El Gobierno y esa vieja costumbre de contar otra realidad

En una misma jornada, el Presidente Mauricio Macri y el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, se empecinaron en continuar contándole al país una realidad “invisible”.

En una misma jornada, el Presidente Mauricio Macri y el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, se empecinaron en continuar contándole al país una realidad “invisible”.

Ayer, el Gobierno volvió a relativizar los niveles de inflación y endeudamiento, al tiempo que insistió en un crecimiento que, no obstante, no tiene asidero.

“Tenemos un nivel de deuda bajísimo y por eso no me preocupa”, dijo Sturzenegger, pese a que, como ha informado este diario, desde que asumió Mauricio Macri, Argentina emitió 132.969 millones de dólares.

Además, ayer la consultora Ecolatina advirtió que la deuda pública prácticamente se duplicó entre 2015 y 2017, pasando de u$s 85.000 millones al momento de la asunción de Macri, a poco más de u$s 150.000 millones al cierre de 2017. El mismo informe alertó que en los próximos dos años la deuda aumentará más rápido que el nivel de ingreso de dólares por exportación, por lo que “quien asuma a finales de 2019 encontrará una economía más dependiente del financiamiento externo que la heredada en 2015”.

Desdeñando todos los pronósticos, el jefe de la entidad monetaria aseguró que el país va hacia una “baja pronunciada” de la inflación, que en febrero fue del 2,4%, según el Indec, y de alrededor del 3%, de acuerdo a las mediciones privadas. Como ya hemos publicado, las proyecciones para todo el año se alejan, a su vez, de la meta de inflación oficial del 15% e, incluso, el propio Banco Central reconoció que el incremento interanual en los precios no bajará del 20%.

Y sin embargo, horas después de las aseveraciones de Sturzenegger, Macri reiteró el relato de Cambiemos: que la inflación va en “descenso”, que el país “crece” y que gobierna “para todos, especialmente para los más débiles”.

¿Qué entenderá por débiles el Presidente? ¿Serán los casi 2 millones de nuevos pobres generados durante su mandato? ¿Los 62 mil empleados del sector industrial que quedaron en la calle? ¿Los pequeños productores asfixiados por los tarifazos en los servicios públicos? ¿Los jubilados con haberes que no alcanzan para cubrir la canasta básica alimentaria?

Si el jefe de Estado considera que son ellos los más vulnerables, entonces deberá comenzar a gobernar para ellos, que todavía esperan.