27/06/2015 - 07:05hs
Desde hace poco menos de un año, el gobierno implementa el plan Ahora 12, una máscara consumista que, en plena crisis inflacionaria, permite comprar en cuotas. Especialistas consultados por Hoy advierten sobre los efectos de esta temible burbuja financiera
Lo peor de la fiesta K será su resaca. Levantarnos el 11 de diciembre con la confusión de un domingo por la mañana, luego de los estragos desmedidos del día anterior. Habrá como una indescifrable culpa por haber vivido durante 12 años bajo la autoridad de un gobierno que dilapidó los fondos públicos, no para contener la inflación, generar empleo, industria o fortalecer la moneda nacional, sino para potenciar una economía dolarizada, regresiva (afectando a los que menos tienen) y lanzar planes como el Ahora 12, que, con la falsa excusa de querer “reactivar” el alicaído consumo, propone una rueda poco menos que hipócrita. En una Argentina con necesidades urgentes, esta iniciativa ofrece al consumidor la posibilidad de comprar en 12 cuotas sin interés distintos bienes -especialmente electrodomésticos- a los que, de otra manera -dadas las altas tasas de inflación- no podría acceder; es decir, crea una fiebre perversa de consumo, tienta a sectores de la población a los que su debilitado poder adquisitivo no les permite adquirir determinados productos al contado.
Cinismo puro: ofrecer financiaciones para compras suntuosas, en lugar de crear las condiciones para que haya trabajo genuino y salarios dignos que le permitan al ciudadano decidir cómo y qué comprar. Otra máscara del rostro desalmado de Cristina Kirchner.
¿Pero quién pagará los restos de este “modelo” del que, inevitablemente, el pueblo termina siendo cómplice?
“Como tantas otras, esta es una medida artificial producto de la economía inflacionaria que nos gobierna. Esto no es gratis y esa es la otra cara de la moneda”, advirtió a Hoy el economista y exSecretario de Comercio Exterior e Interior de la Nación, Juan Dumas, y precisó: “Hay un subsidio estatal y es un numero más en el marco del déficit fiscal, otra carga a la cuenta del gasto público; en la medida en que ese gasto siga creciendo de manera descontrolada y que la financiación de ese déficit sea espuria -o sea, vía emisión monetaria- esto explotará inflacionariamente, generando otro impuesto a la gente más humilde , cuyos sueldos van por debajo del aumento de precios”.
“Vos podés comprar lo que quieras en 12 cuotas sin interés y el Estado te lo financia”, se jacta la propaganda oficial. Sin dudas, los ’90 están más latentes que nunca en la década kirchnerista. Porque el Ahora 12 no parece ser más que la actualización del voto cuota menemista, que derivó en la reelección del riojano en 1995. En plena Convertibilidad, los argentinos, endeudados hasta la médula, se volcaron en las urnas a favor del de Anillaco, por temor a que el nuevo signo político torciera la especulación económica vigente, impactando drásticamente en sus bolsillos. Las consecuencias se pagaron en 2001, cuando el país explotó por los aires y un presidente radical, Fernando de la Rúa, tuvo que huir en helicóptero.
Por eso el temor de muchos, porque esta burbuja del despilfarro y el endeudamiento estallará en cualquier momento. “Nada de lo que sea artificial se puede sostener en el largo plazo y el consumidor percibirá cierto beneficio mientras los precios no se incrementen para luego financiarlos, un engaño que el Estado es incapaz de controlar, porque hay infinidad de comercios e infinidad de productos”, alertó Dumas.
Pero este sería un engaño, en última instancia, menor. Porque, tal como apuntó a nuestro diario el asesor en Negocios, Económico y Financiero Salvador Di Stéfano, el programa que lanzó la presidenta en septiembre pasado “genera un consumo exacerbado ahora, para dejar un consumidor endeudado a futuro. En el corto plazo, la gente compra a tasa cero, pero en el largo plazo se usa el dinero de los jubilados en algo que se termina licuando”.
Ahora 12, ¿y después?
¿Quién no quiere renovar el living? ¿O cambiar su par de zapatillas? ¿O viajar? Si hasta la mismísima Jefa de Estado, en una de sus de-
sopilantes intervenciones, reveló: “Máximo (Kirchner), también se compró una heladera con Ahora 12; es de las que hacen cubitos. Casi me muero cuando me enteré”.
Ni ella se lo cree, como tampoco la mentira de una medida que es pan para hoy y hambre para mañana, porque el gobierno destina fraudulentamente fondos del Estado en subsidios para la compra de bienes suntuarios, en una bicicleta financiera que va camino a pincharse, que apenas puede contener la basura debajo de la alfombra pero que, al levantarla, emanará de-shechos contra todos y todas, resultando letal para el bolsillo de los que menos tienen. Esos que quedaron afuera de la fiesta y esperan, más que un bien de lujo en 12 cuotas, un viento de cola que los saque del olvido.
¿Cómo se financia Ahora 12?
La financiación del plan es parte de un acuerdo entre: comercios, tarjetas de crédito, bancos y el Estado. Mientras que el Ministerio de Economía establece el marco legal para implementar la medida, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) define la política bancaria.
En un marco inflacionario como el actual, a los consumidores, que de otra manera no podrían comprar bienes de lujo, se les ofrece financiamiento a 12 meses sin interés. Los comercios pagan el 10% de tasas a las tarjetas bancarias.
