15/07/2015 - 06:08hs
Un informe de la Universidad Católica dio cuenta que el 28,7 % de la población vive por debajo del índice de la pobreza y hay un 6,4 % que no supera el umbral de la indigencia. Son más de 12 millones los argentinos que pasan penurias. Las causas: inflación, recesión y falta de empleo. El fracaso del clientelismo K
El gobierno kirchnerista quiere tanto a los pobres que los ha multiplicado. En los últimos cuatro años la cifra de necesitados e indigentes se incrementó a cifras que alarman, a pesar de que los planes sociales -inspirados en el más rancio clientelismo- alcanzan al 30% de los argentinos.
De acuerdo a un informe elaborado por el Barómetro de la Deuda Social Argentina difundido ayer por la Universidad Católica el 28,7 % de los argentinos relevados durante el 2014 son pobres y dentro de ese total el 6,4% no superan el umbral de indigencia. Es decir, hubo un incremento de 1,3 puntos porcentuales en esta problemática con relación a 2013.
Proyectado a la población total de 43 millones de habitantes, representan unos 12,3 millones de pobres, de los cuales 2,7 millones además son indigentes, es decir ni siquiera logra satisfacer una canasta alimenticia, según ese estudio. Este deterioro de la situación social se produjo a pesar de que la cantidad de hogares con planes sociales (de transferencias de ingreso, como la Asignación Universal por Hijo, el Procrear, el Plan Trabajar y Argentina Trabaja) aumentó del 20,2% en 2010 al 28,6% en 2014, 8,3 puntos porcentuales, indicó el reporte. Es decir, el clientelismo político de los K condena a los pobres a ser cada vez más pobres, cuando es el trabajo genuino, que hoy escasea ante la crisis del sistema productivo, el motor del progreso social.
Los datos corresponden a la encuesta realizada en el tercer trimestre de 2014 sobre la base de una canasta básica -marca la pobreza- de $5.717 para una familia tipo, y una alimentaria -que indica el umbral de la indigencia- de $2.735. La Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA) de la UCA se realiza desde el año 2010 con un relevamiento de 5.700 hogares que abarca un total de 14 ó 15 mil personas en 25 aglomerados urbanos, con especial representación en el Area Metropolitana de Buenos Aires.
La incidencia de los planes sociales en los hogares argentinos demuestra la debilidad que tiene el mercado de trabajo para proveer de ingresos que permitan a los trabajadores dejar de disponer de la asistencia directa del Estado.
Manipulación en el INDEC
Desde el 2011, cuando según la UCA los pobres representaban el 24,7%, la situación fueron de mal en peor. En 2012 ascendió al 26,2%; se elevó al 27,4% en 2013 y continuó hasta tocar el 28,7% en 2014.
A partir de la intervención del INDEC y la manipulación de los indicadores de precios, comenzó a haber mediciones distintas entre el organismo estatal y las entidades privadas. El observatorio utiliza canastas distintas de las publicadas por el INDEC entre 2007 y 2013, momento en el que decidió dejar de difundir el valor de las canasta y por ende, tampoco la pobreza y la indigencia. Ante este cuadro, la UCA decidió utilizar índices de precios "más confiables" para estimar el valor de las canastas, como lo es el que dirige la ex directora del IPC del Indec, Graciela Bevacqua, en la Facultad de Ciencias Económicas.
“Una cifra que connota dolor y sufrimiento”
El sacerdote platense Eduardo Lorenzo, en diálogo con Hoy explicó que “la Iglesia se preocupa por el índice de la pobreza porque ese dato señala, significa y connota dolor y sufrimiento de los hijos de Dios”.
“Vemos con preocupación que en nuestros centros de asistencia (Cáritas, comedores, parroquias) crecen los pedidos de elementos básicos como comida y vestimenta. En los colegios cada vez más hay pedidos de becas y los feligreses cada vez colaboran con menos dinero de limosna”, afirmó Lorenzo.
“Hay un dicho que dice que la Iglesia vive de las promesas de los ricos y de la limosna de los pobres. Es que éstos últimos son los que más colaboran”, agregó el sacerdote de la Parroquia de Gonnet.
El párroco sostuvo que la pobreza no es solo de comida, también conlleva dificultades en el acceso a salud y justicia, y el efecto desmoralizador de no tener un trabajo.
“Datos reales para promover políticas públicas”
Agustín Salvia, coordinador del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA), dijo que "la falta de datos oficiales confiables no sólo priva de una necesaria información ciudadana, sino que introdujo debates políticos mediáticos que ocultan lo importante".
Al respecto, el experto agregó que "el Observatorio creó estadísticas para complementar la ausencia de información confiable". También aseguró que los números de la UCA no buscan polemizar con la falta de estadísticas oficiales, sino ofrecer datos "más reales" para promover políticas públicas a fin de atender las "injusticias sociales".
"(Axel) Kicillof aseguró que hay muchas mediciones de pobreza. Es cierto, pero no por eso hay que dejar de medirla", opinó Salvia.
El especialista afirmó, además, que "casi 30% de los hogares argentinos recibe un programa social", aunque relativizó que esa ayuda por parte del Estado haya incidido en la disminución de la situación de pobreza. "Los planes sociales están bien focalizados, pero sólo logran cubrir la tasa de indigencia básica", indicó.
Salvia explicó que este año el ODSA realizó tres tipos de mediciones de pobreza e indigencia: a) una directa referida a inseguridad alimentaria y Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI); b) otra, indirecta y unidimensional, de un mínimo de bienestar por ingresos y c) una tercera multidimensional de la pobreza, combinando ambos métodos desde un enfoque de derechos.