Barras bravas: violencia, negocios oscuros y poder político

Política

04/03/2013 - 06:01hs

El asesinato de un hincha de Gimnasia en una disputa por entradas sacó a relucir un entramado relaciones peligrosas

Una vez más, durante el fin de semana, la violencia se hizo presente en el fútbol con la muerte de un hincha de Gimnasia de 31 años, en lo que habría sido una consecuencia de las internas y de las disputas por negocios oscuros entre distintas facciones de  barras bravas. Estos personajes nada tienen que ver con la historia  de las instituciones deportivas de nuestra ciudad y con los auténticos hinchas -la gran mayoría- que estimulan el juego sano, el deporte y apoyan a sus clubes con la cuota societaria.  

Según pudo saber Hoy, en el velorio del hombre asesinado, había un clima de máxima tensión. Asistieron casi un millar de personas y, esta madrugada, había crecientes rumores de la posibilidad de que se intente hacer justicia por mano propia, yendo a buscar al presunto asesino, que se encuentra prófugo (ver página 20).

Radiografía de la barra
La principal facción de la hinchada tripera denominada “La 22” está a cargo del "Volador" -Cristian Camillieri- y de Fernando "Torugo" Núñez, quienes manejan a los barras que viven en los barrios El Churrasco, Ringuelet, Arroyo El Gato y cuentan con el apoyo de los hermanos Papupa que tienen a su cargo la peligrosa facción La Favela. Un segundo grupo, el más pequeño, tiene raigambre en Villa El Puente y Los Hornos y está a cargo del Ruso; el tercero, el de Palihue, tiene por jefe al “Manco Wimpy”, quien además administra la Saladita, más conocida como "la feria paraguaya de la calle 96". A este último grupo per-tenecía Julio Vizcai, el asesinado frente al zoológico, y el presunto homicida, Ariel Or-tega, con quien mantenía una vieja disputa.

La realidad es que lo ocurrido en Gimnasia sólo es una muestra de la podredumbre que salpica, no sólo al fútbol profesional, sino también a los dirigentes políticos que a lo largo y ancho de país se nutren de estos violentos para hacer negocios oscuros y utilizarlos como fuerza de choque.

Si la dirigencia de Gimnasia se negara a regalarle entradas a los barras, episodios como los del sábado seguramente no hubiese ocurrido. De hecho, un anticipo de lo que finalmente sucedió se registró en la antesala del partido con Huracán (hace dos semanas), cuando un hincha fue apuñalado, supuestamente, en otro episodio relacionado con tickets para ingresar a la cancha.

Llamativamente, hasta el momento, la comisión directiva de Gim-nasia -que encabeza Daniel Onofri- sólo se ha remitido a repudiar los lamentables epi-sodios ocurridos frente al zoológico, pero no ha dado ninguna explicación acerca de cómo los grupos violentos acceden y administran las entradas. Difícilmente, ello pueda ocurrir sin el consentimiento de los directivos.

Desde hace décadas, las distintas comisiones directivas que se sucedieron en la conducción del club tripero, como así también numerosos jugadores profesionales, han tenido rela-ción con las barras. Incluso, luego del partido en que el Lobo evitó agónicamente el descenso al ganarle 3 a 0 a Rafaela en el bosque, muchos jugadores del plantel fueron a festejar a un local gastronómico de la avenida 122 cuyos propietarios también suelen recibir y agasajar a los barras.  Estos mismos barras, a su vez, fueron los que, durante el mandato del polémico Juan José Muñoz como presidente del Lobo, apretaron con armas de fuego a varios jugadores para que -supuestamente- fueran a menos en un partido contra Boca, con el objetivo de perjudicar a Estudiantes.

Otros negocios
Los negocios de las barras no sólo se sustentan con las entradas. Abarcan desde actividades menores como puede ser los estacionamientos y la venta de merchandising en los alrededores de los estadios cuando se juegan los partidos, hasta participación en los pases de jugadores por cifras millonarias. De lo contrario, no habría barras luciendo autos importados ni abordarían cruceros, como ocurrió este año cuando fue descubierto un grupo de "caracterizados hinchas" de Racing (el club donde tendría una importante injerencia Máximo Kirchner) haciendo un costoso viaje de placer por Brasil y Punta del Este.

