Coronel Suárez: “En un año y medio tuvimos 65 delitos de esta tipología”

Lo dijo la fiscal de Bahía Blanca María Marta Corrado, quien se trasladará al hospital para escuchar el testimonio de Sonia Molina. También fijó fecha para indagar a la periodista y su marido: el viernes próximo.

Trama Urbana

24/11/2012 - 01:56hs

La periodista Estefanía Heit y su marido, Jesús Olivera, acusados de haber raptado y sometido a tormentos a una mujer durante tres meses, declararán ante la Justicia la semana próxima, mientras que la fiscal viajará a la ciudad de Coronel Suárez para tomar contacto directo con la víctima. Así lo anunció ayer María Marta Corrado, la fiscal de delitos sexuales de Bahía Blanca que estaba de licencia cuando se conocieron los hechos y, ahora, al retomar su actividad,  define los próximos pasos de la investigación.

“Ayer (la víctima, Sonia Molina) se comunicó con nosotras y dijo que desearía conversar, así que vamos a tratar de trasladarnos donde ella está internada para evitarle también este movimiento”, dijo la funcionaria.

Tras escuchar a Sonia (aunque no está claro aún si en términos de una declaración formal), la Fiscalía procederá a interrogar a los acusados, quienes apenas fueron detenidos se negaron a declarar. No obstante, una vez conocida las pruebas recolectadas, la defensa solicitó una ampliación de esa indagatoria para que Heit y Olivera dieran su versión de los hechos, y ayer se le puso fecha a ese trámite: será el viernes 30 de noviembre.

En declaraciones periodísticas, la fiscal Corrado precisó que a los acusados “inicialmente se les ha imputado privación ilegítima de la libertad agravada por el daño ocasionado y abuso sexual con acceso carnal a la víctima”, por parte de Olivera.

Sin embargo, adelantó que, tras haber evaluado la causa, va a “recalificar algunos hechos en base a la declaración que haga la víctima”, puesto que, comentó, “no podemos descartar la existencia de otros delitos concatenados”.

“Lo concreto que se sabe es que esta chica ha sido privada de su libertad por lo menos 3 meses y en esas condiciones ha sido sometida de una manera brutal, no ha sido alimentada y ha corrido riesgo la vida de la joven”, aseguró.

La fiscal adelantó que cuando Molina se reponga, ya que aún está internada en el hospital municipal de Coronel Suárez, y esté en condiciones de declarar, “mi intención es trasladarla y hacer una inspección ocular en el lugar y la reconstrucción de la situación”.

“Desde que estoy yo en la Fiscalía, hace un año y medio, hemos tenido 65 delitos de esta tipología -afirmó la funcionaria-. Si bien no tanto con estas características, pero sí hechos aberrantes que han merecido penas de 38 y 40 años” de prisión.

El jueves se conocieron detalles que Molina brindó sobre su cautiverio: contó que la quemaban “con encendedores” y le echaban “aerosol en los ojos, insecticidas y de esos desodorantes Glade que van pegados a la pared”.

“Era para que no viera, porque se les ocurría o para joderme la existencia”, manifestó. Con respecto a estas declaraciones que fueron  publicadas en el portal de noticias La Brújula 24, de Bahía Blanca, ahora se investiga si fueron grabadas por un médico en el marco de una charla con la paciente.

Para la fiscal, la víctima “no fabula”: la estrategia defensista

Sin entrar en detalles, la fiscal María Marta Corrado confirmó que existen varios indicios que complican a Estefanía Heit y Jesús Olivera, ente ellos registros fílmicos tomados con un celular en el que se verían los tormentos que la pareja habría infringido a Sonia Molina. La funcionaria también confirmó que, por ahora, no hay elementos para suponer que la víctima fabula. Se estima que la defensa de los acusados intentará demostrar que la mujer llegó a la casa de Grand Bourg 1823 ya lesionada y con una extrema delgadez a causa de una dieta que ella misma decidió hacer. 

Para los investigadores es creíble lo que cuenta Molina: que viajó desde Río Colorado convencida por el “pastor”, quien la indujo a vender -dos veces- un terreno, su moto y entregarle ese dinero, junto con una indemnización laboral y los giros que le hacían familiares y amigos. En principio, sospechan que los agresores actuaron motivados por la perversión, aunque también por un interés económico que podría complicar su situación procesal.