El pueblo quiere saber de qué se trata

Lo peor empezó con José Alfredo Martínez de Hoz y se profundiza con Mauricio Macri. Después de más de 12 años, un Gobierno, ahogado en su propia crisis, vuelve a tocar las puertas del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Política

09/05/2018 - 07:07hs

Lo peor empezó con José Alfredo Martínez de Hoz y se profundiza con Mauricio Macri. Después de más de 12 años, un Gobierno, ahogado en su propia crisis, vuelve a tocar las puertas del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El anuncio, dado a través de un mensaje grabado por el Presidente, y más tarde confirmado en conferencia de prensa por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, no dio detalles del préstamo ni de los condicionamientos, aunque ya trascendió un monto cercano a los US$30.000 millones (a qué interés es una incógnita) y que, a cambio, el FMI reclamará acelerar medidas como la reforma laboral y previsional, recortar todavía más el gasto público, profundizar el ajuste.

“Somos uno de los países del mundo que más depende del financiamiento externo”, reconoció el Presidente y, sin ruborizarse, ratificó la continuidad de esa dependencia: “Iniciamos conversaciones con el FMI para que nos otorgue una línea de crédito financiero”.

El mensaje llegó poco después del mediodía, pero ya antes de las 12, cuando el dólar superaba los $23,50, se había instalado el rumor del anuncio, que iba a ser en vivo, y luego se transformó en un breve video grabado. 

En medio de la corrida cambiaria, de la fuga de capitales que dispara la divisa y presiona sobre la inflación, en un escenario en el que las tasas de interés se dispararon al 40%, amenazando a todo el sistema productivo, Macri evitó la autocrítica y culpó al mundo y al pasado no tan reciente por los problemas de la coyuntura local: “Están subiendo las tasas de interés, sube el petróleo y otras variables que no manejamos. Somos uno de los países del mundo que más dependemos del financiamiento externo”, insistió.

Más tarde, Dujovne, sin citar la fuente de sus datos, expuso una realidad paralela e invisible: “Crece el empleo, ha bajado la pobreza, bajó el deficit, crecen las exportaciones”, pero “hay un cambio de contexto internacional”, se excusó, al tiempo que ratificó la meta del 15% de inflación, pese a una devaluación que en lo que va del año roza el 25%. 

Ante la evidencia de la crisis, aparece en quienes gobiernan un negacionismo patológico de la realidad, como en tiempos del kirchnerismo y de tanta oposición que ahora se rasga las vestiduras. Como si no hubiesen contribuido al fango actual, como si Cambiemos no fuese hijo natural del hartazgo de una ciudadanía nuevamente engañada.

Pero el cinismo anterior no excusa a quienes presiden la Argentina ahora. Sin embargo, el Gobierno elige irse por la tangente y Dujovne, suelto de cuerpo él, evita precisar montos y detalles de la supuesta negociación con el FMI: “No podemos darlos a conocer, pero acordamos que el Fondo va a dar apoyo crediticio”, dijo, y remató con que el FMI “es lo mejor para la sociedad”. Tanto que anoche nomás el ministro embarcó rumbo a Washington para reunirse con la directora del organismo, Christine Lagarde.

Entre el endeudamiento y la fuga

Como hemos dicho tantas veces desde estas páginas, sin un plan económico estratégico, capaz de generar dólares genuinos, el modelo macrista depende del endeudamiento externo, única vía que nutren las reservas del Banco Central para fomentar la bicicleta financiera. En plena volatilidad, dólares que entran por la puerta del financiamiento, se van por la puerta de la fuga. 

Cuando los préstamos cesan, se estrellan en su propia trampa. Es lo que ocurre desde enero pasado, última vez que Wall Street liberó US$9.000 millones.

Sin divisas para atender la fuga, el Gobierno decide nuevamente ponerse de rodillas ante el FMI, desesperado por financiar el déficit, cuyo origen no estuvo en reactivar la rueda productiva, atendiendo a las PyMes o industrias, sino, justamente, perversamente, en financiar la renta extraordinaria de los grandes especuladores, a la par que se castiga a sectores clave de la economía, a clases medias bajas y altas, con tarifazos, ahogo financiero y tasas de interés que les impiden tomar cualquier préstamo. 

El nuevo Mesías

Con hipocresía (en eso son maestros), ahora presentan al FMI como el Mesías de esta era, sin brindar detalles de las conversaciones, porque todavía no se selló el acuerdo, porque para que lo haya el Fondo reclama un adelanto, unas condiciones que exigen más despidos, bajar salarios, reducir los haberes jubilatorios a la mitad, privatizar las jubilaciones, achicar, por ejemplo, las inversiones (que ellos llaman gastos) en obra pública, salud y educación. 

El Gobierno, hay que reconocerlo, es un buen alumno de esas recetas de ajuste. Pero el Fondo reclama más y allá va el Ejecutivo, dispuesto a inclinarse ante él. 

Como el último respiro del muerto que agoniza en su camilla, el mensaje de ayer llega apenas una semana antes de que venzan $680 mil millones en Lebacs. En épocas en que ni el 40% en las tasas de interés alcanzan para seducir a los especuladores, si los grandes grupos financieros deciden pasar sus montos en pesos a dólares las reservas del Central caerán estrepitosamente. Previendo ese escenario, el Gobierno busca recursos para seguir colmando de dinero los bolsillos de los ganadores del mercado, los que triunfaron en los ’90, también con el kirchnerismo, y triunfan ahora.

A ellos les hablaron Macri y Dujovne. Lo hicieron en nombre de los que menos tienen, asegurándoles que vamos bien, que nos irá mejor. Apelando a una negación patológica de la realidad. Reeditando esa vieja película que comenzó en el siglo pasado y cuyo final todos conocemos.

"La historia de un fracaso"

La decisión del Gobierno de recurrir al organismo internacional creado tras la Segunda Guerra Mundial fue leída como “la historia de un fracaso” por medios del mundo como El País de España.

“Como en los tiempos más tormentosos del pasado reciente, Argentina vuelve a recurrir al FMI”, recordó El Mundo, de Madrid.

“Amenazada en los mercados, Argentina pide ayuda al FMI”, tituló Libération, de Francia.

Mientras que O Globo, de Brasil, sostuvo que “Argentina vive días del pasado”.