14/01/2016 - 06:10hs
Ayer se conoció que la obra social tiene un rojo de $5000 millones. En diálogo con Hoy, la legisladora y ex interventora de la obra social, Graciela Ocaña, denunció gastos exorbitantes para financiar estructuras políticas y militancia rentada
Uno de los pocos logros que se registraron durante la mal llamada década ganada fue el saneamiento del PAMI que se llevó a cabo durante la intervención de Graciela Ocaña entre los años 2004 y 2007. En ese período, se desterraron muchos de los nichos de corrupción que carcomían la obra social de los jubilados y se mejoraron sensiblemente la cantidad y calidad de las prestaciones.
Pero tras la salida de Ocaña del Ministerio de Salud, que se produjo en momentos en que la Hormiguita realizaba pesadas denuncias sobre la denominada mafia de los medicamentos que involucraba y sigue involucrando a importantes dirigentes políticos y sindicales alineados con el kirchnerismo, el entonces gobierno nacional comenzó a destruir todo lo realizado. Y volvió a convertir al PAMI en una cueva de ñoquis y negociados, en una caja para financiar estructuras políticas que nada tienen que ver con las necesidades de los jubilados y pensionados.
Una clara muestra de esta situación es que, actualmente, el PAMI cuenta con 15 mil empleados, cuando Ocaña había dejado un plantel de 10.500 agentes. Es decir, un incremento de casi 50%. En su gran mayoría fueron designaciones políticas y no profesionales. Pero eso no fue lo peor: el kirchnerismo dejó la obra social, según reconoció ayer el flamante titular del PAMI, Carlos Regazzoni, con una deuda 5000 millones de pesos, lo que afecta severamente la calidad de las prestaciones.
“Si todos estos nombramientos se hubiesen realizado para designar mayor cantidad de profesionales para dar más y mejores servicios, otra sería la historia. Ello no ocurrió. Cuando yo asumí al frente del PAMI, había más de 13 mil personas nombradas, muchas de cuales eran ñoquis y contratos políticos. Echamos a más de 2000 de estos personajes. Nosotros venimos denunciando desde hace tiempo la enorme cantidad de nombramientos políticos en los últimos años, que se hicieron principalmente para beneficiar a La Cámpora, y el desfinanciamiento de la obra social. Resulta realmente lamentable que, luego de las dos consolidaciones de la deuda del PAMI que se habían aprobado en el Congreso, ahora estemos en esta situación tan crítica”, dijo Ocaña ante una consulta de Hoy. También afirmó que el “desfinanciamiento también se dio a través del direccionamiento de recursos para favorecer a determinadas empresa de salud privadas”. En ese sentido, la legisladora puso como ejemplo las clínicas privadas que son regentadas en Berisso y Ensenada por Juan Manuel de Rosa, el médico privado de Hebe de Bonafini, que habría recibido una cantidad de cápitas muy por encima de la capacidad que tienen esos centros de salud.
Ayer, Regazzoni no descartó que se promuevan despidos, al advertir que su gestión está alineada "con la política general del Gobierno" de apartar a los empleados que "cobran un sueldo para hacer política, no para trabajar", porque la gente "pide un cambio en eso". Finalmente señaló que el PAMI "es víctima de un desmanejo desde hace muchos años" y por eso hoy tiene "una deuda de unos 5.000 millones de pesos" que pone a la obra social "en situación de riesgo" y eso ya se ve con alguna falta de insumos, porque "a muchos prestadores se les deben seis o siete meses de servicios".
"No puede ocurrir que el PAMI siga dando déficit, porque es insostenible una institución que sea permanentemente deficitaria", concluyó el funcionario.
“Jubilados pagaron con su vida esta corrupción”
Por Eugenio Semino (Defensor de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires)
Especial para Hoy
Lo que salió a la luz es algo que nosotros veníamos denunciando desde hace mucho tiempo. Al PAMI lo han vaciado virtualmente las ex autoridades que han estado en el poder en los últimos años. Tenemos un sistema de salud colapsado, y eso se debe básicamente a la corrupción que reinó en el país durante mucho tiempo, que hizo que en la obra social se viviera una fiesta política que pagaron los jubilados, en muchos casos, incluso con su vida por no poder contar a tiempo con la atención o la prestación necesaria.
Con el déficit del organismo, sumado a un mundo de gente contratada, más de 15.000 empleados en todo el país, tendríamos que hablar de algo que repercutió positivamente en la atención hacia el afiliado. La realidad muestra todo lo contrario. A pesar de los cientos de millones de pesos que se invirtieron en el PAMI, la obra social no da ninguna clase de servicios en materia de prestaciones a los jubilados, y ha empeorado en forma creciente la atención, que en los últimos años, cayó a niveles imposibles de creer.
Hoy es frecuente que una persona esté 1 o 2 días esperando en una camilla en una Guardia de un Hospital público para ser evaluada e internada, y mucho más si son personas que necesitan una atención y una cama en terapia Intensiva. Este estado de colapso se vive en todos lados. Es por eso que las clínicas privadas, a las cuales el PAMI muchas veces no les paga, son esenciales. En el PAMI fue normal en el último tiempo ver como no existen los subsidios, no se otorgan las internaciones geriátricas, no se hace seguimiento en internaciones en hospitales y cualquier otro establecimiento de segundo nivel. Estamos en una situación en ese sentido muy complicada, y esto se suma a dificultades con determinados insumos, que vuelve la situación muy crítica.