Poder adquisitivo en rojo: ¿Y esto quién lo para?

Política

10/03/2014 - 06:25hs

Los precios de los productos de la canasta básica alimentaria están registrando aumentos siderales, los más importantes de las últimas dos décadas. La crisis podría profundizarse 

En momentos en que la presidenta Cristina Kirchner parece tener como prioridad ponerse a bailar como forma de rendirle homenaje al venezolano Hugo Chávez, prácticamente no hay bolsillo, en la Argentina, que pueda resistir el aumento de precios ocasionado por la ola inflacionaria que afecta, cada vez con más virulencia, a nuestro país. Esto se ve reflejado en los aumentos que viene mostrando en los principales productos de de la canasta básica alimentaria.

Por ejemplo, según un estudio realizado por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCi) concluyó que el incremento registrado en febrero elevó la canasta básica alimentaria un 9,12% en la provincia de Buenos Aires, lo que significó el aumento más alto de la última década. En sintonía con esas cifras, aumentos similares se repitieron al menos en las provincias de Tucumán, Corrientes y Chaco.

Según la encuesta del ISEPCi, en tan solo un mes (febrero en comparación con enero de este año), los productos de carnicería mostraron los siguientes aumentos:

-Kilo de falda con hueso pasó: de 30 a 38 pesos (+26,6)

-Kilo de pollo: de $20 a $24 (+20%)

-Kilo de cuadril: de $48,35 a $58 (+19,96%)

-Kilo de Nalga: de $50 a $59,95 (+19,90%)

-Carnaza: de $38 a $42,99 (+13,13%) 

-Carne picada: de $33 a $37 (12,12%).

En lo que se refiere a los productos de almacén, la variación de precios de enero a febrero fue igual de preocupante:

-Dulce de batata: de $20 a $25 (+25%)

-Té (caja de 25 saquitos): $5 a $6 (+18,8%)

-Arvejas: $5,05 a $6 (+18,81%)

-Sal gruesa (1 kg): $5 a $5,80: (+16%)

-Mermelada (500gr): $8 a $9,25 (+15,63%)

Desde el Centro de Educación al Consumidor, una ONG dedicada a defender los derechos de usuarios y consumidores, vienen trabajando en un relevamiento de precios que registra tres momentos claves en los aumentos: “En noviembre registramos importantes subas generalizadas, lo mismo sucedió en enero y ahora, en los primeros días de marzo, está ocurriendo lo mismo”, dijo a Hoy Carolina Suárez, titular del CEC. 

En ese sentido, Suárez afirmó que las promesas del gobierno nacional, respecto a que se iban a morigerar los aumentos en las carnicerías, han quedado en la nada. “El kilo de paleta, en noviembre, era de $38,90, en enero llegó a $46,90 y ahora está en $51,90, un aumento superior al 33% en cuatro meses. Mas pronunciado fue lo que pasó con el kilo de bola de lomo que en noviembre $38,90, en febrero estaba en $54,90 y ahora sale $67,90. Esto arroja un aumento del 74%”, informó Suarez.

Los precios de las verduras también vienen subiendo por ascensor. Según el relevamiento del CEC:

-Kilo de acelga: $7,90 el kilo en noviembre, a $10,49 en febrero y $15,90 en marzo. Resultado: +101%

-Kilo de zapallitos: Zapallitos: $9,99 en noviembre, $12 99 en enero y  $15, 90 en marzo: Resultado: +59%

-Kilo de tomate: Tomate: $15,90 en noviembre, $12  en enero y $18 en marzo. Resultado: +13% 

Lo más preocupante es que, lejos de amesetarse, los precios de la canasta básica podrían registrar nuevos aumentos antes los errores y horrores de la política económica gubernamentales. Por ejemplo, para contener la suba del dólar el gobierno decidió aumentar sideralmente las tasas de interés, encareciendo así el poco crédito disponible, lo que terminó por enfriar la economía definitivamente, confinándola a la recesión. 

En tanto, las liquidaciones que está realizando el campo por las exportaciones de soja no se extenderán mas allá de junio, lo que hace que se avecine un segundo semestre del año con escasez de divisas, lo que agravaría aún más las escasez de reservas del Banco Central.

De esta manera, sin divisas y en recesión, es muy probable que la administración K vuelva a instrumentar una devaluación similar a la de enero y/o recurra a la maquinita de emisión monetaria para intentar financiar un gasto público que, al no estar acompañada de una mejor oferta de bienes y servicios (es decir, de una reactivación del aparato productivo), podría generar una presión inflacionaria aún mayor.  En ese escenario, las estimaciones que realizaban algunos especialistas, respecto a que 2014 iba a terminar con una inflación del 40%, ya están empezando a quedarse cortas.

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