Día Nacional de la Lucha contra la Obesidad

En la Argentina, seis de cada diez adultos tienen exceso de peso. De estos, más de la mitad sufren la enfermedad

Hoy, tercer miércoles de octubre, es el Día Nacional de Lucha contra la Obesidad. Una oportunidad para reflexionar qué sabemos en la Argentina sobre esta enfermedad y cómo podemos mejorar su comprensión para evitar comentarios como esos, relatados en primera persona por quienes buscan ayuda o consultan por un control de salud. En esas palabras, se reflejan los prejuicios y el desconocimiento, incluso de los profesionales de la medicina.

La lucha no es contra la obesidad, sino contra la mirada acusatoria y los juicios hacia las personas que viven con exceso de peso. Según un reciente estudio, las personas hacen al menos cuatro intentos en promedio para bajar de peso, y el retardo en la consulta y abordaje adecuado aumenta la cantidad de complicaciones asociadas.

Actualmente, en la Argentina, seis de cada diez adultos tienen exceso de peso, y de estos, más de la mitad tiene obesidad. Es una enfermedad crónica, compleja y multifactorial, que se produce a partir de una tendencia genética y hereditaria y que está altamente influenciada por el medio ambiente y el estilo de vida.

Esta patología se define clásicamente por una relación matemática entre el peso y la estatura que es el índice de masa corporal. Cuando es igual o mayor a 30 kg/m2 decimos entonces que el diagnóstico es obesidad.

Independientemente de la forma en que esté distribuida la grasa corporal, este punto de corte, de manera estadística, indica una mayor susceptibilidad a tener complicaciones en la salud desde el punto de vista metabólico, funcional e inclusive en el estado de ánimo.

Los sistemas hormonales de regulación del apetito y la saciedad provienen de distintos órganos (tejido adiposo, estómago e intestino) y se integran en el cerebro generando, finalmente, conductas que se traducen en búsqueda y deseo de comer.

Sobre estas señales biológicas, además, el medio ambiente influye fuertemente con la oferta de comida alta en grasa, azúcar y sal, las cuales son muy apetecible para nuestro cerebro que está muy influenciado por las emociones.

Todos tenemos una relación única con la comida que se inicia ya en los primeros años de vida y por eso la propuesta de cambio de hábitos debe ser posible y paulatina, respetando las individualidades e historia de cada persona.

Pero también una reducción del cinco por ciento del peso corporal ya produce mejorías importantes en la salud. El objetivo no es alcanzar un peso ideal, que es el de una persona joven que nunca tuvo exceso de kilos, sino el peso posible.

Este será diferente en cada persona dependiendo de la edad, momentos vitales de vida (embarazo, menopausia), el peso máximo alcanzado, cuántas veces hubo descensos y re ganancias de peso, y de otras situaciones que pueden afectar la disposición para cuidar el peso corporal.

Ahora, por ejemplo, el aislamiento social preventivo que modificó la dinámica personal, familiar, las rutinas de comidas y el movimiento cotidiano, también influyen en el peso posible.

La Federación Mundial de Obesidad establece la necesidad de abordar esta enfermedad no solamente desde lo individual con estrategias hacia las personas que viven con obesidad, sino con las siguientes políticas globales prioritarias:

- La obesidad como enfermedad: desmitificar que es una cuestión sólo de comer menos y moverse más, para promover mayor diagnóstico, tratamiento y reconocimiento por el sistema de salud.

- Restricciones al marketing de la alimentación: regular el etiquetado nutricional, restricciones en las bebidas azucaradas y limitar el tamaño de las porciones, entre otras.

- Prevención de la obesidad infantil: comparado con sus pares de la misma edad, un niño o niña con obesidad suele tener más impacto en su autoestima y relacionamiento, y mayor probabilidad de sufrir enfermedades metabólicas en la adultez.

- Cobertura sanitaria para la obesidad: mejorar los sistemas de salud para fortalecer la prevención y tratamiento. Cobertura de medicamentos y acceso a la cirugía de la obesidad, entre otras cosas.

- Estigma del peso: que se refiere a los actos e ideologías discriminatorias dirigidas a las personas por su peso y tamaño y esto ocurre en distintos ámbitos. En las escuelas, lugares de trabajo, medios masivos de comunicación y redes sociales entre otros.

Por todo esto es importante que reflexionemos sobre la obesidad y aprendamos a no mirar a las personas solo por supuestos ideales de belleza y un número en la balanza.