Nobel de Medicina para tres investigadores del reloj biológico

Interés General

03/10/2017 - 02:23hs

Los estadounidenses estuvieron al frente de importantes avances sobre los ritmos de vida que comparten todos los organismos. Una científica del Conicet subrayó el vínculo de estas eminencias con los profesionales argentinos

El Premio Nobel de Medicina de 2017 es para los estadounidenses Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young, por sus “descubrimientos de los mecanismos moleculares que controlan lo que se conoce como reloj biológico”, anunció ayer la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo.

Desde hace casi cuatro décadas estos especialistas buscan explicar cómo funcionan los “relojes” internos que tenemos todos los organismos vivos y que regulan nuestros procesos fisiológicos en sincronía con el medio ambiente, repitiendo ciclos de aproximadamente 24 horas que también pueden regularse internamente, aunque las condiciones del ambiente cambien.

Los tres galardonados mantuvieron a lo largo de su carrera un intercambio fluido, a través de congresos y comunicaciones, con científicos argentinos que realizaron importantes aportes sobre el tema. En 2007, Michael Rosbash lideró un trabajo titulado La red circadiana de Drosophila es un temporizador estacional, entre cuyos autores se encontraba Fernanda Ceriani, jefa del laboratorio de Genética del Comportamiento de la Fundación Leloir e investigadora del Conicet. De hecho, el vínculo es tan fluido que, hace menos de una semana Rosbash brindó una conferencia en la Fundación Instituto Leloir. 

En diálogo con diario Hoy, Ceriani festejó el reconocimiento y destacó el rol de los investigadores en la materia. “Son los fundadores de la cronobiología molecular. Antes de ellos,  se sabía muy poco sobre el tema”, sostuvo. Las tres eminencias son referentes ineludibles en la materia, sin embargo el vínculo entre Rosbash y el instituto Leloir es más cercano. Así lo describió Ceriani: “No puedo ser parcial por la fascinación que siento. Los científicos compiten para trabajar junto a él. Cuando termina una conferencia, se queda intercambiando sus conocimientos con quienes se le acercan. Con más de 70 años, todavía sigue investigando y pensando en cuál será la siguiente pregunta”. 

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