Mar del Plata colmada por familias y jóvenes

Los turistas disfrutan a lo largo de los 47 km de costa

Música alta, piletas, clases de gimnasia, tendencias de moda y entretenimientos para los más chicos son las tendencias que más buscan y disfrutan los turistas en los balnearios de la ciudad de Mar del Plata a lo largo de sus 47 kilómetros de costa.

Las playas de Camet y La Perla, en el norte de la ciudad, son las preferidas este año por los marplatenses, pero no por los turistas que se volcaron masivamente a las tres playas públicas que abrió el gobierno bonaerense, las cuales poseen acceso gratuito a sombrillas y juegos. 

Estos balnearios ubicados frente al Museo del Mar y en la avenida Constitución y la costa, ofrecen duchas, locker, agua para mate, internet gratis y un bar, donde el agua o las bebidas colas salen 35 pesos, de los cuales la mitad es donado para los dos hospitales públicos que están en la ciudad balnearia.

La ya clásica Playa Popular I y II, situada en el centro de la ciudad, fue invadida como todos los veranos por los turistas con sus reposeras y sombrillas de colores, lo que contrasta con los balnaerios del sur como Playa Chica y Playa Grande.

Aquí, en especial en Playa Grande, están los jóvenes que tratan de marcar la tendencia del verano con sus mallas y accesorios para una jornada de playa. 

Aunque también están familias marplatenses que además de tomar sol, disfrutan de jugar a las cartas o de juegos de mesa. 

En Playa Grande, el precio de las carpas por la temporada completa se puede conseguir , el mes de enero, desde los 28.000 pesos; y la quincena a partir de los 17.000 pesos; mientras que por día el costo arranca desde los 600 pesos.

Los amantes del surf pueden dirigirse a Playa Varese o a las situadas más al sur de la ciudad, donde se practica el kate surf, y en donde numerosos vehículos de doble tracción estacionan sobre la arena muy cerca de la orilla.

Aquí la mayoría de los que disfrutan del sol son los jóvenes, que tratan de marcar tendencias y aguardan con ansiedad las 18 horas, cuando baja la temperatura y se empieza a escuchar, a todo volumen, la música de moda del verano.