26/02/2014 - 14:21hs
Esta frase que encomilla el título de la nota pertenece al Obispo auxiliar de La Plata, Monseñor Nicolás Baísi, quien afirmó que la Beata María Ludovica de Angelis "es un regalo del Espíritu Santo a nuestra Iglesia platense. Porque, como afirma el salmo (103), cuando el Señor envía su espíritu se renuevan todas las cosas".
Al presidir, en la Catedral, la Santa Misa en la memoria de la querida religiosa de las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, en el décimo aniversario de su beatificación, y en el 125º aniversario de la fundación del Hospital de Niños, que lleva su nombre, agregó que "ella le abrió, de par en par, las puertas de su corazón a Cristo (Ap 3, 20). Y ello se tradujo en la santidad de su vida, y se multiplicó en más remedios, más salas de atención para los niños, más instrumentos quirúrgicos y, sobre todo, en la plenitud de un Amor, que se entrega permanentemente".
Concelebraron con Monseñor Baísi varios sacerdotes de la Arquidiócesis, y ayudaron en la Misa miembros de la Pastoral de Monaguillos y Caballeros del Altar. "A los consagrados -añadió-, la Beata Ludovica nos deja un luminoso ejemplo del cuidado y la dedicación para con los niños, que nos enseña el propio Jesús (Mc 10, 13 - 16). De ellos también debemos aprender".
Asistieron a la celebración numerosos fieles, y miembros de diversas congregaciones; especialmente, claro está, de la Congregación a la que perteneció la religiosa. "Gracias a Dios -concluyó Mons. Baísi- tenemos en nuestra Arquidiócesis numerosos ejemplos de consagradas que se entregan en el silencio, y en el anonimato. Ellas llevan a la práctica, permanentemente, las enseñanzas de Cristo. Y forman parte de esos tesoros de santidad que, gracias a Dios, abundan en la Iglesia".
Monseñor Baísi, presidirá las fiestas patronales, con procesión y Misa, de la Parroquia Beata María Ludovica, ubicada en 524 entre 120 y 121, en adyacencias de la bajada de la autopista Buenos Aires - La Plata, el próximo domingo 9 de marzo, a las 10. Será acompañado, en la ocasión, por el párroco, padre Pablo Pastrone.
HISTORIA DE SANTIDAD
Nacida el 24 de octubre de 1880, en San Gregorio –pueblito de los Abruzzos-, Italia, María Ludovica de Angelis, ingresó con las Hijas de la Misericordia, fundadas por Santa María Josefa Rossello, el 14 de noviembre de 1904. Tres años después llegó a la Argentina, y fue destinada al Hospital de Niños platense.
“Hacer el bien a todos, no importa a quién”, fue su lema distintivo. Infatigable y apasionada por Cristo, a quien reconocía con ardiente caridad en los niños enfermos, logró obtener salas de cirugía, salas para los pequeños yacentes, nuevas maquinarias, un edificio en Mar del Plata, para la convalecencia de los niños; una capilla (hoy parroquia Sagrado Corazón de Jesús, de City Bell), y las quintas de la zona para que sus niños tuviesen siempre alimento genuino.
Durante 54 años fue amiga y confidente; consejera y madre, guía y consuelo de cientos de personas, de toda condición social, en City Bell. Murió en La Plata, en 1962, a los 82 años. Su proceso de beatificación comenzó en 1996. Fue declarada Venerable en 2001, y fue beatificada en Roma, en 2004, por el Papa Juan Pablo II. Sus restos descansan en la Catedral de La Plata.