04/04/2015 - 14:03hs
La canadiense Barrick Gold, una de las empresas favoritas del kirchnerismo, deberá dar explicaciones ante la Justicia norteamericana por el proyecto Pascua Lama. Se la acusa de ocultar las dificultades del proyecto y elevar fraudulentamente su valor de mercado en miles de millones de dólares
El saqueo de los recursos naturales que comenzó en los años '90 con la entrada de lleno del neoliberalismo en nuestro país, se sigue dando en forma sistemática bajo la era K, sin que nada haya cambiado en comparación a la endemoniada década menemista.
Una de las mayores críticas a nivel internacional que ha recibido el gobierno kirchnerista, es su desprecio por el medio ambiente y su alianza estratégica que ha hecho a lo largo de la última década con la empresa canadiense Barrick Gold, la minera multinacional de oro más grande del mundo, que posee más de 25 minas operativas y proyectos de exploración y desarrollo en 15 países.
La empresa tiene varias denuncias sobre violaciones a los derechos humanos y es fuertemente resistida por comunidades locales y grupos ambientalistas, siendo el proyecto de Pascua Lama, el primer esquema minero binacional del mundo que explotaría durante 21 años oro y plata en la frontera entre Argentina y Chile.
Pero la multinacional canadiense se encontró con un serio escollo ante la Justicia norteamericana, luego de que la jueza distrital Shira Scheindlin en el distrito de Manhattan determinara que los accionistas de la empresa podrán seguir adelante con la demanda colectiva que acusa al mayor productor mundial de oro de mentirles sobre los problemas ambientales del proyecto de oro Pascua Lama, situado en la frontera chileno-argentina.
La magistrada norteamericana aseveró además que los demandantes podían acusar a Barrick Gold de engañarlos sobre las cifras de rentabilidad del proyecto.
Los sobrecostos, los problemas medioambientales, las disputas laborales, la oposición política y la caída de los precios del oro contribuyeron a que la compañía decidiera en octubre de 2013 detener indefinidamente el proyecto, después de haber gastado en él más de US$5.000 millones. Los inversionistas que compraron acciones ordinarias de Barrick Gold presentaron demandas por pérdidas que van desde mayo de 2009 -cuando la compañía dijo que empezaría la construcción en Pascua-Lama- hasta noviembre de 2013.
Complicado panorama el que se le presenta a la empresa canadiense, una de las preferidas de la presidenta Cristina Fernández, que supo reunirse en reiteradas ocasiones con su CEO, Peter Munk, despertando las críticas furibundas de ambientalistas nacionales e internacionales, y que pone al kirchnerismo en un serio aprieto por la constante defensa de sus intereses en el país que ha hecho a lo largo de la mal llamada década aganada.