El adiós a José Manuel de la Sota

Sus restos son velados en el Centro Cívico del Bicentenario de Córdoba. El sepelio al mediodía

Hasta esta madrugada, continuaba el último adiós al exgobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota,  quien falleció en la noche del sábado a raíz de un accidente automovilístico en la Ruta 36, que ya se cobró 152 vidas. La noticia de su muerte causó gran conmoción en todo el espectro político.

Al comienzo del velatorio, que se desarrollaba en el Centro Cívico del Bicentenario de la Ciudad de Córdoba, el actual mandatario provincial, Juan Schiaretti, colocó su banda de gobernador sobre el ferétro. “Es para que lo acompañe en su viaje final hacia el cielo”, dijo Schiaretti, sin poder contener las lágrimas.

Tras el funeral de Estado, que se extenderá durante la mañana de hoy, los restos mortales del tres veces gobernador cordobés serán depositados en el panteón familiar y el duelo en la Provincia permanecerá durante cinco días.

La  autopsia

De acuerdo al informe que arrojó la autopsia, De la Sota falleció por “un grave traumatismo de cráneo, compatible con el manejo a alta velocidad de su vehículo” Volvo, cuya cabina quedó destrozada, tras terminar incrustado debajo de un camión.

De la Sota encontró la muerte mientras conducía camino al cumpleaños de una de sus hijas, desde Río Cuarto a la ciudad de Córdoba. Horas antes de su funesto final, había pasado por la peluquería, donde la peluquera lo vio dormirse “tres veces, agotado”, pero “muy ansioso porque tenía que llegar al cumpleaños de su hija”. Por el mismo tramo, a 200 metros del Volvo, viajaba su expareja, la diputada Adriana Nazario, con sus hijas, quien se detuvo y acompañó a De la Sota hasta el hospital, a donde llegó muerto.

Sueños de Presidente

Exgobernador, Exdiputado, exsenador y exprecandidato presidencial, De la Sota tenía 68 años y se perfilaba para presentarse nuevamente por el peronismo en las elecciones 2019. 

Había comenzado su carrera política en la juventud peronista durante los ‘70. Tras varios intentos por la Gobernación cordobesa, en 1998 rompió con la hegemonía radical al triunfar frente a Ramón Mestre. Luego volvió a gobernar en 2007 y 2011. Pero quería ser Presidente. En 2015 se postuló nuevamente, aunque perdió la interna del frente UNA y se tomó una larga pausa política. Hasta que este año su nombre volvió a sonar como posible candidato a la Presidencia.

Con su muerte, parece cerrar una parábola trágica, la que tal vez imaginó el 17 de noviembre de 1987, cuando una de sus tres hijas, Agustina, de cinco años, murió ahogada en la casa que compartía con su primera mujer, Silvia Zanichelli. La noticia, tal como reveló en su autobiografía, se la dio por teléfono un nene de apenas siete años, amigo de su hija. Se dijo entonces que “no podía ser cierto. No tenía que ser cierto. Los padres tienen que morirse antes que los hijos”.

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