanzar ese sueño y tuve mi propia limusina. La usaba para salir a pasear con amigos y distraerme. Intentaba, con mucho esfuerzo, que mi vida cambiara con los gustos que me podía dar, pero nada me resultaba suficientemente bueno. Estaba depresivo. Un día, me llamó el representante de Charly García para alquilar el auto. Acepté sin que me pagaran porque me encanta su música. Después de eso, nos fuimos de gira por tres días. Trabajamos juntos durante seis años. Fue una experiencia increíble.