13/07/2015 - 06:10hs
En los últimos siete años, sin autorización legislativa, se incrementó en casi un 50% la cantidad de tragamonedas en la Provincia. Se trata de una actividad que saquea las economías regionales
Si hay una actividad que ha florecido en la era K, son las tragamonedas que funcionan en casinos y salas de bingo. Se trata de maquinitas programadas para hacer perder, que nada tienen de azarosas, y cuya recaudación aumenta cuanto mayor es el deterioro económico de la sociedad. La ecuación es simple: cuando la plata no alcanza, y se hace cada vez más difícil llegar a fin de mes, se multiplican los ciudadanos/as que recurren al juego para internar salvarse. El resultado suele ser nefasto: casi siempre, aquellos que llegan a las salas de slots con unos pesos en los bolsillos, se terminan yendo con las manos vacías y hasta endeudados.
En la provincia de Buenos Aires, hay números concretos, a los que accedió el diario Hoy, que permiten clarificar esta preocupante realidad. Por ejemplo, sin ningún tipo de autorización legislativa y ante una evidente falta de control estatal, la firma Codere –que regentea 14 de las 46 salas de bingo bonaerenses- ha incrementado en casi un 50% su parque de máquinas. Según muestran los propios balances de la compañía de origen español, la filial argentina de Codere pasó de tener 4464 tragamonedas en el año 2008 a 6590 en el primer trimestre de este año. Un incremento similar habría registrado el resto del puñado de empresas que manejan el negocio de las tragamonedas en territorio bonaerense.
Si bien no hay estadísticas oficiales, se estiman que actualmente son más de 22 mil las maquinitas que funcionan en la Provincia. En ese sentido, si se tiene en cuenta que según la propia Codere cada slot le reporta una recaudación media diaria de 248,2 euros, las tragamonedas estarían recaudando por año, sólo en territorio bonaerense, la friolera suma de $20.000 millones aproximadamente.
Amigos del poder
Cabe destacar que gran parte de las ganancias que generan estas maquinitas quedan en manos de un puñado de empresas amigas del poder, favorecidas de forma sistemática por la falta de controles y por la renovación automática de licencias por períodos de hasta 15 años, comprometiendo así a las futuras gestiones gubernamentales. Esto violaría lo que establece la Constitución bonaerense respecto a que el manejo del negocio del juego no puede ni debe estar en manos privadas ya que el estado de “la Provincia se reserva, como derecho no delegado al Estado Federal, la administración y explotación de todos los casinos y salas de juegos relativas a los mismos, existentes o a crearse; en tal sentido esta Constitución no admite la privatización…”.
El caso de Codere es una muestra palpable del saqueo. Sus exorbitantes ganancias que obtiene en la Argentina, que no las consigue en ninguna parte del mundo (sus ingresos en euros, en la Provincia, aumentaron 36,8% sólo en el primer trimestre de 2015), están terminando en las arcas de fondos buitres que litigan contra la Argentina y que han tomado el control de la empresa luego de que Codere entrara en default. Nos referimos, concretamente, a Blackstone Group que -a través de sus fondos controlados Canyon Capital Finance y GSO Special Situacion Fund- operó con la deuda argentina actualmente en default y también le compró a varios bancos bonos de la deuda que Codere mantenía con el sistema financiero, sabiendo de antemano que el grupo español sufría una posición complicada como resultado de la pérdida de ingresos en Europa.
Asimismo, Codere-Blackstone está a punto de conseguir la habilitación para trasladar la pequeña sala de slots que tienen en Temperley a una nueva sede, varias veces más grande, ubicada en la zona del puente La Noria, donde diariamente transitan miles de trabajadores y amas de casa. "Lamentablemente, la provincia se ha convertido en la meca de las tragamonedas de Sudamérica, al punto que en una de los distritos más pobres del país, como La Matanza, existe el bingo más grande del continente. La proliferación de tragamonedas empobrece a las comunidades", afirmó a Hoy, Walter Martello, autor del libro "No va Más", una investigación sobre como evolucionó el negocio del juego en las últimas dos décadas.
El zar del juego
El descontrolado crecimiento de los slots también benefició al zar kirchnerista del juego, Cristóbal López, que luego de quedarse con el monopolio de las tragamonedas en Capital Federal se apoderó de dos bingos bonaerenses: uno en Los Polvorines, una de las ciudades más pobres del Conurbano (y a la vez más rentable para las tragamonedas), y otro en Villa Gesell. Este último fue trasladado, en una operación cargada de sospechas, al shopping Las Toscas de Ezeiza, a pocos kilómetros del aeropuerto internacional. Según pudo saber Hoy, actualmente se estarían realizando una serie de refacciones para ampliar la sede de Ezeiza, lo que traería consigo un nuevo incremento del número de maquinitas.
Suele decirse que las tragamonedas, en los últimos años, se han convertido en una de las principales fuentes de financiamiento de la política. Lamentablemente, los fríos números de la actividad no hacen más que alimentar las sospechas.
¿Qué se podría hacer?
Con los 20 mil millones de pesos que recaudan las tragamonedas en la Provincia, se podría hacer:
-10 Hospitales Materno Infantil de Alta Complejidad
-200 Escuelas que incluyan todos los niveles
-2253 Kilómetros de rutas
-10.000 Radares en momentos en que las fronteras son coladores por donde se filtran los narcotraficantes
-20.000 Créditos hipotecarios a tasa cero para construir viviendas y paliar el déficit habitacional
-10.000 Créditos a pymes, a tasa cero, para reactivar la economía y generar trabajo genuino