Agotamiento K: el peligro del estallido social

Política

21/02/2014 - 06:05hs

Especialistas consultados por Hoy afirmaron que el gobierno debe recortar el gasto improductivo porque “ya se tocó un límite”. Preocupación por quienes pagarán el fin de la fiesta. El problema fiscal, el déficit y la dependencia de los planes 

"Se llegó al límite”. Increiblemente, tanto Claudio Lozano como Manuel Solanet, dos de los economistas consultados por Hoy para echar luz sobre el agujero negro del gasto público y el déficit nacional, coincidieron en utilizar la misma frase para señalar la necesidad de ponerle un fin a la política de los subsidios. 

Por su lado, Osvaldo Ferreres aseguró que el gobierno de Cristina Kirchner “deberá solucionar este problema en el corto plazo”. 

De distintas tendencias, abonando diferentes teorías, todos señalan el despilfarro de la gestión K como una de los causantes de esta crisis y apuntan a responder, ahora: ¿quién pagará los platos rotos? Pensemos una imagen: la música se diluye en un salón vacío (todos se fueron o se quieren ir); las luces se encienden, y a pesar de la resaca de una fiesta que no termina de acabar, los que barren la mugre son otra vez los mismos. Los que ponen los platos, los trabajadores. 

El problema 

“El gobierno tiene un problema fiscal, con un déficit de más de 4 puntos del PBI. Encima, no tiene acceso al crédito, de manera que financia ese déficit consumiendo fondos de los jubilados, o emitiendo moneda. Estos dos recursos, a su vez, son los que ocacionan el problema de la inflación. Por eso, esto ya tocó un límite y hay que corregirlo. En este contexto se habla de eliminar los subsidios”, señaló a nuestro diario Solanet, director de Políticas Públicas del centro de investigaciones Libertad y Progreso.  

Por su parte, Lozano opinó: “El déficit que hoy exhibe el Estado nacional equivale aproximadamente al monto total de subsidios. Eso muestra que se llegó al límite y que la necesidad de revisar y replantear esa estrategia resulta impresindible”. Agregó que “acá el problema no son sólo los subsidios, sino también distintos tipos de desgravaciones, que estan vinculadas a consentir movimientos especulativos o dominantes de sectores con determinada capacidad económica. Asique lo que se esta imponiendo como necesidad, y es nuestro proyecto en el Congreso, es la apertura de una comisión de trabajo que estudie subsidio por subsidio, y régimen promocional por régimen promocional, para ver hasta qué punto se justifican algunos gastos”. 

Para Ferreres, a su vez, “hay que tener en cuenta que el gasto público creció más del 600% en la última década, agudizándose sobre todo a partir de 2007, es decir, con el gobierno de Cristina”. Por eso, reducirlo no será tarea sencilla. Menos aún, sin de- satar un peligroso estallido social. Hay derechos ganados y adquiridos “a pesar de”, y no “gracias a”. Con todo el peso de las crisis pasadas sobre nuestras espaldas, y con sus aprendisajes. 

La energía

Manuel Solanet destacó que “al gobierno le está costando recortar los subsidios de la energía, incluso a los sectores de más alto nivel. Pero más dificil es el tema de los planes sociales, pues muchas personas dependen de ellos. De reducirlos, el gobierno teme que se produzca una estampida social”. 

También será dificil, agregó, “bajar el gasto reduciendo el emplo público, que creció un 50% en los últimos diez años”. Por esto también, para Lozano hay que cortar por lo fino, y ver quienes son los amigos que se hicieron la fiesta. “Debe ser una operación quirúrgica, para no descargar sobre las capaz más vulnerables un problema que no lo generaron ellos”. 

Cabe recordar, en este sentido, que el gasto en energía supera incluso a los fondos para la Asignación Universal por Hijo. “En el caso de los subsidios a la energía, es innegable que detrás de eso se encuentra el subsidio a las grandes petroleras privadas, como un intento de pagarles un precio que les garantice una renta extraordinaria, ya que reciben, por cada barril de petróleo, un 700% de ganancia respecto del costo de producción”. 

Los salarios

“Las consecuencias (de no terminar con la política del despilfarro) son claras, y las estamos sufriendo. Son la inflación, el déficit fiscal traducido en ajuste, mediante la devaluación y la mayor emisión de moneda que, como esto es una cadena, sigue generando más y más inflación. Es decir, los salarios valen, y van a valer, cada vez menos”, dijo Solanet. 

Lozano fue más allá y advirtió que “estamos ya en un proceso de estanflación (inflación sin crecimiento), en un claro estancamiento que con las medidas que Cristina tomó en el último tiempo, respecto de la suba de precios, las tasas de interés, y seguramente con lo que vaya a repercutir de las paritarias; se agravará el ajuste y los salarios terminarán de perder la batalla contra la inflación”. Finalmente, señaló que “la actividad económica va a caer, con un problema aún más grave que los anteriores: la destrucción del empleo”.

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