Ajuste sin crecimiento: el verdadero drama de las PyMes

Lejos de las expresiones de deseo y eslóganes Pro, la realidad de las PyMes se presenta dura en términos de rentabilidad y subsistencia. Los brotes verdes son, para ellas, poco menos que una quimera.

Lejos de las expresiones de deseo y eslóganes Pro, la realidad de las PyMes se presenta dura en términos de rentabilidad y subsistencia. Los brotes verdes son, para ellas, poco menos que una quimera.

Varias de sus preocupaciones van en línea con lo ya advertido desde estas páginas. Según un relevamiento reciente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), esperan una caída pronunciada en el consumo y un mercado interno “muy debilitado”, ante el aumento de precios y tarifas, de impuestos y las anunciadas políticas de ajuste tras la corrida cambiaria.

   Esto hace que se restrinjan los gastos y pedidos de mercadería, a la vez que las posibilidades de despidos se acrecientan. En cuanto al Mayorista o Distribuidor, trata de defender su stock ante posibles remarcaciones de precio, por lo que limita a plazos cortos los pagos a su cliente minorista (los plazos de 30, 60 y 90 días se reducen a contado, 15 y 30 días).

El Minorista, en tanto, es el que más “atrapado” se encuentra en la combinación letal de caída de ventas con aumento de costos.

Por esto, se vaticina para el segundo semestre un “incremento de comercios cerrados” en las principales ciudades del país.

Frente a esta coyuntura, las presiones de la AFIP puede empujar al sector literalmente a la extinción. Por ejemplo: si la PyMe no paga un impuesto o se le cae alguno plan o moratoria, en menos de 48 horas es intimado y en diez días está embargado. A tal punto que se estima que más de 250.000 contribuyentes en la actualidad se encuentran embargados. Mientras que más de la mitad de las provincias, en lugar de reducir la carga de impuestos la aumentó, perjudicando más que nada al sector comercial.

Está, también, la financiación. Hoy, aquella PyME que se financiaba a tasas razonables con la desaparecida Línea de Inversión Productiva ya no puede absorber en sus costos una tasa que puede rondar entre el 65% y el 100% anual. Ni siquiera el pequeño empresario puede imaginar en reducir costos con el no pago de impuestos, atento a la mencionada velocidad de ser embargados con la que la que los amenaza la AFIP.

Es claro, concluye la CAME, que las metas de ajuste y reducción del déficit que el Gobierno está dispuesto a cumplir para obedecer a los condicionamientos del FMI no contemplan contener al sector productivo, generador de empleo, inversión y crecimiento.