15/04/2016 - 06:07hs
En una decisión que genera controversias, el presidente Mauricio Macri le aceptó la renuncia al polémico magistrado. De esta manera, caen todos los pedidos de juicio político que pesaban en su contra
Es oficial. Ayer, el gobierno nacional aceptó formalmente la renuncia que el controvertido juez federal Norberto Oyarbide le presentó la semana pasada al ministro de Justicia, Germán Garavano, justo en momentos en que un proyecto de dictamen acusatorio en su contra en el Consejo de la Magistratura analizaba llevarlo a juicio político. Tras la decisión, se caen todos los pedidos de destitución que afrontaba el magistrado más servil al poder.
Por esto, incluso hasta dentro de la alianza oficialista Cambiemos algunos sectores pidieron que se rechazara la denuncia, para que continuara el juicio político.
No obstante, la decisión fue comunicada a través del decreto presidencial 580, publicado en el Boletín Oficial, que señala entre sus considerandos que “es necesario proceder” a la aceptación de la salida del ahora exmagistrado.
Ya el miércoles por la noche, el propio presidente Mauricio Macri adelantó en su cuenta de Facebook que aceptaba la dimisión: “Lo hago con doble sensación: por un lado tengo el alivio por que damos un paso para mejorar la justicia de nuestro país. Saber que este señor no va a fallar más nos debe dar una gran tranquilidad a todos”, dijo, y se justificó: “Por el otro, comparto la sensación de muchos de las ganas de que pase por el proceso de juicio político. […] El problema es que sabemos que ese es un proceso largo y de resultado incierto”.
Por eso, este sobreviviente a todos los gobiernos, quien, desde la servilleta de Corach durante el menemismo hasta los Kirchner, siempre supo trocar protección política por amparo judicial, llega al final de su carrera impune: evitando el juicio político y, hasta ahora, la cárcel.
Oyarbide se jubila a sus 75 años, a salvo de todos los pedidos de destitución en su contra y hasta con una denuncia de último momento: el miércoles fue denunciado por el “falso testimonio” en que habría incurrido al asegurar que nunca habló con el presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, sobre su renuncia.
Incluso, fue la propia aliada de Macri, Elisa Carrió, quien habló de “acuerdo” e “impunidad” apenas se conoció la decisión del magistrado. Como se ve, la interna en Cambiemos no arde. Quema.
Jubilación exprés
Temiendo por un juicio político que era inminente, en diciembre pasado -ya sin Cristina en la Rosada-, Oyarbide anticipó que presentaría su jubilación y el 15 de marzo, cuando el Consejo de la Magistratura decidió avanzar contra él por mal desempeño, confirmó que presentaba su trámite jubilatorio.
Porque no toleró siquiera imaginar la doble ignominia: enfrentar la vergonzosa destitución y perder su jubilación de juez (100% de su sueldo). Por eso la renuncia.
Ahora, alejado de los estrados judiciales, tal vez lo esperen el banquillo de los acusados y, posteriormente, la cárcel.
Garante de la impunidad K
Cabe recordar que Oyarbide fue protegido hasta el hartazgo por el kirchnerismo, que durante su gestión cerró denuncias claves por supuesto mal desempeño de sus funciones. Fue una devolución de favores, porque a cambio el juez se erigió en uno de los garantes de la impunidad K, paralizando las principales causas por hechos de corrupción sucedidos durante la mal llamada década ganada.
Ha sido el juez más servil, el más injusto y quien supo contonearse sin apremios entre los distintos pedidos de destitución. Porque primero Carlos Menem; y después Néstor y Cristina Kirchner lo protegieron.
Pero fue con los K que creció su estrellato y fue en ese ciclo que el magistrado intervino en el denominado caso por la “mafia de los medicamentos”, así como también en la investigación contra los hermanos Sergio y Pablo Schoklender por la construcción de las viviendas sociales de las Madres de Plaza de Mayo.
Pero la causa más polémica en la que le tocó actuar fue aquella en la que se acusó al matrimonio Kirchner por presunto enriquecimiento ilícito, a quienes sobreseyó en un fallo exprés.
Además, quedó a cargo del caso Skanska, en el que se investigaban sobreprecios pagados por la empresa para ganar una licitación; y sobreseyó al exvicepresidente, Amado Boudou, por presuntas irregularidades en el manejo de fondos cuando se desempeñó como titular de la Anses y por el canje de bonos de la deuda en 2010 cuando se realizaron supuestas maniobras fraudulentas.
El reemplazante
El juez federal Marcelo Martínez Di Giorgi será quien subrogará el juzgado que dejó vacante Norberto Oyarbide, tras la aceptación de su renuncia por parte del Poder Ejecutivo.
Entre otras causas, Martínez Di Giorgi tiene a su cargo una investigación por presunto enriquecimiento ilícito a Carlos Liuzzi, ex número dos de la Secretaría Legal y Técnica K; la supuesta defraudación en el programa Sueños Compartidos de la organización Madres de Plaza de Mayo; y una denuncia contra la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, en la que se investiga si tuvo responsabilidad en la omisión de incluir a Lázaro Báez en la denuncia por lavado de dinero por la que ahora el empresario está detenido.
Sánchez: “Tiene que ir a un jury de enjuiciamiento”
“Lamento que el presidente haya decidido aceptarle la renuncia (a Oyarbide) y no comparto los motivos expresados”, manifestó el diputado nacional por la Coalición Cívica, Fernando Sánchez.
“Para la sociedad no hay ni hubo peor juez (que Oyarbide), ni persona que represente mejor lo mal que funciona la política en la Argentina”, apuntó, y reiteró: “No comparto los motivos expresados por el presidente, Oyarbide tiene que ser sometido a jury de enjuiciamiento. Para que las cosas funcionen bien debemos establecer que el que las hace, las paga”.