Tarifazo y subsidios a las empresas: un combo explosivo a costa de los usuarios

El Estado -o sea todos nosotros- absorberá la deuda de $10.000 millones que le generó la megadevaluación a las empresas de gas, que siempre han ganado:

El Estado -o sea todos nosotros- absorberá la deuda de $10.000 millones que le generó la megadevaluación a las empresas de gas, que siempre han ganado.

El pago, que iba a agregarse a los usuarios en las boletas del servicio, dividido en 24 cuotas, ya no aparecerá en las facturas, pero igualmente lo pagaremos bajo la forma de impuestos o nuevos tarifazos hasta octubre de 2021, cuando ya haya finalizado la actual gestión de Mauricio Macri.

¿Cómo, sino cargando sobre nuestras espaldas, se hará esta compensación, obligado como está el Gobierno a cumplir con la meta de déficit cero que le exige el Fondo Monetario Internacional?

Esta simulada marcha atrás del Ejecutivo, con un subsidio que, pese a la crisis que sufrimos todos, seguirá garantizando las ganancias de empresas como Camuzzi, se da luego de que el fiscal Guillermo Marijuán denunciara al secretario de Energía, Javier Iguacel, por abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público, como así también después de distintos amparos presentado en la Justicia para resguardar el patrimonio de los usuarios.

También, la decisión ocurrió días antes de la sesión especial convocada por la oposición en Diputados para derogar la suba adicional que, en promedio, iba a rondar los $100 desde el año próximo.

Y sin embargo, continuará el tarifazo, que desde el inicio de la gestión Cambiemos acumula un promedio de más del 1.000%, que tanto sufrimiento causa en bolsillos castigados, en comercios y PyMes -una panadería, una pizzería, un restaurante- que deben a la energía su supervivencia, mientras Camuzzi, que en 2016, cuando Alejandro Macfarlane tomó las riendas de la empresa, tenía un saldo negativo, al otro año ya cosechaba una mejora en su recaudación de $824 millones.

Solo un ejemplo, que se multiplica por millones, basta para explicar esa ganancia: un usuario que en enero de 2016 consumía poco gas y pagaba $49, en abril pasado pasó a pagar $467, un 853% más.

Antes, como ahora, el Estado, favorece a las grandes empresas monopólicas: con boletas más caras, y con un nuevo subsidio, que aunque no aparecerá en las facturas, saldrá de nuestros bolsillos, para que las millonarias ganancias en dólares de las empresas no se vean afectadas por la devaluación.

Bolsillos golpeados por la devaluación para compensar a quienes nunca pierden y subsidiar a los que, hay que decirlo, ganan a costa de la crisis ajena.

Ya quisiéramos nosotros, pero también la PyMes, el comerciante, la industria, la pequeña empresa, todos aquellos que generan trabajo genuino en el país, ser compensados por los estragos que causan la devaluación y la recesión, rescatados por un Estado que, en lugar de ahogarlos, les arroje un salvavidas para flotar en la malaria.

Pero no, como cantaba Atahualpa Yupanqui, las penas son de nosotros, las vaquitas siguen siendo ajenas.

O como decía aquel otro gran músico, Leonard Cohen, todo el mundo sabe que la guerra terminó, que los buenos perdieron, que el pobre sigue pobre, y el rico, rico.

Y todos sabemos que los malos ganan cuando los buenos se callan la boca.

 

$80.000 por un servicio esencial

La historia de más de 86 años del club “Tres de Febrero”, del partido bonaerense de San Martín, podría borrarse de un plumazo por el tarifazo energético. Pues, la institución barrial recibió una boleta de gas por $80.000, casi el triple de lo que venía pagando.

“Veníamos teniendo una tarifa social con el gas, pero hace unos meses empezó a aumentar y ahí se complicó nuestra situación para cumplir con el pago”, aseguró la tesorera del club, Irma Fraccarolli, a quien el Estado no subsidiará, como sí lo hará con las empresas.

El mes pasado “nos llegó una boleta por $30.000, pero ahora nos llegó la de este mes por 80.000. Así es imposible”, aseguró Fraccarolli, y agregó: “Es terrible porque si no lo pagás tenes que cerrar y perdés todo lo que se vino haciendo durante décadas. A las familias también se les está haciendo difícil”.