Barrieron el escándalo bajo la alfombra, todo el tiempo que pudieron. Y todo el tiempo que pudieron guardaron silencio. Hasta que se volvió inocultable
07/08/2018 - 06:54hs
Barrieron el escándalo bajo la alfombra, todo el tiempo que pudieron. Y todo el tiempo que pudieron guardaron silencio. Hasta que se volvió inocultable, hasta que los medios amigos debieron hacerle un espacio en sus grillas y hubo que hablar: el número de presuntos aportantes truchos a las campañas 2015 y 2017 de la Gobernadora crecía y crecía. Cientos, miles de personas de bajos recursos que habrían sido utilizadas para lavar una millonada de dinero.
La maniobra era vil, y la encargada de recaudar aquellos fondos, la denunciada María Fernanda Inza, era blindada por la jefa de Estado provincial en el cargo de Contadora bonaerense. Ante la evidencia y el repudio, la Gobernadora se veía obligada a echarla (en su reemplazo propondrá a Carlos Baleztena). Y la Justicia, a actuar.
Así, tras el levantamiento de la feria judicial, el juez de La Plata, Ernesto Kreplak, tuvo que desperezarse, y solicitar documentación sobre beneficiarios al Ministerio de Desarrollo Social. También tuvieron que hacer lo propio otro magistrados intervinientes: el fiscal federal Jorge Di Lello; el juez federal Sebastián Casanello; y el fiscal Carlos Stornelli.
Las pruebas se seguían acumulando, no solo con beneficiarios de planes sociales, sino con candidatos de la propia alianza gobernante que juraban no haber aportado jamás; o más de dos mil empleados públicos donando un total de $18 millones, contra lo que dicta la ley.
Sobran pruebas, pero de repente y para beneficio de la Gobernadora, todo se estanca. El fiscal Hernán Schapiro, que debía investigar a Vidal por esta misma causa, fue desplazado. Y, como por arte de magia, aparecieron aquellos cuadernos mágicos: el glorioso clavo K para sacar al clavo M. Y, como parte del mismo circo, Ágenlo Calcaterra, primo del Presidente, confirmando su participación en la corruptela, pero siendo liberado en cuestión de horas. Expeditiva aquí; lenta en el caso de los aportantes, la Justicia marcha al ritmo del Gobierno. Mirando, pero no viendo.
¿Qué sayo le cabrá en todo esto a la Gobernadora?