El kirchnerismo ha hecho de su vinculación con los barras, una forma de hacer política. De ahí que le haya dado vía libre al creación de lo que se conoció como Hinchadas Unidas Argentinas (HUA), una suerte de federación de referentes de los grupos violentos que, mediante el apriete y la violencia, logran imponerse como líderes de las barras.

Utilizando como plafón a HUA, con el apoyo del gobierno y de la conducción de la AFA (Julio Grondona y los K son socios en el negocio del Fútbol para Todos), estos barras lograron viajar al Mundial de Sudáfrica. En definitiva, los responsables de la violencia en el fútbol están claramente identificados, pero existe una clara ineptitud -y en el algunos casos complicidad- del poder político. Sólo basta con concurrir al cualquier partido para darse cuenta de que los controles en los accesos, prácticamente, brillan por su ausencia. Se hace apenas un cacheo superficial, no hay detector de metales y existen muchas dudas de que se esté utilizado algún mecanismo efectivo de derecho de admisión, para evitar que personas con serios antecedentes penales, vinculados a la violencia deportiva, puedan ingresar a los estadios.

La conducción de la AFA, que hace más de 32 años está en manos de Grondona, siempre fue funcional a los grupos violentos. No por casualidad, el proceso de crecimiento, consolidación y apogeo de las barras, se dio durante la gestión del hombre que lució, durante décadas, un anillo con la inscripción: "todo pasa".
Los nefastos antecedentes de Estudiantes

Los antecedentes de la barra de Estudiantes de La Plata también son nefastos. En los últimos 7 años, integrantes de distintas facciones de la hinchada estuvieron involucrados en al menos tres asesinatos, como así también en un confuso episodio que terminó con un barra herido de bala mientras Estudiantes jugaba la semifinal de la Copa Libertadores contra Nacional de Montevideo. 

Actualmente, Fabián Giannota, jefe de la barra desde 2006 a 2009, está condenado por haber sido participe de un homicidio ocurrido en el boliche Alcatraz, de Berisso, que él administraba. Su arresto llevó a que la barra quedara acéfala y se produjera una violenta guerra interna entre distintas facciones, que se disputaban los negocios. En uno de los episodios de la interna, perdió la vida un policía federal, frente a la estación de 1 y 44.

Actualmente, la barra de Estudiantes no tiene una conducción unificada. Se divide entre distintas filiales y uno de los referentes, Rubén Montero, apodado El Morsa, no debería poder ingresar a los estadios ya que está incluido en el derecho de admisión.

Están ganando los violentos

Una clara muestra de cómo los violentos, y sus socios políticos y empresarios, están ganando la batalla lo constituyen las renuncias que fueron presentadas este año por dos referentes que venía realizando una importante tarea contra estos grupos.

Una de ellas es Florencia Arietto, que en febrero dejó de ser la Jefa de Seguridad del club Independiente. Había asumido en septiembre pasado, y apenas duró cinco meses en el cargo, período en que mantuvo un fuerte enfrentamiento contra algunos líderes de la barra. Decidió pegar el portazo luego de que el presidente del club, Javier Cantero, decidiera sacar de la lista de derecho de admisión a dos barras: uno vinculado con la Uocra y otro con el Sindicato de Camioneros. Se sospecha, asimismo, que Arietto reportaba al gobierno nacional y buscó utilizar ese cargo, siendo hincha de Boca, como un trampolín político.

En tanto, en enero de este año, Mónica Nizzardo, por decisión propia, dejó la conducción de la ONG Salvemos al Fútbol, entidad que se dedica a investigar y denunciar vínculos de los barras con dirigentes, funcionarios y empresarios.

"La perversidad del fútbol argentino es extrema, todos la reconocen, pero como si se tratara de una enfermedad terminal, sin cura, donde en vez de buscar un antídoto, tratan de vivir con ella, y en ella de la manera más óptima posible, como si la hubiera", indicó Nizzardo en su carta de renuncia.  Y remarcó: "Las justificaciones que da cada uno para no reconocer su complicidad con este sistema nefasto de contactos y relaciones que antepone los intereses personales, económicos y políticos, por sobre la transparencia de las instituciones -y mismo por sobre la vida humana-, son increíbles".

Lamentablemente, los hechos le están dando la razón.