La caída en el consumo de juguetes y golosinas

Postal de la crisis: ni los chicos se salvan

Política

23/04/2017 - 05:00hs

Desde la asunción de Mauricio Macri, la venta de juguetes, golosinas, chocolates, gaseosas y galletitas no para de descender. Al ritmo del descalabro económico, aumentan las consultas a psicólogos infantiles producto de la ansiedad familiar. Radiografía de una sociedad al desamparo

La crisis económica no distingue razas, religiones ni edades. Uno de los sectores que más sufre el descalabro en la economía es el de los más chicos, aquellos que no tienen las capacidades suficientes para defenderse en la vida y dependen de sus padres. Datos del Indec muestran que el 47% de los niños menores de 14 años en la Argentina son pobres, complejizando aún más la creciente tendencia a la infantilización de la pobreza.

Con la asunción de Mauricio Macri  y su discurso de “pobreza cero”, las ilusiones de la sociedad pasaron por una rápida recuperación desde el punto de vista económico. Hoy, a más de 16 meses de gestión de Cambiemos, la situación es muy grave y afecta con mayor contundencia a los menores.

Según especialistas consultados por diario Hoy, el escenario que se vive en el país es preo­cupante, con prácticamente nulos signos de mejoría en relación a los más chicos, abarcando no solo el plano económico, sino también el de la salud, ya que de un tiempo a esta parte ha aumentado la cantidad de consultas a psicólogos infantiles producto de la crisis.

 Números incontrastables

La economía le juega una mala pasada a la industria nacional. De allí que, ante la pérdida del poder adquisitivo, las familias apelen a la reducción de las compras consideradas “superfluas”, como lo son las golosinas. Según las cifras oficiales, en el último año la adquisición de golosinas por parte de las familias argentinas bajó un 6%, lo que ha hecho entrar al sector en un círculo vicioso difícil de contener.

El panorama se agrava si se tiene en cuenta que solo seis empresas tienen casi el 90% del mercado de las golosinas en el país y que la política oficial no ayuda a darle dinamismo al sector. En los últimos 12 meses se incrementó en un 112% el volumen de estos productos traí­dos del exterior, ocurriendo lo mismo con las galletitas dulces, creciendo sus importaciones en un 23%.

A esto se le suma que las exportaciones de golosinas y galletitas bajaron un 17% en el último período, mientras que la inflación hizo subir el valor de los chocolates en un 85%. Además, descendió de cinco a cuatro kilos por persona el consumo de golosinas al año.

Idéntica situación se vive en la industria del juguete. En 2016 disminuyó un 7,8% la compra de artículos en jugueterías, con el agravante de que, desde la llegada de Macri al poder, crecieron un 23% las importaciones, lo que ha puesto a la producción nacional en jaque, ya que más de 1.000 establecimientos cerraron sus puertas en el pasado año.

Los empresarios del sector de las golosinas y los juguetes se sienten acorralados por la apertura de importaciones dispuesta por el Gobierno, a lo que se le agregan los tarifazos en los servicios públicos como la luz, el gas y el agua, que en solo un año treparon hasta más del 1.000%. Con respecto a esto último, una empresa que fabrica dulces insume un 60% de energía eléctrica y un 40% de gas, con lo que se pierde competitividad y la posibilidad de sacar a la industria adelante.

 Angustia creciente

Una de las consecuencias más tristes de la crisis económica tiene que ver con el comportamiento de los niños. Datos suministrados por los colegios que reúnen a los profesionales que estudian los trastornos mentales indican que las dificultades económicas han motivado que en el último año creciera un 28% la cantidad de consultas a psicólogos infantiles.

De acuerdo a los expertos consultados por este medio, el malestar creciente de los padres ante las penurias económicas lleva a que los chicos padezcan cada vez más trastornos de ansiedad, causados por el pánico ante lo desconocido, expresándose comúnmente en forma de llanto, dificultades en el habla, oposición al otro y berrinches.

La vida diaria se ha deteriorado para todas las familias, haciendo eclosión en los más pequeños, quienes han quedado indefensos, evidenciando una postal alarmante que, de no solucionarse en el corto plazo, dejará abiertas las puertas a un quiebre social.

Declive incontrolable

No solo la caída en la venta de golosinas y juguetes ha sacudido a los más pequeños, sino que esta realidad puede observarse en otros rubros que afectan de lleno el desarrollo de los chicos.

Siempre tomando en cuenta los datos oficiales de las cámaras que reúnen a los sectores productivos de la Argentina, la venta de videojuegos cayó, desde diciembre de 2015 a marzo de este año, un 22%.

A ello se le suma que el consumo de gaseosas, una de las bebidas clásicas en las mesas de los argentinos, descendió un 10,5%. Se trata de datos que van de la mano con la caída en las ventas de los kioscos y minoristas, que en el último año bajaron, en promedio, un 40%.

Cifras de una debacle sin fin

112% se incrementó el volumen de golosinas traídas del exterior

85% se acrecentaron los valores de los chocolates el año pasado

28% aumentaron las consultas a psicólogos infantiles por la ansiedad ante la crisis económica

23% subió la importación de galletitas dulces

23% crecieron las importaciones de juguetes desde la asunción de Mauricio Macri

22% cayó la venta de videojuegos en los últimos 16 meses

17% bajaron las exportaciones de golosinas y galletitas el año pasado

10,5% descendió el consumo de gaseosas en el último año

7,8% disminuyó la compra de artículos en jugueterías durante 2016

6% bajó la adquisición de golosinas por parte de las familias argentinas

“En épocas de crisis siempre crecen las consultas”

Daniela Zulcovsky - Licenciada en Psicología. Asesora de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Sennaf)

“La crisis afecta a todos los ciudadanos y hay problemáticas sociales agudizadas por ella. Existe un alto índice de pobreza que hace que los chicos no puedan satisfacer sus necesidades y tengan vulnerados sus derechos, porque, cuando hay pobreza, hay un montón de problemas para ellos. 

