23/07/2013 - 06:33hs
Nuestro Papa gaucho ayer llegó a Brasil y congregó una verdadera multitud que colmó las calles de Río de Janeiro. “No tengo oro ni plata, pero traigo conmigo lo más valioso que se me ha dado: Jesucristo”, dijo en su primer mensaje
Una vez más se puso de manifiesto que Francisco, nuestro Papa gaucho, llegó al Vaticano para hacer historia. Ayer llegó a Río de Janeiro y fue recibido por millones de fieles, provenientes de distintos países de Sudamérica y del mundo, que coparon las calles de la ciudad brasileña. Quedó demostrado que Francisco es, hoy por hoy, el hombre más importante del mundo al tener la responsabilidad de conducir a más de 1200 millones de fieles en el mundo.
Ningún político ni artista puede reunir a una multitud semejante que, por propia voluntad, en un acto de fe, ayer copó las calles de Río para saludar a Francisco. Solamente lo logró nuestro Papa Gaucho que, desde que asumió en el trono de Pedro, ha comenzado implementar profundos cambios en la Iglesia católica para volver a acercarla al pueblo. Por eso, está realizando profundas modificaciones en las áreas más controvertidas del Vaticano, como el Banco Ambrosiano.
El Airbus A330 de Alitalia que llevó a Francisco a Brasil, que no tenía acondicionamientos lujosos, tocó suelo carioca a las 15.40 y veinte minutos después el pontífice argentino apareció por la compuerta, descendió la escalera y fue recibido por la presidenta brasileña, Dilma Rousseff. El Papa, que encabezará la Jornada Mundial de la Juventud que finalizará el domingo, y Rousseff pronunciaron breves discursos en el Palacio de Guanabara. Allí el Sumo Pontífice aseguró que la juventud es el “ventanal” al futuro, por lo que impone grandes retos.
"Nuestra generación se mostrará a la altura de la promesa que hay en cada joven cuando sepa ofrecerle espacio, tutelar las condiciones materiales y espirituales para su pleno desarrollo", subrayó el Papa. Y exhortó a dejar "una herencia que corresponda a la medida de la vida humana".
El pontífice subrayó que su estadía en Brasil es para encontrarse con los jóvenes del mundo y destacó que "estos provienen de diversos continentes, hablan diferentes idiomas, pertenecen a distintas culturas y sin embargo, encuentro en Cristo las respuestas a sus más altas y comunes aspiraciones".
"En Cristo pueden saciar el hambre de una verdad clara y de un genuino amor que los una por encima de cualquier diferencia", aseveró en medio de aplausos.
Sin embargo, en sus primeras palabras, dichas en portugués, Francisco apeló a frases populares locales y pidió "permiso para entrar y pasar esta semana".
"No tengo oro ni plata, pero traigo conmigo lo más valioso que se me ha dado: Jesucristo", indicó.
El Papa dijo que "he aprendido que, para tener acceso al pueblo brasileño, hay que entrar por el portal de su inmenso corazón, permítanme, pues, que llame suavemente a esa puerta".
Las preocupaciones del Pontífice
Al llegar a la catedral el Papa se subió al jeep abierto y recorrió las calles de Río en medio de una fiesta con banderas y miles de personas que lo saludaban a su paso.
El pontífice salió por la madrugada desde Roma y en vuelo hacia Brasil expresó "preocupación" por los jóvenes sin trabajo, mientras condenó la "cultura del rechazo" a los ancianos en la sociedad moderna.
"Dios ya es brasileño. ¿Querían también un Papa?", bromeó en respuesta a una periodista brasileña, haciendo alusión al intercambio de palabras que tuvo con Rousseff durante la visita de la presidenta a Roma.
Frases que dejan marca
Al jóven hay darle una base sólida sobre la que pueda construir su vida, garantizarle seguridad y educación para que llegue a ser lo que puede ser”.
Al joven hay que despertarle en él las mejores potencialidades para que sea protagonista de su propio porvenir, y co responsable del destino de todos".
Tenemos que transmitir valores verdaderos por los que valga la pena vivir".