“Es la situación más grave de las últimas décadas”

Política

19/12/2013 - 06:25hs

Gustavo Callejas, subsecretario de Energía de Raúl Alfonsín, dijo a Hoy que la crisis energética es peor que la de 1988, y solucionarla “demandará muchos años”. Criticó al gobierno nacional y pidió cambios drásticos 

No necesitamos que nadie nos explique las consecuencias del calor y la falta de luz, el drama de las heladeras que se apagan, de los enfermos que pierden sus remedios, de nuestros abuelos agobiados con su abanico arrojando aire tibio. Pero sí, tal vez, debemos entender las causas de cómo llegamos hasta acá, a una crisis que ya no es sólo energética y que se preanunció año a año, todos los veranos, cuando calienta el sol. Por eso, Hoy habló con Gustavo Callejas, una voz autorizada para explicar el camino, y comenzar a desandarlo. 

“La causa del problema es la desinversión”, dijo el exSubsecretario de Energía de Raúl Alfonsín cuando éste gobernaba los destinos de la patria, allá por los años ochenta, y aclaró: “el drama comenzó en 1989, cuando Carlos Menem entregó los bienes del Estado, resignó la política estatal y dejó en manos de las empresas la capacidad de invertir o la posibilidad de no hacer, con un compromiso de que no iban a hacer lo que quieran”. 

Pero, efectivamente, hicieron y deshicieron a su antojo, en los 90, y en el 2000 también (como dice el tango). Esa fiesta, sin embargo, “se acabó, ya explotó en 2001 y ahora volvió a explotar, sin que en los últimos diez años el gobierno haya cambiado las cosas. Al contrario, (la Casa Rosada) ha respetado, estrictamente, lo que le convino”.  En el medio, negocios turbios, cuentas poco claras, desviación de fondos, ausencia de controles y una noción difusa de cuáles han sido las ganancias de los empresarios responsables del negocio, tomado como tal, y no como servicio. Por eso, Callejas pidió una “revisión total, pues lo único claro es que la obligación de dar un buen servicio no está”. Eso llevaría, insistió, a la por estas alturas única solución, “la cancelación de todas las concesiones y la creación, directamente, de una nueva empresa del Estado para manejar todo el sistema eléctrico, no sólo la distribución”. 

Ponerse de acuerdo 

¿Por qué una propuesta tan drástica? Porque “la situación es un desastre, de un nivel y unas características muy graves”, afirmó, sin titubear, el director del Instituto de Energía Arturo Illia. Y la responsabilidad es “del gobierno nacional. Es Nación la que debe manejar los hilos de un sector vital como este”, agregó. 

¿Pero cómo? Jorge Capitanich dijo, ayer mismo, que era tarea de la empresa. “Que Capitanich primero se ponga de acuerdo con Julio de Vido, y después hable”, ironizó el especialista, quien rechazó la postura oficial de responsabilizar al usuario medio que utiliza un aire acondicionado por esta crisis. “Deberían haber tenido una política integral, manejada desde el Ministerio de Planificación”. Para eso están, pues, para “planificar” y evitar el caos. 

Finalmente, el exSubsecretario negó la comparación con el período en el cual comenzaron a implementarse los cortes programados y rotativos de electricidad (ver aparte), durante el gobierno radical que él integró. “Esta crisis no tiene nada que ver con aquella. En aquel momento no había generación (de electricidad), pero lo demás estaba bastante bien. Ahora no hay generación, no hay transporte, no hay distribución, es mucho más grave. Te diría que es la situación más grave en las últimas décadas, y es un problema que demandará muchos años”. 

Perlitas de un país caliente 

El colmo. Durante los últimos días, en plena ola de calor, el call center que funciona en el edificio del Ministerio de Economía para atender los reclamos por cortes de luz, no funcionó. Sí, por falta de energía. La situación sumó al malestar de los usuarios, que llamaban para quejarse pero nadie atendía los teléfonos. 

El último inconveniente se repitió ayer por la tarde, y afectó a otras oficinas del Ministerio de Planificación que funcionan en Hacienda. Durante ese lapso, con miles de cortes en Capital y GBA y con una temperatura de 36 grados, tampoco funcionó la oficina donde se atienden los reclamos.