Lo habitual es que los encajes bancarios, es decir, los fondos que un banco debe tener como reserva, sin poder prestar o invertir, para respaldar sus operaciones, estén en el orden del 26%. En el Ahora 12, los bancos absorben una diferencia del 16%, pero a su vez el BCRA estableció una reducción del 16% en el encaje que tienen que dejar en el Banco Central, es decir que pueden usar esos fondos que de lo contrario tendrían que estar inmovilizados.
En resumen, a través de este mecanismo, el Banco Central debilita al sistema financiero porque requiere menos respaldo para las operaciones, lo cual lo vuelve más riesgoso, por ejemplo, en el caso de una hipotética corrida bancaria.
Para defensores de consumidores: Ahora 12 es una estafa
urante la politizada década K, el consumo termina siendo uno de los principales argumentos de campaña del Gobierno para seducir al votante. La última contienda electoral con un Kirchner en la Casa Rosada, no será la excepción.
Por eso en los últimos meses se han lanzado algunas medidas para fomentar el consumo, entre ellas el programa Ahora 12 (ver página 3). Pero con el poder adquisitivo herido de gravedad, los planes no incentivan a casi nadie, y de hecho, los que compraron electrodomésticos u otras ofertas con este sistema han manifestado reiterados reclamos.
Fernando Blanco Muiño, presidente de Unión de Consumidores de Argentina, en diálogo con Hoy explicó respecto a Ahora 12 que “son planes producto de la inflación. Vino a poner en oferta un plan de cuotas inferior al que había antes”.
“Hemos visto algunos comercios en los que a la gente les cobran un recargo del 10%, probablemente para cubrirse el comercio con la menor tasa de interés. Lo deseable sería que el sistema de tarjeta de créditos y el sistema financiero argentino retome las condiciones de financiación previa y que los planes sean mayores a 12 meses. Además, no entendemos por qué para algunos productos es sólo de jueves a domingo y no el resto de la semana”, agregó Blanco Muiño.
“¿Qué cuánto tiempo se puede sostener este plan? Puede estallar la economía argentina en función de las tasas inflacionarias que venimos arrastrando hace años. Estos son paliativos frente a una economía gobernada por la inflación. En contexto no inflacionario ninguna de estas políticas serían necesarias, como no lo fueron durante muchos años cuando la Argentina tuvo estabilidad. Pero lamentablemente la inflación hace que se desmadre todo el sistema económico. Entonces las tasas de financiación de las tarjetas terminaron siendo usurarias, los gastos de comisiones son altísimos, los precios están absolutamente distorsionados y en este contexto el gobierno se ve obligado a tomar este tipo de medidas que no son más que paliativas, para tratar de arreglar algo en el corto plazo”, estimó el especialista.
“El plan tiene un costo fiscal para el gobierno porque subsidia tasas, como es 12 cuotas sin interés contra una inflación (aún si tomáramos la inflación del INDEC como cierta, aunque sabemos que no lo es, del 20%) de arranque estarías perdiendo un 20%, cosa que no sucede porque el que subsidia es el Estado, de ahí que hay recursos públicos afectados a esto”, indicó Blanco Muíño.
El engaño de las cuotas sin interés
Héctor Polino, titular de la ONG Consumidores Libres, habló con Hoy y opinó que “en los últimos tiempos a raíz de la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y haberes jubilatorios, y a un menor nivel de la actividad económica, los negocios en general y las cadenas de supermercados están incentivando las ventas a través de tarjetas de créditos en cuotas”.
“Las ofertas resultan tentadoras- continuó Polino- en un país con altas tasas de inflación, al anunciar ventas a 3, 6, 12 y hasta 24 cuotas sin interés, pero la mayoría de las veces se encuentra con varios precios: de lista, de contado y en cuotas”.
Tras lo cual afirmó: “¿Cuánto nos están cobrando de interés por una compra en 12 cuotas ‘sin interés’? El interés es del 37,5 anual. Pero la tasa cobrada es en realidad mucho mayor, ya que la devolución no la hacemos toda junta al final del año, sino que la vamos haciendo mes a mes. Si a ello le agregamos los seguros por el saldo financiado, la tasa de interés puede llega a ser del 80 % anual”.
Para concluir, Polino advirtió que “el consumidor debe tener en cuenta esta situación antes de resolver apresuradamente una compra en cuotas mediante el pago con tarjetas de crédito”.
“Este plan no es más que una estrategia de marketing”
Para el economista Rodolfo Santángelo, si bien Ahora 12 genera créditos a costo cero, “hay que entender el plan en el marco de la integralidad del sistema financiero, donde hace más de un año el crédito crece por debajo de la inflación, y por debajo de los depósitos. Este plan es una estrategia de marketing, donde el total de los créditos están cayendo, así que no es suficiente para reactivar el consumo general”
“En un proceso inflacionario, los bancos, cuyos pasivos son los depósitos, tienen un pasivo que les cuesta cero y parte de esa ganancia la trasladan en el plan cero del crédito, pero es mucho más grande la cantidad de depósitos a costo cero de los bancos que lo que ellos prestan a costo cero”, dijo a Hoy Santángelo.
Para el profesional, el estancamiento económico “no se compensa con este tipo de programas y el próximo gobierno va a tener que hacerse cargo de una herencia muy pesada”.