El Estado requiere de ideas y políticas que puedan suplir las necesidades que muchas veces tienen en sus familias. Debe garantizar los derechos de los chicos con medidas más focalizadas y universales. Se debe privilegiar la salud y la educación, brindando atención a todo lo que ellos requieran y fundamentalmente tener personal capacitado y lugares especializados para dar respuesta a sus problemáticas.

En los adolescentes, las crisis generan cuestiones que tienen más que ver con las adicciones, con el bullying, con la violencia social. En épocas de crisis siempre crecen las consultas y la demanda tal vez se detecta más en los colegios, en los hospitales o en los clubes que en lugares propios de atención”.

“Los números de la macroeconomía no cierran”

Raúl Robín Director de Economías Regionales de la CAME

“La industria del consumo está en caída libre en el último año, como comercios y servicios, lo que impacta sobre el sector industrial y el sector primario, siendo este último el generador del proceso económico argentino. Las economías regionales son el sustento alimentario nacional y se puede ver una caída constante. 

Hay un problema de costos muy altos. El traslado de nuestra mercadería desde los centros de producción es costosísimo, es lo más alto en precios de toda América Latina. El gasoil en la Argentina cuesta casi el doble que en los Estados Unidos; entonces nos damos cuenta que traer un camión a puerto en La Rioja es más caro que el barco que va a Europa, cuando son 1.500 kilómetros contra 8.000.

Los números de la macroeconomía argentina no cierran. Tenemos un déficit fiscal insoportable y una paridad cambiaria que no permite exportar. Todo el sistema está funcionando mal. La macroeconomía del país no nos permite exportar y nos está haciendo caer en el mercado interno. Eso está demostrado en todos los índices, tanto oficiales como privados”.

“El hilo siempre se corta por lo más débil”

Susana Andrada - Titular del Centro de Educación al Consumidor (CEC)

“La baja en la venta de leche es una de las consecuencias de la inflación, las cuales se ven en el aumento en los precios y en la baja en el consumo de los lácteos en un 40%; del pan en un 35% y de la carne también en un 35%. 

Una cosa es que baje el consumo de zapatos, lo que no preocupa. Pero cuando el tema pasa por el menor consumo de leche por parte de los menores y los adultos mayores, que son la población vulnerable; del pan que consumen en su mayoría los sectores de bajos recursos para llenar las panzas, y la carne que forma parte de nuestro consumo habitual, ahí sí existe una gran preocupación.

El hilo siempre se corta por lo más débil, y en este caso son los jubilados y los menores. Los jubilados, porque no tienen otro ingreso más que lo que cobran de su jubilación. Y los menores porque dependen de lo que pueda aportar la familia. 

Los padres, cuando empiezan las clases, tienen muchos gastos y en lo último que están pensando es en comprarles a los chicos un alfajor, un juguete o un chocolate. Lamentablemente es así y los que más sufren este accionar son los menores, que ven cómo la crisis borra también una parte de su infancia”.

“Los chicos están pagando el costo de la crisis”

Isaac Rudnik - Director del Instituto de Investigación Social,Económica y Política Ciudadana (Isepci)

“La baja en el consumo en el último semestre de 2016, cuando los productos que sufrieron mayor descenso fueron la carne, las verduras, la leche y los yogures, tiene que ver con la baja en el poder adquisitivo, que es coincidente con esto que están lanzando ahora como informe del Indec sobre la disminución en las ventas de los supermercados y con el informe de la UIA de la caída en la producción industrial.

Los chicos están pagando el costo de la crisis, lo que se manifiesta en la permanencia de los altos niveles de malnutrición. Estamos terminando un relevamiento que indica que en todo el país está por encima del 40% en el sector más bajo de la población.

No hay una toma de conciencia por parte del Gobierno de que las consecuencias de toda esta escalada de precios de los alimentos, como el hecho de que no hay un incremento en las contraprestaciones y de las remuneraciones en forma proporcional, agravan situaciones que ya están deterioradas.

Enero, febrero y marzo volvieron a ser meses de inflación, con un 7 u 8 por ciento. Es decir que un incremento en los precios, como hemos tenido en estos primeros meses en la canasta básica, no tiene ninguna contraprestación por parte del Gobierno nacional”.

“Está cayendo el consumo de los sectores medios y bajos”

Roberto Dvoskin - Exsecretario de Comercio Interior

“La industria argentina está cerrando aquella industria que no es exportadora y que vende todos sus bienes en el consumo interno. Todo eso ha sido afectada por la caída del consumo. Acá hubo una supuesta decisión de que hay que beneficiar la inversión afectando el consumo, lo que genera una situación inversa, ya que al no haber consumo la gente no invierte porque no hay en qué invertir.

La baja en la venta de alimentos se relaciona principalmente con los sectores de más bajos recursos, lo cual es gravísimo en el tema del consumo básico de la población. No obstante, también está cayendo el consumo de los sectores medios y medios bajos, y no solamente en el tema alimentos, porque la industria no tiene a quién venderle y no le conviene producir; son los dos elementos que, como una tenaza, lo están apretando. 

Encima, cuando se tiene una apertura importadora, lo poco que se puede vender, se vende de productos importados.

O el Gobierno recapacita y se da cuenta de que con este mecanismo vamos camino a una situación muy difícil, o terminamos en una crisis monumental; no hay muchas opciones”.