28/12/2015 - 06:15hs
La escandalosa e improbable fuga de los condenados por el triple crimen de General Rodríguez, Víctor Schillaci y los hermanos Martín y Cristian Lanatta, tiene un capítulo entre muchos sin cerrar. A las especulaciones sobre los motivos y eventuales beneficiados o perjudicados de la evasión carcelaria, se suma la situación del Servicio Penitenciario Bonaerense.
Es que fuentes del kirchnerismo aseguraron que Florencia Piermarini, anterior jefa del SPB, había renunciado a su cargo ante la gobernadora María Eugenia Vidal el 23 de diciembre y que desde ese momento el organismo a cargo de las cárceles de la Provincia estaba acéfalo.
Sin embargo, desde el macrismo la réplica llegó de inmediato: "Que Piermarini no se haga la viva. Ella presentó la renuncia, pero la Gobernadora le ordenó que siguiera en funciones hasta tener reemplazante porque no se puede dejar un cargo de esta responsabilidad a horas de un período crítico para cualquier sistema carcelario como son las fiestas de fin de año".
Tanto desde los ahora opositores políticos de la provincia de Buenos Aires, como la nueva administración que asumió el 10 de diciembre, tiñen de las peores sospechas una fuga inoportuna y plagada de zonas grises.
Piermarini había asumido el cargo en 2012 tras ser una de las asesoras de César Albarracín, un funcionario del Servicio Penitenciario que dependía de Ricardo Casal, ministro de Justicia del ex gobernador Daniel Scioli. La llegada de esta joven abogada -la primera mujer que se convertía en autoridad máxima de las cárceles de la Provincia- se había presentado como una renovación que buscaría mejorar la situación de los penales.