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Quienes se quieran postular como magistrados deberán realizar previamente un curso sobre género. Además se establecieron medidas para posibilitar el acceso de mujeres a esos cargos. La mirada de la doctora Sánchez Herrero
26/06/2020 - 00:00hs
Observando el mapa de género publicado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el 60% de los cargos de primera instancia, secretarías, fiscalías o defensorías están ocupados por mujeres. Sin embargo, a medida que se va escalando en la pirámide jerárquica de la Justicia, ese porcentaje va disminuyendo hasta llegar a una sola integrante mujer en la propia Corte.
Diario Hoy dialogó con la doctora Marina Sánchez Herrero, quien integra el Consejo de la Magistratura de la Nación en representación de los abogados del interior del país. La letrada presentó distintos proyectos para aportar al cambio de la realidad, para “romper el techo de cristal” que padecen las mujeres mediante la adaptación de las instituciones, en el marco de la Ley Micaela.
Desde el Consejo se arman las listas para finalmente elegir las ternas de quienes ocuparán los cargos de jueces en distintos fueros de la Justicia nacional. Consultada por su actividad dentro del Consejo, la letrada nos contó: “Aprobamos toda una modificación en materia de género, que incluía las distintas secuencias desde que te inscribías para ser aspirante a ser juez hasta lo que es nuestra decisión final en la terna respecto a la perspectiva de género”.
“Uno de los requisitos, que es uno de los proyectos presentados por mí, acompañado unánimemente, fue que todo aquel que se quisiera presentar a un concurso debía contar con un curso específico de género, emanado de las universidades nacionales o de la Escuela Judicial del Consejo de la Magistratura o de la Corte con una antigüedad no mayor a dos años, como requisito excluyente”, sostuvo la abogada marplatense.
Además detalló que, desde la aprobación de este proyecto, centenares de aspirantes se inscribieron para recibir ese curso: “Durante la sesión de ayer, la doctora Graciela Camaño referenció en el plenario que en el curso de género específico, creado a partir de esta reglamentación, se anotaron 2.118 aspirantes”.
Por su parte, la doctora sostuvo como idea fundamental en cuestiones de género: “Estamos convencidos de que la educación es la verdadera transformación y, aunque sea más lenta, es la que va a perdurar”.
Además enumeró distintas iniciativas: “El segundo proyecto, el de la doctora Camaño, es que todos los jurados, quienes evalúan, también tienen que tener capacitación de género y además un examen sobre género”.
“Y el tercero fue sobre el que más trabajamos. Se estableció una cuestión puntual que tiene que ver con que se una a los antecedentes cuando rendís un examen, que también tienen una nota; y sobre ese número final, vos tenés un lugar dentro del orden de mérito”, detalló la abogada.
Sánchez Herrero explicó el inconveniente que hasta ahora se presentaba en la formación de las ternas para cubrir vacantes para jueces: “A la entrevista solo llamamos a un número determinado de ese orden de mérito que tiene que ver de acuerdo a la cantidad de cargos a cubrir. El problema de las mujeres es que no es que las excluían por ser mujer, sino es que no estábamos en esos primeros lugares, porque tenemos siempre menos antecedentes que los hombres, porque hacen menos cursos, etc. por los deberes de cuidado”. Y explicó desde dónde se planteó el problema: “Entonces lo primero que teníamos que salvar era esa diferencia, que era que las mujeres estábamos mucho más abajo que los hombres en los órdenes de mérito y para eso tuvimos que trabajar sobre el concepto de idoneidad. Si es estrictamente la académica, entonces sumemos los puntitos, o si rompíamos con esa lógica que es solo la académica y visualizábamos esta cuestión de las mujeres”.
Finalmente, contó cómo se llegó a una solución que permita la mayor llegada de mujeres: “Ahí hicimos un mix y dijimos: la idoneidad académica tiene que estar, pero si entre los que se convocan a las entrevistas no hay mujeres hay que convocar a las dos primeras mujeres cualquiera sea el lugar que ocupen en el orden de mérito, siempre que hayan superado los 100 puntos de evaluación. O sea, conjugamos la idoneidad académica con la visibilización de esta realidad”.
“Para armar la terna se hace un orden de mérito, de allí se hacen las entrevistas, a las que hasta ahora muchas veces las mujeres no llegaban, y luego salen los ternados. No es obligatoria la cuestión que haya mujeres en las ternas, lo importante es que exista una perspectiva de género en cada una de ellas”, afirmó la abogada.
Como resumen de lo realizado, Sánchez Herrero contó a este diario: “Nadie puede inscribirse si no tiene un curso de género. Nadie puede evaluar si no tiene perspectiva de género. Se tienen que hacer exámenes de género y, en cuanto a las mujeres, se tienen que visibilizar sus menores antecedentes por los deberes de cuidado. Esto hace hoy un salto cualitativo”, puntualizó.