07/08/2014 - 06:03hs
La exsecretaria de Medio Ambiente fue acusada por presunta “administración fraudulenta en perjuicio del Estado”. El kirchnerismo sigue sumando manchas tras los casos de Jaime, Miceli, Granero y Boudou
La larga lista de procesados del kirchnerismo ya se parece más a un selecto club de impunes que a cualquier otra cosa. Y, para peor, continúa sumando nombres como si se tratara de una asociación de corruptos.
Ayer le tocó a la exsecretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti, quien fue procesada por la jueza federal María Servini de Cubría, por presunta “administración fraudulenta en perjuicio del Estado” a raíz de los gastos suntuosos que pagó con fondos públicos cuando era funcionaria.
Entre esos “gastos injustificados” figuran regalos de alto valor económico, vuelos privados, agasajos y comidas. Nada que sorprenda, ya que no son pocos los funcionarios K que supieron probar las mieles del poder para luego quedar en la mira de la Justicia.
Cabe recordar que la causa de Picolotti (quien sufrió además un embargo por 450 mil pesos) se inició en 2007, cuando fue denunciada a raíz de presuntos manejos irregulares de fondos de la Secretaría a su cargo mediante la utilización de partidas presupuestarias para fines diferentes de los que habían sido previstos.
Picolotti justificó esos gastos en cuestiones de “urgencia” del área a su cargo y por el “desarraigo” que implicó su tarea en Buenos Aires, pero la jueza Servini de Cubría descreyó de esos argumentos.
La jueza puso la lupa sobre “la cantidad de viajes realizados por Picolotti a Córdoba y que todos los viajes de sus hijos se hicieron en compañía de los padres”, y se sorprendió por los gastos aparentemente personales de la exfuncionaria.
El secretario de los transportes de lujo
El exsecretario de Transporte, Ricardo Jaime, uno de los hombres más cercanos al expresidente Néstor Kirchner, fue el primer funcionario K procesado por enriquecimiento ilícito.
En el caso de Jaime, la Justicia determinó que no pudo justificar bienes por 12,5 millones de pesos, entre los que se cuentan un lujoso jet privado, una veintena de autos, un hotel, departamentos en Brasil y en el barrio porteño de Retiro, casas en countries y hasta medios de comunicación de Córdoba.
Para peor, Jaime quedó en la mira por valerse de su exmujer, de los hijos de ella, de su hermano, de sus ex consuegros, de su jefe de asesores, de empresarios ligados al transporte y de indigentes como testaferros. Una mancha que todavía sigue ensuciándolo -al igual que su rol protagónico en el siniestro de Once como exsecretario de Transporte-.
La mujer de la bolsa
El 28 de diciembre de 2007, la exministra de Economía, Felisa Miceli, fue procesada sin prisión preventiva por el hallazgo de una bolsa con 200 mil pesos en el baño del despacho que ocupaba en el Palacio de Hacienda.
Según las fuentes judiciales, Miceli fue acusada por “encubrimiento agravado de administración fraudulenta” y “sustracción de documento público” por haberse llevado para ocultar el acta original de la Policía Federal labrada por la Brigada de Explosivos al encontrar el paquete de dinero.
El escándalo fue tal que, ya para julio de 2008, la funcionaria K tuvo que presentar su renuncia en el gabinete del por entonces presidente de la Nación, Néstor Kirchner.
El rey de las fronteras de los narcos
Hace apenas unas semanas, la titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N° 1, María Servini de Cubría, decidió procesar al extitular del Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR), José Ramón Granero, y a cinco de sus colaboradores.
De acuerdo a lo especificado en la causa, el procesamiento de Granero se debió a la supuesta responsabilidad por haber ingresado al país sustancias destinadas a la fabricación de estupefacientes, habiendo falsificado los motivos por los cuales se las hacía pasar por Aduana y cambiando luego el destino de uso.
El Vice rockero que está a la deriva
Tal vez sea el caso más resonante de los últimos tiempos: a fines de junio de este año, el juez federal, Ariel Lijo, procesó -sin prisión preventiva y con un embargo por 200 mil pesos- al vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, por el delito de “cohecho y por negociaciones incompatibles con la función pública” en la causa Ciccone.
De esta manera, Boudou se convirtió en el primer vicepresidente en ejercicio inculpado, ya que Lijo consideró que aceptó como soborno el 70% de las acciones de la imprenta para hacer negocios, y se interesó en los trámites para levantar su quiebra.
En este marco, también se supo que el funcionario (quien no oculta jamás su pasión por el rock) contó con la colaboración de su socio José María Núñez Carmona y el abogado Alejandro Vandenbroele, dos amigos del poder que también fueron procesados.