La indignación se incrementó hoy en Occidente y la Unión Europea (UE) amenazó con sanciones por el desvío forzoso a Bielorrusia de un avión de pasajeros europeo para detener a un destacado opositor al presidente Alexander Lukashenko.
24/05/2021 - 10:42hs
Bielorrusia, por su parte, rechazó las críticas y las acusaciones de la oposición y líderes extranjeros que consideraron que el avión fue secuestrado en un acto de piratería y "terrorismo".
El vuelo de la aerolínea Ryanair que iba a Vilna, la capital de Lituania, en el que viajaba el periodista disidente Roman Protasevich, fue desviado ayer cuando se encontraba en el espacio aéreo bielorruso por una supuesta amenaza de bomba.
Acompañado por un avión de combate bielorruso, el aparato aterrizó en la capital, Minsk, donde Protasevich, de 26 años, que vivía entre varios estados de la UE, Polonia y Lituania, fue detenido junto con su pareja.
Los líderes occidentales acusaron al régimen de Lukashenko, en el poder desde hace más de un cuarto de siglo, de secuestrar a un avión europeo e insistieron en que la acción no quedaría sin respuesta.
Muchos líderes europeos pidieron nuevas sanciones contra el país en una cumbre prevista para hoy, mientras que Estados Unidos denunció los hechos y exigió la liberación de Protasevich.
En su primera reacción oficial tras el incidente, el ministerio de Relaciones Exteriores de Bielorrusia insistió en que el país había actuado legalmente y acusó a los occidentales de intentar hacer política.
"No hay duda de que las acciones de nuestras autoridades competentes (...) cumplieron plenamente las normas internacionales establecidas", dijo el portavoz del Ministerio, Anatoly Glaz, en un comunicado, en el que acusó a Occidente de "politizar" la situación.
"Se están haciendo acusaciones infundadas", agregó, informó la agencia de noticias AFP.
La UE y otros países occidentales ya impusieron numerosas sanciones al Gobierno de Lukashenko por la brutal represión de las manifestaciones de la oposición tras su polémica reelección para un sexto mandato en agosto del año pasado.
Junto a su cofundador Stepan Putilo, Protasevich dirigía hasta hace poco el canal Nexta en Telegram, que animó y dirigió las protestas, el mayor desafío al gobierno de Lukashenko desde que tomó el poder en este país exsoviético en 1994.
El desvío del avión fue condenado rotundamente en Europa: la jefa de la UE, Ursula von der Leyen, lo calificó de "indignante e ilegal", Polonia denunció "un acto de terrorismo de Estado" y Francia pidió una "respuesta fuerte y unida".
La OTAN exigió una investigación sobre el "grave y peligroso incidente", mientras que el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, lo calificó de "impactante" por poner en peligro "la vida de más de 120 pasajeros, entre ellos estadounidenses".
Sin embargo, Rusia, la principal aliada de Bielorrusia, mostró poca preocupación y la vocera de su Cancillería, María Zajarova, se burló de la indignación occidental.