Ayer por la noche, durante una extensa entrevista, el Presidente minimizó el cruce entre Santiago Caputo y Facundo Manes, atacó a la prensa y evitó responder por el escándalo cripto. También arremetió contra Kicillof con insultos y descalificaciones.
En una intervención cargada de agresiones, el Presidente Javier Milei volvió a dejar en evidencia su estilo confrontativo, atacando a opositores, medios de comunicación y evitando responder sobre el escándalo del token $Libra.
Para comenzar, el mandatario nacional se refirió al conflicto entre su asesor Santiago Caputo y el diputado Facundo Manes, Milei restó importancia al hecho y desacreditó al legislador: “Sinceramente me sorprende que le den tanta entidad a una cosa tan marginal. Manes ha mentido de manera descarada, le pegaron dos palmaditas en el pecho”.
Luego, arremetió contra medios y periodistas nacionales, a los que acusó de haber crecido por negociaciones con el Estado Nacional: “A mí no me molesta la crítica, en eso se escudan los periodistas mentirosos y ensobrados. Yo los tengo bien identificados a todos, sé quién se equivoca y quién no”. De esta manera, una vez más, desacreditó a la prensa que cuestiona su gestión.
En cuanto al escándalo cripto, Milei lo desestimó con un tono burlón: “Es un chimento de peluquería. Un problema de terceros no es un problema mío”, evitando dar explicaciones sobre su rol en la promoción del token. Luego intentó justificar su participación alegando que buscaba generar financiamiento para trabajadores de la economía digital: “Me propusieron crear un instrumento para darle financiamiento a esos proyectos”, aunque sin aclarar detalles. Finalmente, intentó despegarse: “Cuando veo que hay sospechas de algo, me corrí”.
También se refirió a la ausencia de legisladores en la apertura de sesiones con un discurso violento: “Quizás es un anticipo de la Argentina que viene, una Argentina donde no hay lugar para zurdos resentidos y cucarachas kukas que están dispuestos a romper todo. Hay que festejarlo”. Lejos de buscar consensos, el presidente apeló a la descalificación y la polarización extrema.
Por último, apuntó contra Axel Kicillof con insultos: “No pedí la intervención de la Provincia de Buenos Aires. Kicillof es parte del problema y no de la solución. No se puede trabajar con él, se tiene que correr porque es un inútil”. Su discurso, cargado de agresiones, vuelve a demostrar su falta de voluntad para el diálogo y su estrategia de gobernar desde el conflicto permanente.