03/01/2016 - 11:03hs
La vicepresidenta Gabriela Michetti planea en las próximas horas lanzar una campaña dentro del Senado de la Nación, para acabar con los cientos de ñoquis que fueron nombrados por su antecesor en el cargo, el multiprocesado Amado Boudou, y que le consumen cientos de millones de pesos anuales al Estado nacional.
Consciente de que uno de los pedidos de la ciudadanía es acabar con la corrupción, Michetti busca así mostrar una imagen de gestión y de respeto a las instituciones, acabando con aquellos que tienen contratos muy elevados con la Cámara alta y no concurren a sus lugares de trabajo.
El primer paso en este sentido lo dio cuando entre semana firmó un convenio con la Universidad de Buenos Aires (UBA), para que audite todas sus cuentas y tenga a bien informar cuál es el estado real de las cuentas que dejó Boudou antes de marcharse. De esta manera, la segunda del gobierno nacional, espera aclarar cuántas son las personas que cobran un sueldo sin trabajar y que están ahí solo por su filiación política.
Durante la era K, los ñoquis estuvieron a la orden del día en el Senado, y Boudou los alimentó con fuerza, sobre todo a los miembros de la agrupación juvenil La Cámpora, que se quedaron con contratos mayores a los 20.000 pesos mensuales sin que se supiera cuál era la tarea específica que realizaban.
Con casi 6.000 empleados, el Senado no cuenta con lugar físico para abarcar semejante masa laboral, lo que llevaría a Michetti a tomar decisiones drásticas, como por ejemplo reformular el papel de la Cámara alta y según aducen muchos de sus colaboradores más cercanos, realizar un ajuste necesario para equilibrar sus cuentas.
Basta recordar que solo el polémico y mediático Alex Freyre, amigo personal de Boudou, cuenta con un contrato con Senado TV, la señal de cable que instrumentó el ex vicepresidente, con un salario de 25.000 pesos por mes, por conducir un programa semanal de media hora de duración.
Complicado panorama el que atraviesa la Cámara alta, con números que no cierran por ningún lado, y que tiene a Gabriela Michetti en el centro de la escena política, para saber cuál será la decisión que se tome para acabar con los ñoquis K que tanto daño le han hecho a la Argentina durante la mal llamada década ganada.