Diario Hoy dialogó con la responsable de Medicina del Sueño de la Fundación Favaloro, Mirta Averbuch, sobre la problemática que experimentan millones de personas en confinamiento.
20/05/2020 - 00:00hs
Con el avance de la pandemia, muchas personas comenzaron a experimentar un síntoma poco relacionado al coronavirus. Mientras que las redes sociales se plagaron de memes sobre la dificultad para conciliar el sueño, algunos acudieron a profesionales para resolver este problema que incide sobre la calidad de vida.
La neuróloga y jefa de Unidad de Medicina del Sueño de la Fundación Favaloro, Mirta Averbuch, dialogó con diario Hoy y reconoció que las consultas se quintuplicaron desde el comienzo del confinamiento.
–¿Hay más casos de insomnio?
–En realidad, nosotros hablamos de un jet lag social o retraso de fase, que sucede cuando la gente cambia el horario de acostarse o levantarse. Los pacientes se acuestan a las tres o cuatro de la mañana y se levantan a las dos de la tarde. Aquí se produce un desfasaje del reloj biológico interno, que nos marca que entre las once o las doce de la noche hay que ir a dormir, y el reloj externo, que indica que en la casa hay luces, televisión y celulares. Hay una disociación.
–¿En qué grado afecta al sueño el uso de las pantallas?
–El celular, el televisor y la computadora emiten una luz azul muy potente que bloquea la curva de sueño. Impide la secreción de melatonina, que es la sustancia que produce el cerebro y que se relaciona directamente con el sueño y la oscuridad. Una hora antes de acostarse, por lo menos, hay que dejar de usar este tipo de dispositivos.
–¿La falta de luz solar también altera al organismo?
–Así como el sueño necesita de la oscuridad, la vigilia requiere de la luz solar para poder hacer lo que fisiológicamente debemos hacer cuando estamos despiertos. Sino, no estamos ni bien despiertos, ni bien dormidos. Por eso, es importante exponerse a la luz del día.
–¿La ansiedad repercute en el descanso?
–La ansiedad crea preocupación, pre-ocupación. Nos ocupamos de cosas que tal vez ni siquiera sucedan. Esto alerta aún más a todos los sistemas de vigilia, de despertar, y estamos enchufados a 220v durante las 24 horas del día. Cuando uno se acuesta con preocupaciones, no llega a la fase profunda del sueño. La gente está durmiendo, pero pendiente de los ruiditos, de todo.
–¿Por qué es tan importante el sueño profundo?
–En el sueño profundo, en las dos o tres primeras horas de la noche, desciende el cortisol, la hormona del estrés. Solo en ese momento. Entonces, si no dormimos profundamente, los niveles de estrés no bajan. Por lo tanto, estamos hiperestimulados e hiperactivados todo el día.
–Hay personas que están durmiendo excesivamente…
–Nadie duerme más de lo que necesita. Si antes dormían seis horas y ahora lo hacen diez, quiere decir que les estaba faltando sueño.
–¿Qué recomendación darías a quienes tienen dificultades para conciliar el sueño en esta cuarentena?
–Es fundamental que, al levantarse, salgan de la habitación. Luego, hay que quitarse el pijama y vestirse. Desayunar y empezar las actividades diarias, así sean mínimas. Las rutinas no son solo para acostarse y levantarse, sino también para las tareas, la comida y el ejercicio. Tiene que haber una regularidad en los horarios.
–¿Hay alguna bebida que ayude a descansar?
–Las bebidas estimulantes, como té, café, mate y gaseosas cola deberían estar prohibidas después de las seis y media de la tarde. Las infusiones de tilo o valeriana pueden ayudar, siempre que no haya un insomnio crónico. Una copa de vino, una o dos horas antes de acostarse, está permitida. Sin embargo, no debe utilizarse al alcohol como inductor, ya que lo que hace es fraccionar al sueño, impidiendo alcanzar etapas profundas.
–¿Se sugiere consumir algún medicamento de venta libre ante este problema?
–No, siempre se sugiere consultar a un médico especialista. No hay que automedicarse. Que sea de venta libre, no quiere decir que esté indicado para cualquiera.