Julio, no seas tan burro

Por M.R.CH. V. de B.

Las cajas negras, esas improvisadas estrategias de campaña que pretenden mostrar como obras lo que en realidad son negocios, no parecen tener límites en la ciudad de La Plata.

A los cuantiosos retornos que, tal como hemos investigado, esconden los bacheos que se deshacen en cuestión de meses, el Mercado Regional, la recolección de residuos o los millones que se les destinan por publicidad a portales de poca monta, habría que agregar ahora la estrambótica modificación realizada en la bajada de la Autopista Buenos Aires-La Plata.

Es que en esa vía de gran flujo vehicular, la calzada, que ya era angosta, se ha reducido en unos dos metros. El tramo quitado fue ganado por esa especie de plazoleta que se encuentra a los lados, por las que rara vez suelen caminar peatones. 

El resultado, podrá prever el lector, es un mayor riesgo para quienes circulamos este tramo de la autopista (nada más ni nada menos que quienes queremos salir o ingresar a La Plata). Tan angosto se ha vuelto el trayecto que resulta imposible el paso simultáneo de un micro y un vehículo. Esto sin contar que cada trimestre algún bache mal arreglado vuelve a la superficie, la calzada se reduce para que los operarios reparen la grieta y el caos resulta mayor.

¿Será esto obra de la necedad, la burrada del Intendente, Julio Garro, o de un retorno encubierto para justificar trabajos necesarios y no realizados? 

Eso sí: no ahorraron en estética. Como parte de la “gran inversión” se resolvió “embellecer” el recorrido que va de diagonal 74, desde la bajada hasta la rotonda de 120, con banderas argentinas. Algunos mástiles, todavía desnudos, esperan por ser completados, según se prometió, antes del 25 de mayo o el comienzo del Mundial.