19/03/2014 - 14:33hs
Familias de distintos barrios de Berisso han visto pasar la infancia de sus hijos varones detrás de una pelota en el Saladero FC, sito en la calle 18 y 152, La Unión.
Los robos aquí también han causado estragos y desgano en quienes conducen a un club que, a decir de quienes lo frecuentan, es “ignorado” por el Muncipio.
Ahora, el tema del vandalismo de esta sociedad ennegrecida por la falta de valores y de respeto, los hizo protestar a viva voz. En diálogo con BerissoCiudad, una de las delegadas manifestó que “no es la primera vez que nos roban, pero esta vez destrozaron todo.
Forzaron la puerta del baño, le arrancaron el marco y encima rompieron los inodoros. Y si me preguntás para qué, lo único que se me ocurre decirte es por maldad”.
“Además, se subieron a los postes de luz y se robaron los reflectores. Estos días que empieza a oscurecer temprano los chicos no pueden entrenar porque no se ve. Y la mayoría no puede venir a entrenar más temprano porque van a la escuela”, contó Viviana.
En el saldo del robo, también hay un freezer lleno de carne que tenían guardada para los chicos, tablones recién comprados para hacer las tribunas y caballetes.
“Es una barbaridad que nadie nos escuche, esta es una zona muy peligrosa. Las autoridades municipales y policiales saben lo que pasa acá. Hicimos 14 denuncias ya, pero no nos dan bolilla. Sólo ayer se comunicaron con nosotros y porque sabían que habíamos recurrido a los medios para pedir ayuda a la comunidad, pero si no, ni siquiera nos atienden el teléfono”, expresó la secretaria del club Beatriz Mansilla.
Y el panorama abarca a la copa de leche, que allí funciona: “este servicio es de lunes a jueves y no tenemos dónde darle de comer a los chicos ni dónde guardar lo que se tiene que mantener frío. Ya no es como antes que los chicos no se quedaban a tomar la merienda. Ahora se quedan todos porque lo necesitan”.
Por si fuera poco, no recibe subsidios por parte del Gobierno provincial, que no afectó únicamente a Saladero sino a todas las instituciones con infancia, como las casas del Padre Carlos Cajade. “Nos daban $ 4800 por mes para alimentar a 60 chicos, que nunca eran 60, siempre eran más. Ahora hace 4 meses que no cobramos nada, la última vez fue en noviembre”